5.11.17

Táboa Redonda: Libros y gatos




Libros y gatos




"Hay una viñeta de El Perich en la que se ve a un hombre sentado en un sillón delante de la chimenea, leyendo. Por la ventana se ve que llueve, junto a la butaca tiene un whisky y a su lado duerme su gato. Formó parte de una campaña de fomento de la lectura del Ministerio de Cultura, y se titula “Vive leyendo (o cómo ser feliz fácilmente)”.

Hemos decidido desembalar los libros. Todos nuestros libros. En un par de horas, el salón quedó convertido en una columnata de papel y pudimos confirmar que no nos caben la mitad de los que tenemos. Pero, aun así, para mí es sin duda la parte más bonita de la mudanza.

El trabajo tiene cuatro fases: sacarlos de las cajas, clasificarlos, ver cuánto ocupa cada grupo y colocarlos en las estanterías. La primera es cansada pero rápida, y la cuarta es imposible por el momento; pero la segunda y tercera son largas y agradables. Por un lado, clasifico toda la narrativa –o sea, el 90% de la biblioteca- más o menos por países. El grupo más grande es el de literatura española -gallega incluida-, seguido de la literatura USA, la inglesa, la hispanoamericana y, sorprendentemente, ¡la italiana!, por delante de la francesa, la rusa, la centroeuropea, Asia y África, etc. El resto, por montoncitos: poesía, pensamiento/filosofía, ciencia, libros de viajes, libros de Historia, arte, libros grandes con fotos y temática variopinta, libros relacionados con mi doctorado y algún libro de texto.

Ir revisándolos es una maravilla. Uno se da cuenta del tiempo que hacía que no los veía, e incluso descubre alguno que ya no sabía que tenía. Encuentro títulos leídos hace décadas, y algunos los recuerdo con placer y otros con perplejidad. Y compruebo con rabia cuántos no he leído todavía a pesar de lo que me apetecen. Y me lamento del poco tiempo que dedico ahora a leer y noto cuánto lo echo de menos. Y quiero ser el hombre del cartel de Perich, y ya me veo teniendo que esperar a la jubilación.

Y en medio, saltando de montón en montón y derribando alguna columna inestable, Bartlet, el gato, que se iba quedando dormido a ratos en los huecos más insospechados hasta que acabó apoyando la cabeza sobre el cachalote del “Leviatán”, de Hoare, tan tranquilo."

* * *
Publicado en el suplemento Táboa Redonda del domingo 5 de noviembre de 2017




8 comentarios:

  1. Si accedemos al diario con la loable intención de obtener el número 102 de Táboa Redonda del pasado domingo 22 obtendremos la desidia del Progreso de Lugo, el vínculo está ausente, compruébenlo acá:
    http://elprogreso.galiciae.com/noticia/442554/descargue-o-suplemento-integro

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  2. Excelente artículo -como todos los suyos-, “bellas poesías: Eponelep: darrera les muntanyes” leemos en:
    http://lascincoestaciones.blogspot.com.es/2017/11/colonias-espaciales.html

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  3. Excelente artículo -como todos los suyos-, leemos en:
    http://misscalamity.blogspot.com.es/2017/11/propuestas-musicales-lvi-quimeras.html

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  4. Excelente artículo -como todos los suyos-, leemos en:
    https://madredemarte.wordpress.com/2017/11/07/que-es-la-diversidad-familiar/

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  5. Excelente artículo -como todos los suyos-, leemos en:
    http://www.cosasqmepasan.com/2017/11/lecturas-encadenadas-octubre.html

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  6. Excelente artículo -como todos los suyos-, leemos en:
    http://www.cosasqmepasan.com/2017/11/luchando-contra-el-adolescentismo.html

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  7. Contaba Eduardo Haro Tecglen en un periódico que acababa de hacer una mudanza y, como cabe suponer, entre él y sus hijos tenían una brutalidad.

    En la escalera se ncontró con un tipo fuertote que estaba bajando una pesada caja de libros. Don Eduardo se sintió apiadado de ese esfuerzo y le dijo: "Lamento que tenga que cargar tantos libros".

    Inmediatamnte, el otro le contestó: "Peor es lo suyo, que tiene que leérselos".

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  8. Cuando nos fuimos de Binéfar la gran parte de la mudanza fue a nuestro piso de Zaragoza, y los libros fueron un pequeño problema que resolvimos forrando las paredes del salón con ellos. Y alguna estantería en el pasillo.

    Yo me quedé unos pocos, que después fueron aumentando, en mi pequeño apartamento de Barbastro. Y en la mudanza posterior a un piso más grande aquí en Barbastro volvió a pasar lo mismo. Cuando nos jubilemos y volvamos a Zaragoza no sé qué haremos.

    A veces pienso sinceramente que es absurdo conservar los libros que leíste hace treinta años, pero sucede que soy un friki de los libros, y un egoísta también, muy egoísta (si los cediese podrían leerlos otras personas). Siento un vínculo muy personal con los libros que he leído. Una debilidad más en mi lista aparentemente interminable.

    Besos y abrazos.

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