Las luces de un coche
De noche. Hace viento y llueve. Con la casa casi a oscuras veo a lo lejos, en la ladera de un monte, las luces de un coche aparecer y desaparecer entre los árboles.
Y pienso que aun mejor es saberse vivo y en medio del mundo cuando es uno el del coche.
No te creas. Los que se quedan mirando cómo el coche se marcha no dejan de ser un misterio para los que se van. "¿La vida sigue allí, aunque nosotros nos vayamos?", se preguntan.
ResponderEliminarQué sensación más reconfortante, la de sentirse observada por algún extraño que deja volar sus pensamientos desde una ventana.
ResponderEliminar(En esa situación en concreto, puntualizo).
Yo señor, a veces imagino que eres un escritor cuando vas a Visedo y que por la semana, eres un abogado, lleno de papeles y de casos por resolver...
ResponderEliminarO a veces pienso que eres maestro de instituto y te toca lidiar con chavales, en la materia de lenguaje.
tambien a veces te imagino caminando por Vigo o Barcelona, no se porque me confundo, a veces tengo la impresion, que estas en la costa este de españa otras en Galicia.
Es un misterio imaginar que hacen los otros lejooooooooooooooooooos de uno.
Sabes que siempre me pasa lo que a ti, cuando miro un paisaje y veo en la lejania un casa en el monte o en un lugar apartado de todo, pues me imagino que haran los de esa casa, tambien pienso si sentiran solos,si hay niños, si tienen Tv, en fin.
Buenos días.
ResponderEliminarLos demás, es que son un misterio siempre. Yo pretendía decir que estaría bien que viésemos también el misterio en donde estamos, en lo que hacemos, más cerca. Que supiésemos abrirnos a las posibilidades, que son muchas. Pensé en ti, Teresa, al hablar de la ventana.
¡Hola, Last, exhibicionista!
Ro, te dejo con la duda. Así no te aburres :)
Besos.
Pessoa describía esa sensación de ver la luz hogareña detrás de una ventana, siempre que iba de Lisboa a Cascais. Curiosamente le reconfortaba porque la asociaba con la felicidad de un hogar.
ResponderEliminarQuizás por eso nos resultan tan tristes las persianas bajadas.
¿Por qué dices que curiosamente?
ResponderEliminarA mí las persianas bajas me parecen horribles. Además, por mis neuras, las relaciono con miedos, desconfianza, en incluso tacañería (no me preguntes por qué...).
Un abrazo.
Me encanta ver el interior de los hogares desde la calle, cuando paseo, por ejemplo. Sobre todo si hay gente y se ve actividad.
ResponderEliminarTal vez por eso me gusta tanto tener las ventanas de mi casa abiertas al exterior, sin cortinas, sin persianas.
a mi me parece que bajar una persiana empeora el paisaje urbano.
ResponderEliminaro da a entender que la vivienda está vacía.
curiosamente Pessoa no se planteaba que hubiese infelicidad dentro de esa casa.
pero se entiende, porque era un hombre bastante solitario.
Me he identificado con algunas de las cosas que contáis. Con otras no. A mí me gustan las autopistas. Contemplar una autopista, una autovía, desde una cierta distancia y buena perspectiva. Con los coches circulando en ambas direcciones y pensar en esas vidas que se cruzan. En el viaje. ¿De dónde vienen?, ¿a dónde van?, ¿qué conversaciones transcurren dentro de los coches?, ¿qué me une y me separa de ellos?..., y muchas más preguntas. Unas veces unas. Otras veces otras. Y eso desde pequeño.
ResponderEliminarEs que observar es fascinante.
ResponderEliminarPero tiene un peligro, en mi caso: que a veces casi me olvido de vivir yo.
Filla, segunda exhibicionista.
Aun una contra...
Pero una persiana...
en verano, cuando adelantas un coche por la autopista, puedes tranquilamente escuchar las conversaciones de sus ocupantes.
ResponderEliminarEn este caso por que no llevan la ventanilla subida, o no llevan la persiana bajada.
O no llevan aire acondicionado.
Una vez me dijeron:
ResponderEliminar-"Hay dos tipos de personas. Los espectadores y los actores. Tú eres espectadora de tu propia vida".
En el momento se me pusieron los pelos de punta, porque si había algo que realmente temía era no estar actuando activamente en mi vida, en el transcurso de los acontecimientos, dejando que fuesen otros los que "decidiesen" por mi.
Ahora aprovecho mi condición de espectadora y me encanta. Mi vida es plena tal y como es y soy feliz. Y eso no significa que me olvide de vivir. En absoluto. Lo tengo muy presente.
Además de exhibicionista, voyeur... ¡ya ve!
¿actuando activamente?
ResponderEliminarlapsus
Lo de voyeur lo comparto, más que lo de exhibicionista.
ResponderEliminarA pesar de lo que decía yo ayer, en realidad veo en ese mirar alrededor una fuente de satisfacción que es también vivir; pero supongo que, como todo, es cuestión de equilibrios.
Un beso.