Pasando página
El otro día estaba leyendo un ebook y, al acabar la página, sin darme cuenta agarré la esquina superior derecha de la pantalla para pasar la hoja.
Hoy, leyendo el libro de aquí al lado, de Bohumil Hrabal, en papel, al acabar una página la he rozado con la yema del dedo para cambiar a la siguiente.
Quién lo diría...
Es lo que tiene, cuando se mezclan actos reflejos diversos. A veces pasa con las mujeres y se arma la de Dios. ;)
ResponderEliminarMe surgen dos reflexiones, la primera referida a la comodidad como presupuesto para que surja el acto reflejo; la segunda, que en literatura lo importante es el contenido, no el continente. Lógicamente hay mil matices, pero la esencia la ha descrito perfectamente.
ResponderEliminarSaludos desde la irónica y evolucionada realidad.
Jajaja!
ResponderEliminarEste podría ser el resumen de toda aquella conversación.
sí, a final va a dar igual el soporte.
ResponderEliminarAunque puede ser que al final te bloquees un poco pasando páginas en el e-book y frotando el papel del libro.
Así no hay quien lea.
Son esos pequeños gestos que te hacen salir por un segundo de la lectura y hacen que te des cuenta, y que la disfrutes más.
ResponderEliminarno le dobles la esquinita para saber por dónde vas...
ResponderEliminarNo se deja, Aroa.
ResponderEliminarterminarán inventando e-books con solapa marca-páginas.
ResponderEliminarSi ya lo estoy viendo.
Bueno, ya deja marcar la página, y hace una señal que parece la esquina doblada.
ResponderEliminarPero ni hace falta, porque cuando entras en un libro que estás leyendo, ya lo abre por donde ibas...
No somos nada.
¿Y secar flores? ¿Valen para secar flores, o todavía no?
ResponderEliminarSirwood
Ay, para eso sí que no, Sir.
ResponderEliminarPues hay que hacer algo.
ResponderEliminarSirwood