Táboa Redonda: Madrid o Vigo
Publicado en el suplemento Táboa Redonda del domingo 26.11.17 |
Madrid o Vigo
"Ayer por la mañana estuve paseando por el
centro de Vigo. Con Vigo a mí me pasa como con algunas personas, que sé quiénes
son pero no las conozco. He ido poco y tarde, y ahora me asombro con sus
edificios monumentales.
Llegué hasta los jardines que hay junto al
Náutico y me senté en un banco. Se estaba genial. A unos metros, un hombre
barría la terraza de su local. Era negro, tenía una panza tremenda y unas
rastas que habrían sido la envidia de mi hermano pequeño. Y fue precisamente
por ese hermano por lo que me quedé allí cerca a pesar de que tenía puesta
música. Es algo que me suele molestar, al aire libre, porque es raro que me
guste lo que eligen. Aquello, en cambio, era reggae y le iba de maravilla a mi
ánimo y al sol del mediodía. Al irme crucé un par de frases con el hombre, todo
sonrisa.
Y me vino a la cabeza mi hermano, otra vez,
y cómo lo vi esta semana en Madrid, a donde he ido unos días para seguir luchando
por jubilarme con un currículo tremendo.
Resulta que es adulto. Del todo. Y para mí,
quiero decir, no solo por su edad. Por primera vez, creo, he estado con él como
con alguien como yo; como con un amigo. Y me he encontrado con alguien joven
pero bastante centrado en lo que ha elegido centrarse, con intereses e inquietudes
cada vez menos volátiles, y que tiene cosas que contar y las sabe contar. Y sobre
todo –y esto es sin duda extraordinario- alguien apreciado, querido, por su
entorno. Lo cual no me extraña, viendo cómo se relaciona con los demás: por la
calle saluda a gente de todo tipo, y lo hace con cariño, sonríe sinceramente y
con seguridad, y es amable porque quiere serlo. Fluye. Fluye, esa es la
palabra.
Como fluían el camarero y la mañana en
Vigo. O como fluye la conversación, siempre, en la Librería “Méndez”, en la
calle Mayor de Madrid. Ya escribí sobre ella una vez: es una librería de
verdad, con libreros de verdad a los que uno puede y debe preguntarles. Salí
con tres libros: “Babbitt” (Nórdica), el clásico de Sinclair Lewis; “Los
inquilinos de Moonbloom” (Libros del Asteroide), de Edward Lewis Wallant -un
libro que deja buen cuerpo, me dijo-, y “Ciudad abierta” (Acantilado), de un
tal Teju Cole, que empecé ayer en aquel banco y con el que he tenido un
flechazo desde el primer párrafo. Su protagonista camina por Manhattan, cada
día, mirándolo todo y a todos, como mi hermano por Antón Martín y Lavapiés.
Mi hermano pequeño, que es tan mayor que ya
me invitó a cenar."
* * *
En la presunción basada en la lectura de su BLOG intuimos su elección capitalina:
ResponderEliminarLibrería “Méndez”, en la calle Mayor de Madrid,
y sólo existe esa librería de imposible superación y competencia, las restantes son inexistentes -para Ud.- y se mueren por falta de capacidad y atracción según su sentencia o veredicto.
Ítem más, aprovechando la visita, Madrid es trabajo y morada para su familiar más querido, al que puede y debe visitar más a menudo.
Excelentes artículos -como todos los suyos-, leemos en:
ResponderEliminarhttp://www.cosasqmepasan.com/2017/11/algunos-dias-somos-felices.html
Ilustrado con gráfico y vídeo de VIMEO. Deliciosa lectura en:
https://madredemarte.wordpress.com/2017/11/27/espacio-seguro/
¿Te invitó a cenar? Eso dibuja una línea invisible. Un cabo de Hornos tras el cual se abre un infinito océano pacífico.
ResponderEliminarOtra cosa te digo, querido Porto: tú decides si luchas por jubilarte con un currículo tremendo o, además, luchas por otras cosas más pequeñas, es tu poder de elección. En realidad somos mucho más poderosos de lo que podemos llegar a imaginar. Sólo debemos atrevernos. Sé que tú lo sabes bien.
Un abrazo.
Sí, la dibuja. Es un punto de inflexión, como se dice ahora sin cesar. Y prometedor.
ResponderEliminarLo sé, pero a veces saberlo no llega. De todas estas teorías sobre inteligencias múltiples, casi lo único que me parece convincente, lo único que me parece que aguanta la confrontación con la inteligencia "intelectual" de toda la vida, es la inteligencia emocional. Es increíble hasta qué punto nos influye y nos condiciona.
Me alegra verte. Ya supongo que en general me lees, como yo a ti; pero me hace ilusión que comentes, como en los viejos tiempos.
Un abrazo muy grande.