Semana Santa
Ayer, mi hija (que, por cierto, en unos días cumple ya 5 años):
- ¿Sabes qué? Los capuchones no existen, son personas disfrazadas.
- ¿Y a usted, si le concediesen todo cuanto deseara, qué le gustaría hacer en sus vacaciones? - ¿A mí? Estar sentado en una silla.
Ayer, mi hija (que, por cierto, en unos días cumple ya 5 años):
- ¿Sabes qué? Los capuchones no existen, son personas disfrazadas.
Tiene la misma edad que la mía, tres meses mayor.
ResponderEliminarLa mía un día, hace ya más de un año, me dijo que queria ir a ver a Blancanieves y yo le dije que no existía. ¡Pobre!...
Y ahora me dice..., mamá..., quiero ir a ver al sitio dónde se disfrazan los hombres de Blancanieves y Cenicienta.
A mí me da cosa que no crea en las hadas...
Portorosa, esta niña es un tesoro; ¡mímala!
ResponderEliminarYa, ya lo sé, y ya lo hago, Brian.
ResponderEliminarYo creo que mi hija cree y no cree, Princesa. Razona que no es verdad, pero por ahora la razón no es algo demasiado convincente, supongo.
Un abrazo a los dos.
Poco a poco, esos ojillos repletos de magia disciernen el mundo real, sin perder la inocencia.
ResponderEliminarHoy he soñado contigo, compartías una cena con Angéline, Aldebarán y conmigo. Alto, delgado y con barba de dos días. No sabía que fumaras.
ResponderEliminarBesos!
jejeje
ResponderEliminartodas soñamos con Portorosa!
Soy alto y delgado, y hoy tengo barba de dos días. ¡Son demasiadas coincidiencias para dejarlas pasar!
ResponderEliminarMe vas a hacer ruborizar, Celia.
Un abrazo a los tres, y a todos.
Mayor claridad imposible en las palabras de un niño. Qué lástima que nos obliguen a dejar de serlo (las hormonas, digo).
ResponderEliminarUn saludo
Poco a poco irá descubriendo que todo son personas disfrazadas. Pero no hay prisa.
ResponderEliminarjajaja, esa niña se ha quedado con la copla...
ResponderEliminarBienvenido, Miss. Buen blog, me ha parecido el tuyo.
ResponderEliminarUn saludo.