Solos en Casablanca
¿Tendría Rick ese aplomo, esa seguridad, y ambos, gendarme y él, en el aeropuerto, se quedarían tan a gusto y tranquilos, si no se supiesen contemplados por el mundo entero?
¿Nos gustarían tanto, en ese momento, si no supiésemos que, como nosotros, el mundo entero los contempla?
Me los acabo de imaginar mirando directamente a la pantalla, y hablando del público entre ellos, como Tom Baxter en La Rosa Purpura del Cairo...
ResponderEliminarHe aprendido una nueva receta de cocina. Visto el nivel intelectual de los asiduos a este blog, estimo que entre un 20 y un 30% de los parroquianos será capaz de elaborarla.
ResponderEliminarConsiste en lo siguiente: se abre una lata de atún y se le añade una cucharadita de mayonesa. A renglón seguido, se abre una lata de melocotón en almíbar. Con la mezcla, se rellenan los trozos de melocotón. Y ya está.
Sirwood.
Yo he comido eso (bueno, no, era igual pero también con huevo cocido picado) y estaba muy bueno.
ResponderEliminarCarol, que tengas muy buen viaje. ¿Vienes por mucho tiempo? ¿Y puedo saber cuál es tu ciudad de destino?
Mire qué noticia tan curiosa, Porto.
ResponderEliminarhttp://www.cincodias.com/articulo/Sentidos/mente-economica/20090611cdscdicst_1/cds5se/
S.
Pues qué quiere que le diga, tampoco saco yo ninguna conclusión interesante. No debo de verla.
ResponderEliminarNi siquiera sé si estoy de acuerdo con la última frase, la de que la felicidad es la falta de miedo.
Ya sé que lo dice un neurólogo, pero no estoy seguro de que sea el miedo lo que hace que valoremos más lo que tenemos que otra cosa igual que no es nuestra; el miedo a no recuperar su valor.
ResponderEliminarY, definitivamente, no creo que la felicidad sea ausencia de miedo. Salvo que alguien me lo explique y me convenza, claro.
Eso lo dice el periodista, no el estudio. La mitad de los periodistas no tienen ni puta idea de lo que dicen. La otra mitad tampoco.
ResponderEliminarS.
La última frase, ya; ¿pero lo otro, lo de la influencia en las decisiones, también?
ResponderEliminarVeo que es usted ecuánime.
Sirwood, yo sé esa receta pero a mayores palitos de cangrejo....por cierto no me gusta ni el melocotón ni la mayonesa (soy una repugnante comiendo)así que lo vi pero no lo comí, de todas formas me dijeron que estaba muy rico.
ResponderEliminarsoy una repugnante comiendo
ResponderEliminarMientras sólo sea comiendo... :P
Pues que sepas, MyT, que los palitos de cangrejo me parecen un invento horrible, y que, aunque el sabor me gusta, los odio. Recuérdalo, ¿vale?, que nunca se sabe.
Porto, me vengo tres semanas (por trabajo, las vacaciones las haré cuando vuelva a estas tierras asiáticas) y voy a Barcelona.
ResponderEliminarUn beso.
(A mi me encantan los palitos de cangrejo, con aceite y vinagre de módena... mmm...)
¿Palitos de cangrejo con aceite y vinagre de módena? ¿Eso no era para ir al baño?
ResponderEliminarS.
S., en mi casa, para ir al baño utilizaban otros medios cuando era necesario... :D
ResponderEliminarSi necesitara usted alguna receta para ir al baño avise, que por aquí hay algunas muy efectivas.
Un saludo y buenos días.
La famosa tortura china, supongo.
ResponderEliminarBuenos días, damas y caballeros.
Sí, una auténtica tortura.
ResponderEliminar:D
La inmortalidad, un caramelo envenenado...
ResponderEliminar(algo así decía algo)
uy la palabra clave es 'mardita'
Bueno, y ahora que alguien ha dicho algo relacionado con el post, puedo irme tranquilo el fin de semana.
ResponderEliminarUn beso, Aroa. Y estoy de acuerdo.
!Osti, sí! !El post! ¿De qué iba?
ResponderEliminarS.
Vaya y yo sin poder decirte lo que pienso de tu respuesta :P .....ya me parecía raro que tu o Nini no hicierais un comentario así......en fin...tomo aire
ResponderEliminarAdemás listillo, he dicho que lo vi y que ni siquiera lo comí así que no sabes si yo los utilizo...ahí queda eso!!
Claro, usted aprovecha que no estoy por las tardes para zaherirme. Ya veremos el lunes, si es que llego.
ResponderEliminarS.
¡Cómo! Portorosa, ¿está de acuerdo en que el enano verificador llame "mardita" a nuestra querida Aroa?
ResponderEliminarTambién yo como poquísimas cosas. Es muy largo (y aburrido) de contar.
El caso es que la primera vez que una persona (era una chica murciana) me dijo que era un "asqueroso" no supe si enfadarme o alegrarme, por los puntos que iba a subir entre las otras chicas que había en la mesa.
Luego me enteré de que en algunas zonas de España se dice "asqueroso" y "repugnante" no al que produce asco y respungancia, sino a quien las siente.
Beber para ver.
S. deje una nota el lunes para que sepamos que ha podido cruzar indemne este peligroso y anglosajón espacio del fin de semana.
Pues he venido a echar un vistazo.
ResponderEliminarNo, ni como poeta maldita la veo, a Aroa. Adorable ella.
No como otras :P
Aquí, decir decir, se dice "repunante". Y significa eso, con la comida, o que pone muchas pegas y todo le molesta.
Buen fin de semana, repito.
(¡¿Y mi palabra?!¡¿"Satexual"?
¡Jolín! Una especie de sátiro de los textos de sexo, creo.)
al pelo.
ResponderEliminarCuánto sabe el enano ese.
yo actuaría mejor en una siyuación voyeur. Prefiero saber que me espía uno.
ResponderEliminarTener que hablar para el mundo... ¡vaya fastidio, ¿no?!
Pues, sin embargo, yo creo que es el hecho de estar rodando "Casablanca", y ser consciente de ello (permítaseme la incoherencia temporal), lo que los hace mejores a sus ojos y los nuestros.
ResponderEliminarLo cual no hace más que hablar de mí, claro. Como ya sabemos.
Buenos días.
Todos hablamos de usted, incluso cuando nos autoinsultamos.
ResponderEliminarel enano este de los coj me ha llamado "brutota".
Dígale algo, que se está pasando.
Lo malo de ser consciente de que se habla para la prosperidad, es que para no pifiarla hay que ser muy inteligente. Como Wilde.
Vivió sus últimos años en un hotelito frente al Sena, más muerto de hambre que otra cosa. Cuando se estaba muriendo, los amigos le llevaban champagne, y dijo:
"Muero por encima de mis posibilidades".
Yo venero a Wilde (y no es un juego de palabras sexual, que no lo conozco).
ResponderEliminarPues yo que pensaba que Rick y el gendarme se quedaban tan tranquilos y contentos por eso, porque se quedaban tranquilos y contentos... como dando por regular, casi buena, y no por catastrófica, la marcha de la chica...
ResponderEliminarSeré de buen conformar.
(Los palitos de cangrejo no me van. Al decirlo, no sé por qué se me ha venido a la mente el diálogo de las ostras y los caracoles de Espartaco. Este blog...)
Y tendrás razón. Como yo.
ResponderEliminar¿Te he hablado alguna vez de psicología?
(Lo ignoro todo, sobre los gustos culinarios del famoso torero, lo siento.)
Que conste que estoy trabajando para mañana, ¿eh?
ResponderEliminarBuenos días.
Cuando se va la chica, los dos contendientes por ella suelen sentir una sensación de paz y tranquilidad y se van al bar.
ResponderEliminarEs la pérdida recompensada. Viejo como el mundo.
ResponderEliminarSirwood.
No vi Casablanca y pensé que Espartaco era el gladiador, no el torero. Y el gladiador de la película, ni siquiera el del libro de Howard Fast. Creo que este foro excede mi nivel intelectual... Y ¡me encantan los palitos de cangrejo!
ResponderEliminarSaludos desde la irónica realidad.
Lo de los palitos de cangrejo, Irónico, lo define. Todo lo demás sería perdonable, pero eso...
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo hablaba de la peli de Espartaco. Pero no me atrevo a llevarle la contraria a Portorosa.
ResponderEliminarEl debate de los palitos de cangrejo noto que languidece... pero creo que la actriz que los anuncia en la tele sólo se los come en el anuncio. Y a lo mejor luego los escupe.