14.4.08

El traje

Miércoles por la mañana. "Ropero" de Cáritas. Una señora mayor entra a pedir ropa de hombre.

- Hola, buenos días. Mire, es para mi marido. Quería un traje.
- Bueno, pues hay varios. A ver si alguno de éstos
-le contesta mi madre.
- Fíjese usted. Yo que di tanta ropa, que tanta ropa traje, y ahora tengo que venir a pedir...
- Bueno, esas cosas, nunca se sabe
-y le enseña uno gris, impecable.
- Sí, éste está muy bien -dice-. Es que, ¿sabe usted? -le aclara bajando un poco la voz-, es para ir de muerto, para el entierro.
- Ay, lo siento.
Y entonces mi madre, práctica, después del apuro inicial se pregunta si no será mucho traje, al fin y al cabo, para usar una sola vez.
- Ya, pero parece que da un poco de pena, ¿no?, usarlo para eso. Más pena da él, claro, por supuesto, pero no sé.
- Bueno, pero es que yo quiero que mi marido vaya con lo mejor, ¿eh?
- No, claro. Pero puede que tengamos otros por aquí -
y busca y encuentra otro, algo pasado de moda pero resultón, que a la señora le parece perfecto.
- Sí, sí, éste está muy bien.
- ¿Ve? Pues nada...
- Pero no sé, ¿le quedará bien? Parece un poco estrecho de cintura, el pantalón.
- Ya. No sé.
- Aunque puedo soltarle un poco. Tiene para soltar, ¿verdad?
- Sí. Pero, ¿sabe?, aunque sea le abre así, por los lados, y ya está. Total, eso ni se ve.
- No, pero yo sé soltarle. Puedo probarle, y le suelto y le coso.
- ¿Sí? Bueno.
- Lo que no sé es la chaqueta.
- Qué la ve, ¿pequeña?
- Parece que sí. Casi voy a probarla yo, para hacerme una idea.
La señora se la pone, estira los brazos, se mira.
- No sé, la veo un poco justa, ¿verdad?
- Mujer, pero usted ahora va con ese jersei, y así no va a ir, él.
- No, claro. Va a llevar una camisa de seda. Aunque, bueno, con la camiseta.
- ¿Pero para qué le va a poner camiseta? Camiseta no se la ponga.
- ¿No? Es que también, en este tiempo, parece que... ¿no?
- Hombre, pues no.
- No, claro.
Y la señora levanta los brazos, los cruza, los dobla.
- Parece que así me ciñe un poco. Muy cómoda no queda, la noto escasa.
- Pero, mire, es que él no se va a mover.
- Bueno, tiene razón...
- ...
- ...
- Y si tal, le suelta un poco de la espalda, que, eso, total no se le va a ver.
- Ay, no, pero mejor le pruebo. ¿No ve que yo sé coser?
- Ya. Pero es que, también, probarle así, ya muerto.
- ¡No, mujer, pero no está muerto!
- ¿Ah, no?
- No. Va a morirse. Poco le quedará, pero aún está vivo. Por eso yo ya le pruebo, y le suelto un poco donde le haga falta, y listo.

30 comentarios:

  1. Buenísimo,(plas plas)me ha encantado. Al principio he de confesar que he pensado "tate este se va otra vez de entierro". Me gusta porque va tomando ese aire irónico que a mi personalmente me chifla, a medida que avanza la conversación y el final es tremendo. Desconozco la inspiración del texto, pero me consta que escenas como éstas se dan a diario y casualmente soy testigo de ellas muy a menudo, gracias a dios, porque como te digo me tomo la vida con mucha ironía y con más humor.

    Muy bueno, me has provocado la primera sonrisa en esta mañana de lunes

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  2. Gracias. No es fruto de la inspiración, Nena, es la transcripción de un hecho real.

    Me alegro.
    Un beso.

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  3. eso si que es crónica de una muerte anunciada
    :-p

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  4. ¿Tú te imaginas qué le dirá al señor cuando le vaya a probar?

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  5. seguro que se lo dice en gallego y con mucha dulzura

    ay, me acabo de acordar de mi tío abuelo, que se murió hace poco... el sse debió quedar tan poquita cosa, yo creo que la enfermedad le encogió
    seguro que le tuvieron que remeter y coger por todas partes.

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  6. Da igual. Imagínate al hombre. ¿Se mirará en el espejo? ¿Pensará, como piensa cualquiera cuando se prueba ropa, cómo estará en el momento de ponerla? Y si lo hace, ¿se verá a él mismo metido en el ataud y pensará si el efecto es bueno?

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  7. es como una película de los Cohen
    pero, insisto
    con acento gallego

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  8. Qué no hubiera dado Jardiel Poncela por una historia así.
    Qué macabramente divertida, Porto.
    Es un hecho real -según dices-, pero está magnífcamente contado.
    Supongo que todos los que la hemos leído, cuando nos pongamos malitos, tendremos buen cuidado de que la cónyuge no nos tome medidas.
    Un abrazo.

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  9. Genial, Porto. De la primera a la última letra. Mi calurosa enhorabuena.

    Un abrazo.

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  10. Tiene razón Celia, el asunto es muy gallego. En la película, los Otros de Amenábar, salen unas fotos de difuntos. Parece ser una costumbre muy atlántica. En Galicia también era común retratarlos como en Irlanda.
    Castelao tiene un relato en el que un padre o una madre, no recuerdo bien, le piden que vaya a visitar a su hijo pequeño moribundo, no en su condición de médico sino como retratista.
    Creo que la gallega es una cultura que le mira de frente a la muerte; lo que para mí es un signo de vitalidad.
    Unha aperta, meu.

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  11. ¡Casi lloro de la risa!
    De los Coen, no; de Almodóvar.

    Esta anécdota demuestra dos cosas: que hay que estar preparado hasta para las peores situaciones (y la señora se prepara a conciencia); y una vez más, el carácter cotidiano que tiene la muerte en los círculos sociales en los que se mueve el Señor de Portorosa.

    Vamos, confiesa: ¿cuantas veces has visto El Séptimo Sello?

    Saludos.

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  12. Me ha gustado mucho el texto, Porto.
    Estoy de acuerdo con Taliesin en que mirar cara a cara a la muerte es una actitud vitalista en lugar de otra cosa. No creo que desterrarla al extrarradio, tal y como se hace en las grandes ciudades, mejore la situación.
    En cualquier caso, la estampa del moribundo probándose el traje con el que lo van a amortajar no tiene desperdicio, la verdad.
    En fin, que me ha gustado mucho. Deberías hacer un recopilatorio con tus textos mortuorios, creo que están llenos de ironía y que tienen una mirada muy amable sobre el mundo.

    Un abrazo,
    X.

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  13. :-D

    Es que las personas mayores (¿de cerca de setenta, quizá? Por ahí andará...) hablan de la muerte como si tal cosa. Lo veo en mi entorno, mis parientes más mayores incorporan a su vocabulario esa palabra, y su idea, no para instalar a los que se la oyen en la perplejidad (como es tu caso, que además es descacharrante), sino para habituarlos a su presencia. A su cercanía.

    Qué cromo gallego, :-)

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  14. Si es que lo estoy viendo agggggg menuda señora y pobre hombre, lo imagino probando el traje mientras ella le pone los alfileres y se me cae el alma a los pies.
    Me has dejado atónita con el relato y sobre todo con el final.
    Muy bueno.
    Bs.

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  15. Gracias, muchas gracias.

    Gwydir, me alegro de verte. La situación lo era.

    Sólo una, Iván (y en el blog está el comentario); juro que yo no hago nada... es la muerte, que viene a mí :0

    Miraré lo de los textos mortuorios, a ver si tiene entidad la cosa.

    Abrazos y besos a todos.

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  16. Aunque no me veas paso siempre por aquí. Un beso

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  17. Impagable. Un ejercicio literario, o vital, o ambas cosas, de altura.
    Un abrazo

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  18. F, muchas gracias. Da gusto empezar la mañana con esos estímulos.

    Ah, y buenos días a todos.

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  19. Porto, qué bueno, esto de la muerte en Galicia tiene su aquel. Acabo de llamar a mi madre para leérselo, se monda, dice que parece de Berlanga.

    Cuando se murió mi abuelo hace algo más de un año, viví una situación completamente esperpéntica, cuando intentábamos meter el ataud en el nicho; no cabía, por culpa de la cruz del ataud (parecía la última venganza de mi abuelo, tan ateo él). Se montó un comité de expertos para decidir que hacer, yo estaba alucinado; al final, llegó un currante con una estaca en plan Van Helsing y se cargó la cruz, y listo.

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  20. Eso de la cruz lo vi yo también una vez, y tuvieron que ponerla al lado.

    Pero lo que más me impresiona de tu comentario es que le hayas leído el texto a tu madre, y aun encima ella se haya reído. ¡Es grande, a veces, esto de internet!

    Un abrazo.

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  21. La realidad supera a la ficción,cuán repetido y cuán cierta es la frase
    Galas para un Difunto,esperpento de Valle Inclán....
    Es genial,genial...realismo mágico...

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  22. Da la impresión que la señora no tenía necesidad de acudir a cáritas a buscar un traje. Simplemente coincidía en que para ponérselo en una sola ocasión no valía la pena buscar algo muy bueno, ni hacer gasto.

    En galicia, en las zonas rurales, todavía se vela al muerto en el salón de casa, durante la noche anterior al entierro. Se da de comer y de beber a los que se acercan a acompañar a la familia y se cuentan historias del muerto, casi siempre con cariño.
    Es un acto social, no familiar, que reune a veces a cientos de personas a los que la familia ni siquiera recuerda, que por el hecho de ser vecinos de la parroquia acuden a dar el pésame.
    Se dan muchas situaciones curiosas, que se viven con naturalidad, pero que nos pueden parecer extrañas a los urbanitas:
    - lo siento mucho.
    - gracias, que pena más grande. ¿y tú quien eres?
    - yo soy vecino, vivo en la casa de arriba...
    - pues no te conozco. No vas mucho por la iglesia, ¿no?
    -...
    No conocer a un vecino deja abierta la puerta a la sospecha y se pueden pasar medio velatorio intentando averiguar quien es quien.
    Sin embargo, pese al punto reaccionario que pueda tener meterse en la vida de los demás, e intentar establecer un mundo cerrado, una geografía humana controlada y segura, lo cierto es que tiene una contrapartida solidaria y este modo de proceder en los velatorios ayuda a la familia y a los amigos a superar el trance con naturalidad.

    Igual, esta naturalidad está detrás del "caso del traje del muerto futurible".

    un saludo

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  23. Yo me imagino al hombre resignado probando el traje...Por la conversación deduzco el suplicio que debía suponer para al hombre que su mujer le renovase el vestuario.
    A todo esto...¿como va tu cambio de look? Tendrás que empezar a valorar una imagen más seria con vista a los cuarenta, están al caer...y aun pareces un chabalillo.

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  24. Y ahora cada vez más, cada vez más rejuvenecido...

    Un beso.

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  25. Sobre este asunto de los entierros y la muerte contada así me leí hace un par de años una novela coj... de Julián Rodríguez, NINGUNA NECESIDAD (Mondadori), y ahora acabo de leerme CULTIVOS (Mondadori), que también trata de la muerte y de desapariciones muy interesantes. Ayer lo decía Rioyo en la ser, entrevistando a Rodríguez. Cómo contar los entierros de otro modo.

    JAVIER VIEJO

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  26. Justo ayer leí en el blog de Rafael Reig algo sobre ese último libro, Cultivos. Lo ponía muy bien.

    Bienvenido, Javier.

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