31.1.12

Universidad II

Dice hoy ese diario mesurado e imparcial como pocos, La Razón, que va a haber grandes (en los dos sentidos de la palabra) reformas en educación, orientadas a lograr la excelencia. Entre ellas, la supresión de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, para algunos el más deleznable instrumento de manipulación política ideado por ZP para imponer la depravación moral en nuestra sociedad, y para mí un primer intento de afrontar una parte verdaderamente necesaria de la formación de, eso, cualquier ciudadano que quiera serlo.

Pero venía yo a copiarles, abundando en el tema del último post, Universidad, las declaraciones de la Presidenta de los rectores de universidades, la señora Adelaida de la Calle:

El sistema universitario se sitúa entre los cuatro productivos en ciencia del mundo*, pero no se trata sólo de investigar, sino de transferir los resultados al tejido socioeconómico para hacerlo más competitivo. En este sentido, es importante que las empresas trasladen a la universidad sus necesidades e intereses y orientar así la investigación.

(* ¿Qué significa esta frase?)

María, me parece a mí que como sigas con esas ideas tuyas no vas a hacer carrera...

26.1.12

Universidad

[Con la intención de que mi amiga M. arroje un poco de luz sobre el tema.]

Pasamos de los deberes de nuestros hijos pequeños a la universidad.

Sobre la reforma de Bolonia hay opiniones para todos los gustos. Y además parece que estas se refieren a dos cuestiones relacionadas pero diferentes: por un lado, la reforma de contenidos y métodos, o la parte puramente académica de Bolonia; y por otro las implicaciones sociales que el cambio de planes de estudio y el modo (y el coste) de acceder a ellos suponen.

Con respecto a esto último, que se ha denunciado como un cambio que hará que el nivel económico condicione aun más que hasta ahora el nivel de estudios alcanzado (y que, si no me equivoco, ha suscitado las mayores críticas aquí), me decía un profesor que eso nada tiene que ver con Bolonia y lo decidido allí; que eso es asunto de cada país (e incluso de cada autonomía, en España), y que aquí esos posgrados serán de pago, porque aquí lo decidimos. O sea, que el enemigo es otro, y está más cerca.

En cuanto a los cambios académicos, no sé qué significa Bolonia en profundidad, pero creo que entre otras cosas busca una racionalización del tiempo de estudio y una adaptación de las carreras para hacerlas más prácticas.

Claro, lo de racionalizar es un concepto completamente subjetivo y discutible, como es obvio. Y lo de buscar un enfoque más pragmático puede conllevar, dicen, una orientación exclusivamente laboral de los estudios, de modo que, cada vez más, se estudie por y para trabajar, e incluso demanda del mercado laboral acabe determinando por completo la oferta universitaria. Algo que para algunos será positivo, y para otros no, como pueden leer aquí:

 (Vía Miguel Á. Lama)


En mi opinión, la educación infantil, primaria y secundaria deben servir para mucho más que para adquirir conocimientos, adquirir conocimientos para mucho más que para sacar buenas notas, y sacar buenas notas para mucho más que como pasaporte para escoger una u otra opción académica o profesional.

Y creo que la educación superior no puede limitar su papel al de factoría de profesionales (aunque eso importe, por supuesto, que no vivimos del aire y el saber), sino que debería, además de seguir siendo un espacio donde cuidar y desarrollar la ciencia y la cultura, continuar y completar la formación integral de la persona, buscando adultos instruidos y capaces no solo de trabajar sino de vivir su vida, y de hacerlo además en sociedad, como ciudadanos responsables.

Lo que ocurre es que, como en tantas otras cosas, yo no soy capaz de saber cuál es la situación real, ni hacia dónde vamos. Y así, no sé si estas críticas son justas o no, si vienen a cuento o se quedan en mera declaración de principios, por si acaso.

24.1.12

¿Qué es una internet libre?

Yo, supongo que como casi todos ustedes, usuarios de la red y familiarizados con sus posibilidades, considero crucial que internet siga siendo el espacio de libre acceso y libre intercambio de conocimiento e información que es.

Si internet se convierte en un medio de un solo sentido y con menú cerrado como los demás, si poco a poco va siendo limitada y censurada, si la tendencia a controlarla (por los gobiernos, pero no solo por ellos) se impone, habrá supuesto de todos modos una auténtica revolución en las comunicaciones, y probablemente seguirá siendo siempre una herramienta útil, pero no llegará nunca a jugar el relevante papel social, cultural y político que en mi opinión es posible y deseable imaginarle.

Creo, por tanto, que es necesario preservar su libertad. Y que, como de costumbre, para eso tendremos que estar atentos nosotros, los más interesados en ella.


Pero también creo que todo eso no puede ser la excusa demagógica que justifique cualquier uso.

Yo... me llamo Portorosa y usaba Megaupload.

Megaupload, Series y Pelis Yonkis y todo eso. Quién no.

Y sin embargo me parece bastante lógico que los cierren.

Desconozco si leyes como las famosas SOPA y PIPA son algo contra lo que luchar, aunque supongo que, al menos en parte, sí. Sé que en Megaupload había más cosas que películas piratas (aunque imagino que eran despreciables en volumen). Sé que los ingresos de las cinematográficas y de las productoras dependen de muchas más cosas que de las recaudaciones en los cines; e incluso me creo eso de que, para algunos productos, a veces la distribución gratuita se traduce en más beneficios. Creo que no tiene demasiado sentido no permitir ver gratuitamente una serie o una película que ya han emitido en televisión y que por tanto se ha podido grabar. Etc. Y sobre todo tengo muy claro que la forma de distribuir cine, como la de vender libros y la de casi todo, tiene que cambiar ya y lo hará, porque los canales e intermediarios de antes ya no son necesarios ni suficientes. Y eso hará que funciones y trabajos actuales dejen de existir, o casi; como los copistas por culpa de Gutenberg.

Pero me parece evidente que uno no puede ver gratis una película recién estrenada. Como no puede leer gratis un libro recién publicado. O sí, a lo mejor sí puede, pero con consentimiento, y de un modo que garantice que el autor y el resto de los que hacen posible la obra cobren por su trabajo.

Copiar una película en un cine y subirla a internet no es libertad. Piratear un archivo epub y repartir una novela gratuitamente, haciendo que ya no tenga sentido comprarla, no es libertad. O no es hacer un buen uso de ella, creo yo.

Yo me beneficiaba de la situación. Pueden llamarme inconsecuente, pero es demasiado tentador tener esa posibilidad y autoimponerse pagar. Y sin embargo creo que no es sostenible ni defendible. No al menos en esos términos.


Vean en cambio la página que cité en el post anterior: Filmin. Hay más, pero yo solo conozco esta. Se define como una página de cine independiente y de autor; y bueno, no será una descripción exacta pero da una idea de qué se puede, y qué no se puede, encontrar en ella.

Tiene una página atractiva y muy bien organizada, que admite varios criterios de búsqueda, algunos tan curiosos como "Qué te apetece ahora" (entender la actualidad, comer una hamburguesa, algo raro, raro, raro, un poco de dulce, no quedarme dormido, cine para días de lluvia, recordar a mi ex pareja, etc.). No hay millones de títulos, pero creo que sí mil o dos mil. Y uno paga por peli (1,95 o 2,95 €, depende, y tiene 72 horas para verla desde que empieza, y en ese tiempo puede verla cuantas veces quiera), o paga por mes, o alguna modalidad más. Las películas tiene la calidad original, claro, y se pueden ver en v.o. o dobladas. También tienen series.

¿No parece que más o menos por ahí deberían ir los tiros?


Será difícil lograr un equilibrio entre esa libertad en la red que consideramos irrenunciable y la protección de ciertos derechos. Pero algo habrá que hacer, porque la opción de confiar en la responsabilidad individual de cada uno, en esto como en todo, no parece ofrecer muchas garantías.

23.1.12

Cine y más

Tras el cumpleaños del novio de Paula, en el que me sentí muy a gusto, el fin de semana comenzó yendo al cine a ver Jane Eyre.

Por 1 €.

Me gustó mucho.

Qué época y qué paisajes más literarios, antes, y cinematográficos, ahora, los del rural inglés del siglo XIX. Qué terribles debieron de ser para la inmensa mayoría, qué lúgubres, qué tristes, y qué reprimida aquella sociedad; pero qué bien se han contado, hasta hacerlos atractivos.

La película vale mucho la pena, creo yo. Incluso aunque cueste más. La protagonista, maravillosa.

Después cenamos dentro del coche, en un aparcamiento atestado de envases, cajas y bolsas tiradas, junto al McAuto. Para resituarnos.


El sábado comimos en mi sitio preferido de Cedeira, A calexa. Si van, búsquenlo; es pequeña, bonita y muy acogedora. Cedeira además tiene sitios muy agradables; aunque no se debe ir en domingo, por razones sociológicas.

Por la tarde, por 2,95€ en Filmin, vimos Las horas del verano. El tema (las relaciones familiares, y en concreto entre hermanos, vistas más de cerca tras la muerte de la madre) daría para mucho, pero me pareció que lo desaprovechaban, y me decepcionó. Creo que la película no acaba de llegar al espectador, no acaba de ofrecer algo redondo; pero, aun así, el mensaje más o menos consigue darlo. Al menos, el que yo entendí: la exposición de una relación fraterna no mala pero sí cada vez más distante, y una crítica al modo en que unos proyectos profesionales aparentemente buenos y atractivos acaban dictando todas las decisiones en la vida y subordinando todos los demás intereses personales, dejando a sus protagonistas sin capacidad ya para dejar de avanzar.

Pero, además de eso, me llamó la atención la enorme importancia que en la película se le da al arte, a los objetos de arte, y lo rápidamente que se les ve perder su valor; o, mejor dicho, lo rápidamente que su valor pasa a ser solo económico, sin que a casi nadie le importe nada más. Lo vacío que resulta al fin y al cabo, si lo comparamos con las personas.

Hay una escultura muy valiosa, rota hace años, cuando los hijos eran pequeños, que la madre conserva en una bolsa dentro de un armario. Escultura que al final se restaurará. Y yo, cuando la enseñan y cuentan qué le sucedió, pensé que si fuese yo esa madre, daría todo, la escultura y todo lo demás, por recuperar aquel momento, a aquellos niños que la rompieron jugando. Pero ella parece que no; o al menos no lo dice.

Así somos. Cada uno, un mundo.


Ayer domingo comimos aun mejor. En Betanzos, en la Adega Lastras; un poco menos bonita que A Calexa, pero con comida igual de rica y mejor música, junto a una ventana con vistas a dos iglesias de las muchas que tiene Betanzos.
Betanzos es una maravilla, y en mi opinión la valoramos poco, por cercano.
Comimos un arroz meloso, con no sé qué alga y pulpo a la plancha, alucinante.

Pero por la tarde tuvimos la mala suerte de decidir ver Gritos y susurros, de Bergman.

Como una cabra; como una puta cabra.

No es que sea una película triste. A mí al menos no me emocionó ni lo más mínimo. Y decir que es deprimente es quedarse corto.

La estética, el trabajo de las protagonistas y todo eso, excelentes, claro. Pero, como ya dije una vez con otra del sueco, menos mal que en la cajita no traen una cuchilla: me pareció una película desagradable, angustiosa, que muestra (perfectamente, eso sí) un ambiente opresivo, lleno de carencias y deseos reprimidos, de sexualidad retorcida, de bocas negras, de soledad y de absoluta tristeza y desesperanza.

Vamos, que o leo antes críticas un poco positivas, o no vuelvo a ver otra suya. Porque me dejó fatal.


Menos mal que a última hora estuve con los niños, viendo la versión de La vuelta al mundo en ochenta días de Jackie Chan...


19.1.12

Incomprensión

En el taller me han arrancado el helecho del coche. Mi querido helecho.



Y eso que lo avisé, al mecánico: No me quites el helecho de la rueda, ¿eh?, que tiene valor sentimental. Pero cuando llegué me contó que, aunque yo le había dicho que no, lo había arrancado...

Tuve que ir a mirar, porque pensaba que era una broma.

Creo que para él era realmente inconcebible que yo de verdad pudiese querer tener aquello en el coche.


17.1.12

Los estudios de los niños

En estos tiempos de desconcierto (algo que, a la vista de algunas certezas pasadas, quizá no sea tan malo; pero ese es otro tema), uno de los terrenos donde la desorientación parece dar rienda suelta a más desvaríos es el de la educación de nuestros hijos. Y metan ustedes en educación casi todo lo que quieran, desde cubrirles las necesidades básicas hasta la elección de sus juegos o su ropa, pasando por supuesto por su educación sentimental; pero desde luego no dejen fuera el tema escolar: el colegio, los estudios, los deberes, las actividades extraescolares, las clases de refuerzo, las enseñanzas complementarias, los deportes, etc., etc. Porque en pocos ámbitos resulta tan evidente, en mi opinión, el grado de desmesura, de obsesión, de paroxismo al que hemos llegado. Ríanse ustedes de la explosión de la burbuja inmobiliaria, que cuando nos estalle la curricular y se lleve a nuestra infancia por delante nos vamos a enterar.

Pues bien, en este contexto y no en otro llega a mis manos un documento que habla del manido tema de cómo ayudar a nuestros hijos en sus estudios. A nuestros hijos pequeños, aclaro; o al menos es mientras son pequeños cuando, como mínimo, habría que empezar. Me ha llegado del blog del Servicio Pedagógico municipal del ayuntamiento de As Pontes, aquí cerca, parece estar editado por la CEAPA y su autora es Isabel Bellver; y me parece magnífico.

Magnífico, porque para mí logra transmitir muy claramente, con sensatez y sin excesivas complicaciones ni simplicidades, la necesidad de hallar un equilibrio entre brindar a nuestros hijos el apoyo que precisan y contribuir a formar personas responsables, autónomas y capaces.

Es este:



Les aconsejo que se lo lean entero, sobre todo si están ustedes en edad. O que se lo descarguen para ese hermano o esa cuñada a los que no saben ustedes cómo decirles que, en su opinión, no solo están chalados sino que van camino de volver chalados a sus retoños. Pero de todos modos quiero destacar las ideas que más me han llamado la atención:

  • Comienza aclarando que esto de los estudios depende de tres cosas: poder (estudiar), querer (estudiar) y saber (cómo estudiar). Esto parece de cajón, pero recuerdo que no hace mucho cualquier guía de este tipo se limitaba a enseñar técnicas de estudio; por no hablar del eterno debate entre aptitudes y actitudes, cuando de lo que se trata es de mejorar ambas.
  • Tener una actitud positiva hacia colegio, estudios, profesores, etc. Esto no lo pondría, por obvio, si no oyese yo a menudo, en las reuniones de padres o en los corrillos a la puerta del colegio, los comentarios que oigo.
  • No sobrecargarlos con actividades extraescolares, y combinar las intelectuales con las físicas. Ya, ya sé que a veces la no-conciliación laboral las hace inevitables; pero conviene al menos tener claro qué sería lo deseable, sobre todo en un punto donde me parece evidente que el despropósito es generalizado.
  • En la misma línea: respetar su tiempo de ocio, tan necesario para su desarrollo como el de trabajo.
  • Ayudarles a organizarse, hasta que no haga falta. Para lo cual es necesaria otra cosa: potenciar su responsabilidad y autonomía con los deberes (y con todo). Aquí dicen algo que me parece muy importante: aprender a asumir las consecuencias de no entregarlos, de hacerlos mal, etc. Un conocido mío, orientador escolar, me decía que para un niño era más importante esa enseñanza que hacer mejor o peor los ejercicios que le mandasen.
  • Inculcar Fomentar en ellos el afán de aprendertransmitirles la idea mostrarles los atractivos de saber y ayudarles a ver el conocimiento como una herramienta para toda la vida y un fin en sí mismo. Si no, no se extrañen si llegan a una edad en la que les sueltan que para qué van a estudiar, con el paro que hay.
  • Fomentar la lectura, como herramienta esencial para todo lo demás.
  • Y por supuesto (pero ya no solo en este tema), lograr un ambiente familiar de colaboración, cariño, confianza y comunicación que les haga sentirse apoyados y los motive.
  • Por último se citan varias recetas seguras para ir hacia atrás. Vean qué raras; seguro que jamás han caído en esos errores ni los han observado a su alrededor: compararles continuamente con otros niños (presentes o pasados), hacerles los deberes o darles la respuesta a un problema (sin que esto signifique, como hemos dicho, que haya que dejarles solos del todo), no respetar su tiempo libre y de ocio, atosigarles con los deberes y mostrarse preocupados en exceso por ellos, presionarles demasiado, hablar mal del colegio y restarle valor, no reconocer sus logros, premiar dichos logros con recompensas materiales, y pensar que los estudios es lo único importante (o lo más importante, añado yo) en su vida.
Ni adultos prematuros de currículo espectacular diseñado desde el jardín de infancia, ni dependientes atemorizados de buenas notas, ni consentidos o desatendidos con malas.

16.1.12

Nuevas fotos y nuevos fotógrafos

Este año, los Reyes me han traído una cámara de fotos.Y no ha sido la única en la familia. En una apuesta arriesgada, Sus Majestades les trajeron otras dos a Paula y a Carlos; y les encantaron, como me imaginaba.

Este fin de semana en Vicedo era la ocasión ideal para dar rienda suelta a nuestras ganas de hacer fotos. Como pueden ver (por cierto, si pinchan sobre las fotos no solo aumentan de tamaño, sino que mejora ostensiblemente la calidad de la imagen; de hecho, a mí me sale una especie de presentación de blogger), empezamos bien temprano. También, que no todo en Vicedo es idílico.







Antes de desayunar. Observen la combinación pijama-botas de agua





Fábrica abandonada






 

Después el dueño les dejó coger un cabritillo en brazos



Hizo frío, mucho frío. Tanto, que dormimos los tres juntos. Y el radiador, que teníamos al lado, no nos sobró nada.

Por lo demás, todo fue bien, salvo a ratos mi humor; que aunque les parezca mentira a la vista de estas fotos, no fue todo el tiempo el mejor. De lo cual me lamento, claro; me lamentaba ya en el momento, me lamento ahora, y más, mucho más, me lamentaré dentro de unos años.

Al volver, de noche, se durmió solo Paula (algo insólito), y Carlos y yo vinimos hablando. Tanto él como, antes, ella, me volvieron a dar varias lecciones.

13.1.12

No acabo un libro

Llevo una temporada que ni uno.

Ah, sí, por supuesto: hace ya mucho tiempo que no tengo ningún problema en dejar un libro a medias si no me gusta.

 Hace meses empecé Nieve, de Pahmuk. El primero suyo que leía. No me estaba gustando ni interesando nada, así que no pasé de, quizá, la página cien. Como en varios de los demás, no sé hasta qué punto la traducción empeoraba el libro.
 Memorias de Adriano lo empecé mientras preparaba el examen de francés. Era un poco excesivo como texto de prácticas, y solo leí el primer capítulo.
 Los miserables duró hasta el citado examen. Estaba cantado: al ritmo al que leo, calculo que acabar los cuatro tomos me llevaría unos tres años. Tendré que esperar a romperme una pierna, o algo así (aunque para ese momento tengo reservado a Proust).
Wodehouse siempre entretiene e incluso divierte, pero lo que cuenta es tan intrascendente que uno puede comenzar el libro por cualquier página. O terminarlo, que es lo que hice yo cuando ya tuve bastante.
Y ahora estoy leyendo este. Argelino, sobre Argelia desde los años treinta hasta al menos su guerra de independencia. Y como no sé nada sobre el país ni sobre aquella época, resulta muy interesante; pero literariamente me parece flojísimo (de nuevo, no sé qué parte de culpa tiene el traductor). Y me parece que se va a caer.











Con Historia del siglo XX, de Hobsbawn, sigo y seguiré, aunque sea poco a poco.

Por otra parte, retomo ahora de nuevo los estudios, y con ellos las lecturas especializadas. Lo cual me exige tener literatura a mano para el resto del tiempo. Así que a ver si me centro.

A propósito, esta tarde salgo con los niños hacia Vicedo, hasta mañana por la noche. Y voy con una flamante cámara de fotos que me han traído los Reyes. No digo más.




11.1.12

¡Mi primer artículo!

Pues, como les anuncié hace una temporada, ya me han publicado mi primer artículo. Heme aquí convertido en analista internacional. Increíble. Qué no habrá por el mundo adelante.




Es una publicación exclusivamente (que yo sepa) digital, el Informe Anual 2011-2012 del Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional.

El artículo tiene muchas pegas; la principal es que es muy corto y no da para mucho. Y además creo que en gallego (porque está en gallego; lo siento por bastantes de ustedes) escribo peor. Pero para qué negar lo contento que estoy. Sobre todo, porque he visto que esto es asequible; y que, si lo es ahora, mucho más lo será cuando haya avanzado en mis estudios y tenga algo mejor que decir.

En el enlace aparece el anuario completo. Con nombres y apellidos de los colaboradores, claro. Como en los concursos de la radio, los que hayan estado atentos a estas entradas sabrán cuál es mi artículo, y por tanto conocerán mi verdadero nombre, que durante siete años he mantenido oculto. Y no solo eso, sino que, como premio especial, en las últimas páginas verán, entre las de todos, ¡mi foto! A ver si adivinan.

Lo dicho: estoy muy contento. Espero que sea el primer paso de, por lo menos, un agradable paseo.


3.1.12

200.000

Antes de acabar el año, este blog superó las doscientas mil visitas.

Son muy pocas comparadas con las de otros blogs, e incluso con las de algún blog amigo; y además unas cincuenta mil deben de ser mías, visitándome a mí mismo; pero aun así me parece impresionante, casi increíble, y me hace mucha ilusión.

Así que muchas gracias a los artífices.

Y ya se lo había dicho, pero insisto: feliz año nuevo.

1.1.12

Año nuevo

Anoche, a la una menos cuarto, cuando aún no había casi gente por la calle, iba caminando y eché un vistazo al cielo.

Y aunque, bueno, ya se sabe que el trocito de arco que describió ayer nuestro planeta no tiene nada de particular salvo porque así lo hemos decidido, tuve la sensación de que algo había cambiado.

Uno se convence de lo que sea, y anoche por un momento me pareció que el aire era nuevo.

Y en cierto modo así es, ¿no creen? Todo cambia y todo es nuevo, y no tenemos por qué limitarnos a darle vueltas a los mismos materiales. Podemos construir algo diferente si no damos demasiadas cosas por sentadas. Si no nos damos, sobre todo, a nosotros mismos por conclusos.

Les deseo a todos ustedes, de todo corazón, que este nuevo año sepan vivir. Que sepamos vivir.

Besos y abrazos.