¿Alguna vez el Cigüeña fue un niño en brazos de su madre?
Me pareció que hacía demasiado frío. A la policía, por teléfono, le dije que creía que era una mujer.
Estamos kansados de vuestra polítika de mierda; Indecencia la vuestra, cerdos; Kiero kloaka; El mundo es una mierda.
Cuando llegaron me sacaron de dudas:
- Esto no es una mujer, es un hombre, alias El Cigüeña.
Les costó despertarlo, y cuando lo consiguieron él abrió la boca y rugió. Me acordé de Apocalipsis Zombie.
- Relájate, Iván.
Consiguieron que se levantara y se tumbara en un banco, mientras insultaba a uno de ellos sin parar. Reconozco que pensé, supongo que injustamente, que mi presencia allí contribuía a que todo aquello se mantuviese en un tono civilizado. Luego se puso a mear contra un muro.
Me fui. Al poco pasó por mi lado el coche de policía. Volví. Vi sus cosas tiradas y me extrañó, y sólo me quedé tranquilo cuando, unos metros más adelante, en un contenedor, lo vi revolviendo dentro de una bolsa de basura.
Y lo triste es que, sí, me quedé tranquilo, como si todo estuviese en su sitio.
Pues sí: todo en orden. No el mundo, que no está, sino tu mundo. Qué si no. El título, por cierto, es buenísimo
ResponderEliminarTriste, al fin y al cabo, ¿no?
ResponderEliminarMuchas gracias por lo del título, Manuel.
Y buenos días.
Enfrentar a la policía con alguien siempre te hace preocupar un poco, no? Por lo menos, tú hiciste algo.
ResponderEliminarUn beso
Yo no suelo pensar mal de la policía, al contrario; aunque, claro, es difícil que todos sus integrantes estén a la altura del poder que tienen.
ResponderEliminarY, en fin, más triste que mi aceptación de toda la situación es que nos resulte llamativo que alguien se pare al ver a una persona tirada en el suelo, ¿no?
Un beso, Ella.
Sin duda el diagnóstico no es esperanzador. Es una situación triste; pero ¿cuál es la terapia? ¿Hay terapia?
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Yo creo que terapeútico es lo que hizo justamente Porto: atención acogedora (sentido etimológico de terapia). Serían los brazos maternos de la sociedad los que podrían aliviar estos casos.
ResponderEliminarEs más, yo creo que, como se relata, que las cosas volvieron a su sitio, no solo en la subjetividad de Porto sino también en la del cigüeña.
El título de la entrada sugiere ya la terapia.
Eliminar el mal y sus causas ya no sé si es posible.
Posiblemente, no sueles pensar mal de la policía porque has vivido en otra época: yo nací por allá por la Edad del Bronce, Porto.
ResponderEliminarSoy muy optimista, tontamente optimista diría yo, y todavía confío en que estamos todos en el mismo barco y estamos para ayudarnos. Aunque sea metiendo por medio a la policía!.
Un beso
En la edad de bronce el cigüeña hubiera sido apaleado por vago y maleante.
ResponderEliminarEn la edad de hierro, en fin ... un silencio de sospecha.
Pues supongo que sí, que he nacido en mejores épocas también para eso. Y seguro que, además, mi historia personal está libre de malos encuentros, que otros sí habrán tenido. Y todo eso influye.
ResponderEliminarFrancisco, yo no sé cuál es la terapia. No sé si es lo que dice Taliesin. Pero me parece que hay que empezar por darse cuenta...
(Aunque creo que no hay solución)
Un abrazo.
Triste, muy triste...este orden social absurdo muchas veces del que nos hemos dotado...
ResponderEliminarQuizá lo importante,aunque sea para comenzar,sea estar ahí,darse cuenta de la situación y poder ponerla de manifiesto.
un fuerte abrazo
El paso de "darse cuenta" está dado desde siempre. Si a estas alturas uno no es consciente de los "ciegüeñas" del mundo es que no quiere serlo.
ResponderEliminarNo entiendo bien qué quiere decir eso de que "debe ser la sociedad la que ofrezca sus maternos brazos". La cuestión es cómo. Parece probado que muchos indigentes no quieren (¿pueden?) ya abandonar su modo de vida. ¿Es sólo una responsabilidad social? ¿Exactamente de quién? ¿De todos? ?¿De unos cuantos? ¿Del abstracto y cómodo -pues nunca se sabe bien qué es exactamente- "sistema"?
¿Hay terapias "concretas"? ¿Sirve la compasión de algo o sólo para emocionarnos solipsísticamente por nuestra categoría moral? ¿Usamos esos sentimientos fundamentalmente para hacer literatura?
Sólo tengo preguntas. Pero hay veces que en la compasión -no me refiero necesariamente a esta compasión- oigo una nota desafinada.
Un abrazo.
Me ha emocionado, amigo, hasta el tuétano. Desde el título hasta el final. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro, Sebas. Muchas gracias.
ResponderEliminarFrancisco, me parecen muy bien tus preguntas y la crítica que suponen. Una cosa es lo que uno piense, lo que sienta y lo que se indigne, y otra lo que en realidad se haga (o se exija que se haga). Aunque creo que, como sugiere Max, lo primero es condición insuficiente pero necesaria.
Abrazos, y buenos días.
Francisco,
ResponderEliminarEfectivamente la expresión "debe ser la sociedad la que ofrezca sus maternos brazos" puede sonar abstracta. Con ella me refería a que las personas que la componen, mayoritariamente, están dispuestas a pararse e interesarse por situaciones sangrantes que afectan a sus semejantes. Es cierto que la responsabilidad es individual, pero yo creo que hay corrientes sociales de pensamiento y acción (consciente colectivo) que determina la "moda" de actuar de una manera compasiva o pasota. Y creo que esas corrientes pueden ser modificadas culturalmente (no ideológicamente).
También creo que la compasión es sentida por el compadecido y agradecida en lo más íntimo, por mucho que se enrabiete contra los que los quieren ayudar. Como en la terapia del abrazo forzado con los niños autistas: patalean, se resisten, hasta que ceden al abrazo maternal.
Evidentemente no hablo de la compasión del ego, manejada por imperativos morales, sino de esa que se emana de lo emocional y vibra en el otro.
Muy difícil.