10.1.08

Virginia y los límites

[Basado en la tradición oral de la remota aldea de Somede]

Aunque el voluntarismo me parece infantil, irrealistamente optimista, empiezo a comprender (a mis 37 añitos; con dos cojones) que en la vida las alas nos las cortamos, más que nadie, nosotros mismos.

Nuestras inseguridades, nuestros miedos, tiñen lo que vemos, deforman a los otros. Y, temerosos, cerramos puertas a nuestro alrededor; puertas que prohíben la entrada, y también la salida.

Nos dice Mrs. Woolf en sus Diarios (1925-1930):

Mi instinto enseguida levanta una barrera, que (...) condena (...). Pero todo esto es un gran error. Estas barreras me aíslan. No pongas barreras, porque las barreras están hechas de nuestro propio integumento.

Pero aun en los poco frecuentes casos en que comprendemos que somos nuestros propios prisioneros y que casi todas las llaves que necesitamos están en nuestro bolsillo, qué difícil es cogerlas y abrir.

Nos ponemos límites, porque no nos atrevemos a acercarnos demasiado a los demás ni a vivir en el mundo entero; porque no estamos preparados para saber quiénes somos.


[Por cierto, integumento significa envoltorio, cobertura.]

27 comentarios:

  1. Qué ledicia velo de novo sentado no tallo!

    Entendo que estas reflexións xurdiron a partir dunha conversa na aldea.

    Eu tamén teño experencia de reflexións fondas polas aldeas de Galiza. ¿quererá iso decir que a comprensión profunda acontece ao sermos simples?

    Unha aperta

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  2. Gracias, Taliesín.

    Non exactamente, foi algo parecido.

    Non sei, a simpleza da moitas cousas, pero tamén ela é limitada coma nós. O que si creo é que o primeiro paso para comprender é querer comprender, custe o que custe.

    Unha aperta.

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  3. Nos ponemos límites porque tenemos miedo, miedo al fracaso, miedo al ridículo, miedo a equivocarnos, miedo a los cambios, miedo a lo desconocido ... El miedo acaba dirigiendo nuestras vidas más que nosotros mismos. Darse cuenta, reconocerlo, es el primer paso para poder enfrentarse a él y ganarle la batalla.

    María

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  4. Es muy bonito pensar en que rompiendo barreras, perdiendo miedos y abriéndose nuevos horizontes se van a encontrar muchas cosas e incluso alcanzar la felicidad. Lo malo, o quizás, lo mejor, es que muchos de los que consiguen “tirar” por esa vía se dan cuenta de que una vez al otro lado de la pantalla franqueada no se está mejor. Bueno es si uno se da cuenta de que lo maravilloso tampoco tiene que estar muy lejos.

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  5. Es el tercer blog en el que entro hoy y en los tres me han entrado ganas de exclamar lo mismo: Olé.

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  6. No es por llevar la contraria, pero hubiera sido mucho más terapéutico utilizar la primera persona del singular al escribir este post. Porque de eso se trata ¿no?. Un abrazo. Hoy hemos hablado (bien) de ti.

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  7. Pásame el mosto, ¿hasta cuándo cubriré mi alma,con ese polvo levantado por el viento del altanería?

    Hāfez

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  8. Buenos días a todos.

    También de mí, claro (¿alguien se cree que cada vez que escribe una línea no está escribiendo de sí mismo?), pero no exclusivamente, Sebas (¿quiénes?, ¿qué habéis dicho?).

    Bueno, pues eso. ¿No, María?

    Nusrat, está muy bien la frase del poeta. La altanería es, para mí, eso, otro límite.

    Gracias, Princesa. Va por usted.

    Inmigrante, hablamos de actitudes. Y yo creo que sí hay actitudes que permiten crecer, que amplían las posibilidades, y otras que constriñen. Y que son mejores las primeras. Se puede optar por la torre de marfil (ojo, no digo esto porque piense que tú vas por ahí), y hay a quien le va muy bien en ella, pero yo creo que cerrarse en la torre supone renunciar, arrojar la toalla; y por ahora no he llegado a ese punto.

    Saludos.

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  9. La vida es un cambio continuo, el miedo es malo, la prudencia es una buena compañera, sin exageraciones claro. Después que saltamos vemos que no era tan difícil, arriesgar no es tirarse a lo loco, es bueno hacer planes en el sentido exacto de la palabra pues un plan minimiza los riesgos, pero en todo plan han cambios.
    Perdón es temprano, hay temporal y yo divago en un lugar nuevo que me encantó. Volveré

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  10. Bienvenida.

    Y no sólo hay que atreverse a salir, también (y esto lo hacemos tan poco como lo otro) hay que atreverse a que los demás entren.

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  11. O sea: "MÁS COJONES, Y MENOS TEGUMENTOS".

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  12. Pues sí, supongo.
    Claro que distinta cuestión es de dónde sale el valor; o, dicho de otro modo, de dónde salen los miedos, las inseguridades, que nos limitan. Porque me temo (y no creo estar contradiciéndome, como avisé al principio del post) que querer no es poder, que la cosa, en nuestra cabeza, es más compleja.

    Un abrazo, Conde.

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  13. Me temo que para echarle valor y romper barreras hay primero que darse cuenta de que existen. Y creo que la educación que uno haya recibido en su más tierna infancia y en su adolescencia determinan la capacidad para identificar las barreras y el reconocimiento de la autonomía propia para salvarlas. Seguro que todos reconocemos en nuestros amigos, parejas, familiares,... personas con barreras que los limitan de forma evidente pero que no parecen percibir.

    Y yo, especialista en limitarme a mi misma, estoy de acuerdo en que una vez identificadas algunas barreras hacen falta mucho valor y fe en uno mismo para poder romperlas. Pero mucho mucho valor. Porque a veces romper las barreras significa actuar en contra del criterio de aquellas personas que uno considera "pilares de su vida" y ahí sí que duele.

    Un saludo.

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  14. Precisamente de este tema hablé ayer con Pau y Luna durante nuestra comida. Da mucho de sí...

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  15. Nube, me parece de lo más acertado lo que dices. Y al final pones el dedo, si no en la única llaga, sí en una de las más hondas y comunes. Te metes de lleno en el campo de batalla del psicoanálisis, por lo que yo sé.

    Es muy difícil.

    Ah, Sebas, ¿te referías a hablar con ellos?

    Saludos.

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  16. Como tener la piel de cristal: no entra nada malo, pero tampoco bueno.
    Un beso.

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  17. "Y yo, especialista en limitarme a mi misma, estoy de acuerdo en que una vez identificadas algunas barreras hacen falta mucho valor y fe en uno mismo para poder romperlas. Pero mucho mucho valor."

    ***
    Te suscribo en eso,Nube.
    Ese valor lo refuerzo más o menos de acuerdo al concepto que tenga de mí y el amor que yo misma me inspire; lo cual siempre se me va a notar en todo lo que crea, lo que diga y lo que haga.

    La cuestión es que la estima fluctúa constantemente por mor de mis propios juicios y condenas (de todos los tamaños, formas y sabores), con los cuales voy amasando o cultivando culpas varias.

    Y no digo que no pueda reconocer mis errores, pero no tanto como para machacarme y proyectar la impotencia en el futuro en forma de renuncia inapelable.

    ***
    "Porque a veces romper las barreras significa actuar en contra del criterio de aquellas personas que uno considera "pilares de su vida" y ahí sí que duele."
    ***

    También ahí te suscribo.
    Significa, además, actuar a favor del criterio que más coherente me parezca con quien soy para mí misma; dejando antes a un lado el sacrificio, así como todo el esfuerzo que me cuesta sostenerlo.

    Lo que dices es verdad que duele, pero creo que aún duele mucho más cuando en algún punto del camino descubro que he hipotecado mi vida en vida ajena, dejando que fueran otros los que llevaran demasiado tiempo algunas riendas de mis propias decisiones.

    ***

    Portorosa, que sabio te estás volviendo.
    Con tu persmiso, un beso.

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  18. "Lo malo, o quizás, lo mejor, es que muchos de los que consiguen “tirar” por esa vía se dan cuenta de que una vez al otro lado de la pantalla franqueada no se está mejor."
    ***
    Inmigrante, pues no hay más que darse la vuelta, ¿no crees? Tan sencillo como decidir hacer esto o lo otro.

    En el ínterin, te aseguro que por "esa" vía, bien entendida (habría que ver las premisas básicas con que cada cual se pertecha para ir a donde quiera que decida ir), yo al menos voy encantada en todos los sentidos que imaginarte puedas.

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  19. El otro día decía alguien -recordando lo obvio- que el miedo es un mecanismo de supervivencia y, como tal, útil; y que lo que hay que controlar es el pánico, es decir, el miedo desbocado. (Irracional, decía él, sin reparar en que todos los instintos lo son por definición). Pues eso, que como en casi todo en esta vida, de lo que se trata es de encontrar el justo punto medio. Y, si se me permite la boutade, no sé si cuando de supervivir se trata, es buena cosa mirarse en el espejo de una suicida...;-)

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  20. Amanda, muchas gracias. Es fácil mejorar cuando se parte de muy abajo, ¿no?

    Esto, descubro que he hipotecado mi vida en vida ajena, dejando que fueran otros los que llevaran demasiado tiempo algunas riendas de mis propias decisiones, me parece crucial. Con eso, volviendo a las llagas, has hecho diana...

    Brian, qué alegría. No sé por qué se suicidó doña Virginia (si es que eso es posible saberlo sin ser el protagonista), pero creo que en este caso me voy a permitir acusarte de hacer una argumentación ad hominen un poco falaz, ¿no? Creo que esta reflexión suya es acertada, independientemente de que sea suya.

    En cuanto al miedo, efectivamente cumple su función, pero en exceso deja de ser un seguro, una alerta, y se convierte en un tirano. O algo así.

    Abrazos a todos, y buena semana.

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  21. En cualquier caso, tomo nota de tu guiño, Brian. Que parece que te contestaba muy serio.

    Amanda, Nube, creo que seguimos flirteando con el psicoanálisis y el papel del Padre.

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  22. La contradicción forma parte de nosotros de manera habitual. Una vez que se asume esto creo que todo es más fácil, perdonarse a uno mismo también, claro.

    Un abrazo

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  23. No acabo de ver la relación, José Luis...

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  24. Quiero decir que somos fuertes y débiles, coherentes e incoherentes, simples y complejos, valientes y miedosos, a la vez. Una vez que conoces y asumes tus debilidades, tus límites, como algo normal, como algo humano, creo que es más fácil convivir con ellos, asumir que no somos perfectos, que nadie lo es, que hemos de vivir, a pesar de todo, lo más plenamente posible, y reflexionar sobre ello.

    Un abrazo

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  25. Hay algo que te quería decir, porque me hace gracia. Podemos escribir sobre fotografía sin ver ni una foto, de música sin escuchar ni una nota, pero no podemos escribir sobre literatura sin escribir, aunque hay grados literarios, es verdad. Quiero decir que, a menudo, reflexionas sobre qué es escribir, o manifiestas tus deseos de ser un escritor, o de ser un escritor frustrado, en fin, ya sabes a qué me refiero. También hablas sobre categorías de escritores, en alguna entrada tuya. ¿Qué es lo que producimos? Las escuelas producen ciudadanos, las centrales térmicas electricidad (creo), y tú produces textos, mejores o peores, depende de con quién se comparen, lo mismo que yo produzco fotos con los mismos calificativos. Me gusta cómo escribes, y lo que escribes, y ese deseo de coherencia, y ese aceptar que, aunque al final todo acaba mal (si no eres creyente), aquí estamos para vivir el tiempo que nos quede, y hacer felices a los demás con nuestra presencia. Y que somos contradictorios. Ya sé que no es todo tan fácil.

    Un abrazo

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  26. Pues muchas gracias. Es muy reconfortante leerte eso.

    Es verdad que considero escritor a quien va completando una serie de hitos bastante establecidos. Y al mismo tiempo, sé que es todo muy discutible, que hay textos valiosos perdidos en cajones o en posts.
    No se me escapa que hay bastante de búsqueda de reconocimiento público en ello, también.

    Gracias por esa últimas líneas. En todo caso, nos vamos facilitando las cosas, algunos a otros.
    Un abrazo.

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