9.10.07

Rezos, rencor y raíces

Ya estaba tardando: ayer fui a un velatorio. Fui a la aldea paterna.

Creo que era la primera vez que asistía al rezo completo del Rosario. Como es costumbre, poco antes de las diez de la noche empieza a llegar gente, de ésa y de las aldeas de alrededor, y el pequeño tanatorio se va llenando de ropa oscura, de caras arrugadas y manos encallecidas. Comienza la oración. Se repiten padrenuestros y avemarías en un murmullo monótono e ininteligible. Se recitan mecánicamente las letanías a un ritmo mareante que se va acelerando. Me acuerdo de los que repiten versos del Corán meciéndose adelante y atrás. Me acuerdo de una escena en un templo de no sé qué película de Indiana Jones; sólo falta que alguien comience a bailar espasmódicamente en el centro o traigan a rastras a una mujer gritando y debatiéndose por soltarse. Pero las miradas no pasan de hoscas y huidizas; demasiado individualistas para el fanatismo. El rezo se acaba y los vecinos se van marchando. Al rato, el hermano del difunto pregunta quién está, quién se ha quedado; lleva la cuenta.

La familia se rompe. Duró mientras no se tocó la tierra. La codicia y la desconfianza (qué habríamos sido, sin la desconfianza) pasan por encima de la sangre. Todo se olvida y nace el rencor, de por vida. Y el rencor se va expandiendo, no basta la amistad, se exige la enemistad común. Nada tan fácil como ver ofensas, y se van tachando personas. Cada vez más soledad en las aldeas. Y miseria.

- Mañá ás catro e media sae un coche. Vai polo Pousadoiro, o Carballal, a Reborica e... o Portorosa.

10 comentarios:

  1. Brillante, enternecedor análisis. Bendita la familia que no acaba así. La cuenta del hermano: los deudos apuntados en una libretita azul, con riguroso trazo.

    Un abrazo, Porto.

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  2. Hay que estar porque es el resumen final de la vida. Al cacique de mi pueblo -que tú sabes dónde está- lo enterraron sólo. No fue ni su perro y nadie pudo llevar la cuenta de una afrenta tan grande.
    Un abrazo

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  3. ¿ Qué pasa cuando te apuntan en la libreta azul, roja o verde?

    Saludos

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  4. Pueblo pequeño, infierno grande.
    Repito.
    Un abrazo.

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  5. Deudas, Luna. Que uno contrae o que los otros no satisfacen. Y, llegado el caso, afrentas, afrentas que no se olvidan nunca, y que van entretejiendo una red de rencores que determinan todas las relaciones.
    Y escapar de esas relaciones en una aldea es, supongo, imposible.

    Gracias, M.

    Un abrazo a los cuatro.

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  6. Nunca me gustaron los pueblos pequeños (casi ni los grandes), a pesar de ese aire romántico-bucólico que puedan transmitir.

    Demasiado estrecho todo, demasiado cerca, demasiado control, demasiado tiempo de todo. No, no me gustan nada para vivir.

    Beso, Porto.

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  7. No nos debería extrañar que vayan quedando los pueblos desiertos. Quedan en los Pirinos pueblos de tres vecinos enemistados.
    Se debe tener fe en que los neorurales que al no depender de odios antiguos sean capaces de volver a dar buena vida a nuestro campo o nosotros mismos moldeados en hábitos ciudadanos, requiriendo sentido común cuando volvemos relajados.

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  8. Buenos días.

    Juzgar así es siempre injusto, claro. Pero hay una tendencia general al ambiente enrarecido y a hacer montañas de resentimiento de granos de arena, provocada no sólo por una vida monótona (que de eso también sabemos los urbanitas un rato) sino por el cruzarse a diario, durante años, con las dos mismas caras, y sólo con esas dos caras, y pasar el resto del día con uno mismo, con tiempo para darle un millón de vueltas a lo que en otras circunstancias no pasaría de ser una idea pasajera.

    Ahora la aldea, además, da menos trabajo, hay subvenciones, cuotas lácteas que han hecho desaparecer muchas vacas, pensiones para la gente mayor que queda; y yo no sé si eso ha sido mejor o peor para esto que decimos. Son menos esclavos de sus animales y de sus leiras, pero puede que estén más desesperadamente aburridos. No sé.

    Un saludo, Respirando, Cerillo.

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  9. Me ha encantado el texto, Porto. Conmovedor y tan bien escrito como siempre. Hay que joderse con la codicia.

    Un abrazo,
    X.

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  10. Xavi, muchas gracias. Pero en serio, ¿eh?, muchas gracias.

    Y sí, hay que joderse; está por todos lados, pero parece que en un ambiente tan reducido no hay quien la disimule, ¡y llega a ahogar tanto!

    Un abrazo.

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