Ya lo decían los estoicos
Pues resulta que todo aquel rollo de las intenciones, además de estar ya dicho, estaba muy bien resumido:
Acuérdate de que no es el que te insulta o el que te golpea quien te ultraja, sino la opinión que tienes de ellos, que te hace verlos como gente que te ultraja (...). No te dejes dominar por la imaginación.Epicteto
Y en realidad seguimos hablando (a veces en este blog los temas se relacionan tanto que parece que todo estuviese escrito por la misma persona) del miedo.
Pensé que siempre escribía la misma persona: usted.
ResponderEliminarSaludos desde la irónica realidad.
Palabra: peino
¡Ni que yo fuera sólo una persona! ¿Usted sí?
ResponderEliminarBuenos días.
Estoicos, ¿viene de que siempre decían "estoy co"-jonudo como estoy?
ResponderEliminaresta muy bueno su blog!
ResponderEliminarq suerte haberlo hallado
(Y)
Cuando leo cosas similares a las que has escrito, siempre me acuerdo de Mr Spock: un ser sin emociones, radicalmente objetivo. Y, efectivamente, nunca se sentía insultado ni ultrajado.
ResponderEliminarPero nos han hecho subjetivos y toda una vida no basta para adquirir un grado más o menos elevado de objetividad. Tampoco creo que sea deseable llegar a ciertos extremos de lógica pura.
¿Dónde se encuentra la frontera sana entre la objetividad más acérrima y la subjetividad más irracional?. Me imagino que cada cual debe hallar la suya. Supongo que el equilibrio entre ambas posibilidades será la que te haga menos daño sin coartarte la posibilidad de crecer.
Un abrazo
Bueno, como ya hice mi primer comentario gilipollas (marca de la casa), puedo entrar un poco al trapo.
ResponderEliminarSi el que me insulta es gente de poca importancia para mí, me la suda. Si es importante, me llena de orgullo (yo solo insulto a los que quiero, así que para mí es una marca de cariño y atención).
Como prueba, en la entradilla de mi blog hay dos frases, una de un poeta y un "perro, NáN, perro" que escribió públicamente de mí una queridísima amiga. Mi teoría: si no le importase, no se habría molestado en decirme eso.
Lo pongo como una bandera.
(soy rarito, lo sé, pero qué le vamos a hacer).
Permíteme que discrepe, Juan: yo no creo que se trate de buscar la objetividad, sino de que tu subjetividad funcione bien.
ResponderEliminarQue la lente que cada uno tiene delante, y por la que miramos todo, no nos haga ver siempre monstruos, malvados y otras amenazas.
En fin, lo que escribí en su día es un ladrillo difícil de tragar, pero allí intentaba explicarlo mejor.
Muchas gracias, señor(a) Y.
NáN, eso nos lleva al "quien se pica, ajos come", tan oportunamente recogido en este artículo de un brillante blog bien conocido por todos.
efestivamente.
ResponderEliminarEstoy contigo en lo de la subjetividad. El que seamos nosotros quien controle la mente (emociones) y no éstas a nosotros, no quiere decir que las emociones se acaben, sino que pierden para el que las controla su efecto de impulsion.
ResponderEliminarEl que controla las emociones no es esclavo de su estupidez racional.
Quizás no me he explicado bien, Portorosa, pero eso es exactamente lo que quería decir, aunque empleando palabras distintas. La razón pura no existe, afortunadamente, como la objetividad más aséptica (también afortunadamente).
ResponderEliminarCon lo que no estoy de acuerdo contigo es que sea un ladrillo lo que escribiste en su día. A mí me ha gustado muchísimo.
Un abrazo.
Amén. ;)
ResponderEliminarsi no tuviéramos tanto miego, no tendríamos tando miedo.
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarGracias, Juan.
A-sí sea, bienvenida.
Me ha costado, ¿eh, NáN?