20.11.08

Honi soit qui mal y pense

Ayer oí por primera vez (es lo que tenemos, los ignorantes), que yo recuerde (es lo que tenemos, los de memoria de mosquito), la expresión que encabeza el post, Honi soit qui mal y pense, y me acordé de mí (es lo que tenemos, los egocéntricos).

Bueno, de mí, de una entrada que escribí hace unas semanas y de alguna que yo me sé...

La frase, como todo, es interpretable, e interpretable es también la interpretación. Y la mía arrima el ascua a mi sardina (es lo que tenemos, los... los... merluzos).

Porque, más allá de su significado literal (algo así como Maldito quien piense mal), relacionado con la situación en la que supuestamente se acuñó el lema, ahora mismo la frase me parece muy apropiada para dejar claro, de forma breve y rotunda, que quien sufre las consecuencias de una visión negativa, retorcida, de las cosas es, siempre y antes que nadie, quien la tiene.

10 comentarios:

  1. En cuanto a maldiciones, la primera que me viene a la cabeza, si no siempre sí habitualmente, es aquella de "Juicios tengas y los ganes"; no dicen aunque los ganes, es una maldición muy poco generosa con el idioma, pero retorcida en el fondo.
    Es como eso que propones: Maldito sea quien piense mal. Pues vaya, más bien Maldito es quien piensa mal, o quien piensa mal se maldice a sí mismo, se caga la vida, porque quiere o porque no puede evitarlo. Que a veces nos pensamos que con el deseo de ser ya somos, y bien sabemos que no, que el deseo de ser solo nos aleja de nosotros mismos.
    Vamos, que sí, que incluso esa gente que piensa mal a veces es que no puede evitarlo.

    ResponderEliminar
  2. Merluzo, ignorante, memoria de mosquito, egocéntrico....
    ?¿
    Para ser tan corta esta entrada te has dado hasta detrás de las orejas, no te parece?.

    Es cierto que si pensamos mal o equivocamos el enfoque nos perjudicamos nosotros mismos.

    Sobre la memoria de mosquito (que yo no percibo en tí), te propongo que te preguntes si no será más bien "economía de recursos".

    Gracias por la entrada, un bes.

    ResponderEliminar
  3. Pensar mal de uno mismo es, por supuesto, otro ejemplo de mala práctica con funestos resultados.

    Saludos, K. y K.

    ResponderEliminar
  4. Pues pensé tan mal que ni siquiera opiné, creo.

    ResponderEliminar
  5. Entendido... nada que objetar. Es verdad.

    ufff que mal se siente una a veces...

    ResponderEliminar
  6. Maldito quizá sea un poco excesivo. Me parece más aproximado traducirlo por "deshonrado sea" o "menospreciado sea". A falta de un equivalente, a mí la frase (que tampoco la conocía) me sugiere algo así como "no ofende quien quiere, sino quien puede".

    ResponderEliminar
  7. ¿Y quién no lo hace? Aunque normalmente ocurre por el desconocimiento de todos los datos que rodean a las acciones, expresiones y personas. Yo no estoy libre de este pecado. Bueno, ni de los otros, pero ese es otro tema.
    Un abrazo a todos.

    ResponderEliminar
  8. Quien tiene una visión "naif" o rousoniana de la vida vive más a gusto, menos amargado o es más feliz?

    ResponderEliminar
  9. Por primera vez desde que lo leo, hoy estoy totalmente en desacuerdo con usted, Señor de Portorosa.

    La Historia nos regala múltiples ejemplos de las desgracias que muchísimos han sufrido por la culpa de muy pocos retorcidos.

    Y nuestras memorias están también llenas de recuerdos de muchos sufrientes por culpa de retorcidos que ni tienen remordimientos, ni consciencia de haber hecho nada mal.

    Saludos,
    Ivan.

    ResponderEliminar
  10. Bienvenido el desacuerdo, Iván. Y más cuando es de un "leal" (si me lo permite decir así).

    Como en todo, supongo que hay un punto de equilibrio, que en este caso yo identificaría con una razonable y aconsejable (y por supuesto discutible, subjetiva y, en la práctica, imposible de encontrar entre todos) prudencia. A un lado, la ingenuidad suicida (por ponerme dramático) del que no puede, quiere o sabe prever consecuencias; al otro, la mosca siempre detrás de la oreja, que nos amarga, a nosotros solitos, la vida.
    Y a mí me parece que, con mucha diferencia y a pesar de los malvados de la historia (y de nuestras historias diarias), el segundo defecto está más extendido. Y sus protagonistas más tristes.

    O a lo mejor se trata, simplemente, de que yo ahora veo más porque los miro más. Ya saben, mi realidad del momento.

    Siguiendo con lo mismo, Occam, yo no creo que haya que pasar de pensar mal a tener una actitud naif. No hay por qué elegir entre Saddam y Bush, es falso :)

    Buenos días, señoras y señores. Y Celia.

    ResponderEliminar