Batallas
[De la mano de nuestro viejo conocido Portorosa llega a nuestros quioscos un nuevo título de la famosa serie Juzguen al juez.]
Buscamos nuestras pequeñas batallas que ganar. Por ganar algo. Elegimos un terreno propicio, o nos conformamos con el que nos queda, y lo convertimos en nuestra guerra, y en él volcamos nuestras ansias y esfuerzos, y lo hacemos importante (incomprensiblemente importante, desde fuera), pues desde ese momento lo es. Vale cualquiera, porque el único objetivo es la sensación de triunfo, no sus efectos.
El trabajo, la carrera, la paternidad, un A.P.A., una asociación de vecinos, un partido político, un club, una tertulia literaria, nuestro equipo, una ONG, las discusiones del café, las cartas al director del periódico, las comidas familiares, la admiración de nuestra pareja, el deporte, las notas de nuestros hijos o un blog: todo vale.
Vale también, y no pocas veces, el sufrimiento. Y la actitud meritoria, aquella con la que uno se empeña en destacar, la que se pone de medalla, es la de víctima doliente.
Pero son logros, todos estos, que pocas veces tienen que ver con ambiciones, afanes de protagonismo o el éxito, sino con la supervivencia. Son pequeñas victorias de consolación, con las que vamos tirando. Nos consuelan de la sensación de insignificancia, o de vacío.
Y cuando las cosas se tuercen y somos derrotados, lo somos con todas las consecuencias, da igual también lo tonta que fuera la batalla.
la clave de una vida sin "picos de felicidad"está en practicar el "desapego", no sólo referido a las personas sino también a las cosas materiales y a los beneficios físicos, psiquicos o culturales... No se trata de no querer algo o a alguien,se trata de dominar nuestro ego. Sólo lo consiguen unos cuantos iluminados en vida(jiva mukti), el reto de los mortales lo intentamos.
ResponderEliminarla mujer de su amigo-mejor persona
No era un "reto" sino el "resto"
ResponderEliminarVaya...para una vez que me anímo.
¡Qué ilusión, M.!
ResponderEliminarSeguramente es que no lo entiendo bien, pero yo nunca he podido evitar ver en esa filosofía ese "no querer" que tú dices que no hay. Es como si uno pretendiese no sufrir a costa de no vivir, casi.
Un beso.
(Oye, lo de la mujer de mi amigo-mejor persona ha tenido mucha gracia)
Y mi batalla ganada de hoy ha sido saber que alguien ha entrado en mi blog buscando en Google "canciones de los pinpinelas escritas".
ResponderEliminar¡Y adivinen quién ha sido la culpable!
¡Pues claro! ¡¿Quién si no?!
"Es como si uno pretendiese no sufrir a costa de no vivir, casi."
ResponderEliminarCoincido con esta visión del desapego. Al menos en la mayoría de los casos creo que es así. Supongo que los sabios muy sabios lo viven de otra manera.
Me parece que no deseo estar iluminada, pero viva y consciente, sí. Saludos
Yo no tengo la culpa de que sea usted un pelín hortera...
ResponderEliminara mi blog no vienen con esas búsquedas, al mío llegan con cosas del tipo "Japonesa sin bragas" o "porno hindú". Mucho más interesante, dónde va a parar!
Por cierto
le he dedicado mi último post, metafóricamente hablando, por supuesto.
"Es como si uno pretendiese no sufrir a costa de no vivir"... Cuando has estado haciendo esto durante mucho tiempo te das cuenta de todo lo que te has perdido con esta suerte de estado comatoso. Yo prefiero (para mí) la montaña rusa que estoy viviendo ahora que lo anterior, es increíble la de cosas que estoy descubriendo.
ResponderEliminarPero cada uno tiene que vivir como mejor le parezca. Creo.
Buenos días.
Buenos días.
ResponderEliminarElvira, Carol, yo estoy seguro de que esa filosofía no puede limitarse a razonar como he sugerido yo. Desde fuera a mí me parece eso, es verdad, pero me gustaría que alguien me la explicase. Lo que ocurre es que no se debe de explicar en dos patadas, ¿no?
Tiene toda la razón, la Cel.ia. Creo que le voy a quitar a usted de mis favoritos y la voy a poner a ella, o a él, o a ello.
ResponderEliminarSaber que alguien puede teclear en Google "japonesa sin bragas" es excelso. Y si ya la encuentro en su página (a la japonesa), el no va más.
Creo que la risa es un estado intermedio en la elevación al desapego.
Señor Portorosa, una de las experiencias portentosas de la vida es asistir a un reunión de la comunidad de vecinos y enterarse de que "el problema" por el que pensaste que dos vecinos se iban a matar era el "tamaño y color" de unas macetas que se pensó poner en los rellanos (y que desde luego nunca se pusieron, pero a ellos los enemistó para siempre desde la reunión anterior).
Mi batalla ganada de hoy es llegar al trabajo antes de las 9 de la mañana, bien vestida y con la cara limpia.
ResponderEliminarDe momento estoy de buen humor...ya veremos como avanza el día.
No, seguro que es más complejo de lo que en realidad parece desde fuera. Nada es blanco o negro, nada. Todo tiene matices, no?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarbien vestida
ResponderEliminar¡Ya! Habría que verlo...
NáN, hoy nos "vemos".
Saludos.
bueno, lo de descuidar el entorno no es un mal exclusivo de los illuminati.
ResponderEliminarNo veo a los banqueros y financieros muy preocupados por su iluminación personal; sin embargo, nos han dejado esta mierda en la que estamos.
El mayor mal que le veo a eso es el aburrimiento mortal que debe ser. Y conste que en varios periodos de mi vida me he dedicado a la meditación zen, pero eso significa dos horas de romperte la cabeza para luego vivirlo todo más a tope.
¡¡EH, EH, GANO YO!!
ResponderEliminarAcaban de entrar en el blog buscando en Google "vídeos porno de farmacéuticas"...
¡Ja! Ahí queda eso.
Creo, que es Gabriel García Márquez, el que dice que escribimos para que se nos quiera.
ResponderEliminarY dijo, también, el gran poeta, Antonio Machado que todo es vanidad.
Yo creo, al menos en mi caso, que los dos tienen razón.
Saludos cordiales Portorosa
También yo estoy de acuerdo, Piezarza.
ResponderEliminarSé bienvenido.
"Es como si uno pretendiese no sufrir a costa de no vivir, casi."
ResponderEliminarPues hay que tener cuidado: podemos pretender vivir a costa de sufrir. Sólo para darnos cuenta. La felicidad es fuente continua de insatisfacción, alguien tendria que estudiarlo... La batalla ganada del día será no analizar que vivo. Y la pierdo ¿a qué viene si no este comentario?. Primero y último, palabra.
Ja, mi palabra...acabo de leer lo de la japonesa sin bragas. El humor sí que vale la pena, puede una reir siendo feliz o infeliz, y la japonesa también puede ser feliz o infeliz, que es lo mismo. En cambio, lo de los matices, que si es complejo... Pero me callo, no hay confianza.
ResponderEliminargin and it, no se si lo de los matices y la confianza que no hay iba por mi comentario o no, tampoco importa, me gustaría saber tu opinión sobre ello. Si te apetece darla, claro...
ResponderEliminarBuenos días, Porto.
Buenos días, Carol.
ResponderEliminarY bienvenida, Gin and it (creo que tienes uno de los nombres más raros que me he encontrado aquí). Siéntete en tu casa.
Darse cuenta es importante, yo creo.
Era sólo un comentario (claro)...Me da muchísima pereza cuando en una conversación -también en blog- se armoniza con "es complejo","no es blanco ni negro". Aunque sea cierto. Creo que los que conversan también tienen un poco de pereza... y hay que tener confianza con alguien para llamarle perezoso. Disculpas, sobre todo por haberlo dejado a medias. Y por no poder aportar nada a este tema, es muy difícil.(¿Veis? La pereza)
ResponderEliminarPues sí que da pereza a veces, sí...
ResponderEliminarEn fin, al menos es viernes...
;)