Sócrates, poco más o menos
Estoy aprendiendo tanto, pero tanto tanto, que ya casi no puedo escribir sobre nada.
¡Ay, aquellos tiempos en que me permitía opinar, reflexionar y aun instruir sobre cuanto tema se me pusiese al alcance, qué lejos han quedado!
¡Ay, felices días de la atrevida inconsciencia que tanto facilitaba todo, por qué os habéis ido dejándome tan desnudo!
Por qué me habéis abandonado, confortables límites...
Sabrán ustedes disculparme.
ResponderEliminarHay que saber disculpar, ¿eh?
¿Reclamando la piedad del cadalso?
ResponderEliminarPersevere, persevere.
Sirwood
No, no, aguantaré, asumiré las consecuencias.
ResponderEliminarEs vivir. Eso es vivir.
¿No queremos crecer? Pues sepamos que eso significa salir a pecho descubierto al paso de la vida.
¿No?
Y gracias.
!Eso, éso!
ResponderEliminarDése la satisfacción de volver a equivocarse.
Saludo devuelto.
Sirwood
Bueno, equivocarme no sé si me satisfará mucho.
ResponderEliminarProbar, mirar detrás, salir de detrás del escudo, si es que soy capaz (estoy en ello), sí. O debería (ya digo que aún estoy en ello).
En cambio yo me lo paso pipa pontificando; cada día me siento más desinhibido ;-) Total son cuatro días, y la mitad nublaos...
ResponderEliminar¿Será que tú ya estás en el siguiente estadio, y la consciencia de tus (con perdón) limitaciones y tu cada vez mayor relativismo se han traducido en una alegre despreocupación?
ResponderEliminarA mí en cambio por ahora me ha dado por guardar un respetuoso, cabeceante y asombrado silencio.
ResponderEliminarY en breve supongo que veréis que prescindo de la silla y levitaré.
En efecto, si prescinde de la silla, laevitará.
ResponderEliminarsiempre disculpándose Portorosa...
ResponderEliminarSiento hacerlo tanto, Celia :P
ResponderEliminar(Pero es verdad, ¿eh?, es que no soy capaz de evitarlo...)
Anónimo, seguro que eres un comentarista habitual y no tienes agallas para dar la cara después de ese chiste.
Si se llega a levantar hace unos meses de la silla....
ResponderEliminarPero ahora, estoy de acuerdo, levitará.
Por favor, tenga cuidado con la altura de los techos.
A ver si arregla ud. una cosas y se le estropea otras...
Ya no tengo que poner aquí mi nombre.
Son pequeños ataques, ya se te pasará.
ResponderEliminarA mí me sucedió lo mismo. Va bien buscar nuevos horizontes en los que meter la pluma y el estilete. Uno se renueva y adquiere nuevos bríos sin perder los antiguos.
Un abrazo.
Será...
ResponderEliminarUn abrazo a los tres.
ResponderEliminarY buenos días a todos.
yo hace tanto que tampoco opino.
ResponderEliminarni ganas que tengo de volver a opinar. bastante tengo con pensar, que es bien cansado.
(caníbal)
Me acuerdo de algo parecido a esto: «Para opinar se requiere una inmensa ingenuidad ; para no opinar hace falta una inmensa honestidad».
ResponderEliminarNo sé si era así. Y tampoco quien lo dijo. Lo malo es que no sé si eso sería una opinión, también.
Cansadísimo, Caníbal, es agotador.
ResponderEliminarPues yo diría que sí, Juanjo, que está diciéndonos qué hacer, ¿no? Aunque el consejo sea bien prudente.
Me equivoqué, el consejo no era para «opinar», sino para «teorizar». T.S. Elliot., parece ser.
ResponderEliminarDecía nuestra queridísima y sabia abuela: "Si volvera a nacer co sabido sabido....
ResponderEliminarCuanto tiempo sin entrar por aquí y cuanto tiempo sin vernos (a quienes más añoro es a los niños, no te emociones).
Igual este domingo vamos a comer, si tal te llamo e falamos.Bicazos meu.
Mamen
¡ No era si volvera a nacer!. Era: "se me volvera nova....
ResponderEliminarHaaaay esta memoria, que pena de verdad...
Ya que la cosa ha derivado en melancolía os cuento un viejo aforismo sacado del no menos viejo Reader's Digest:
ResponderEliminar"Las personas lo suficientemente sensatas como para dar un consejo, suelen ser lo suficientemente sensatas como para no darlo"
Buenos días.
ResponderEliminarBueno, Juanjo, entonces desaparece la contradicción... ¿o no?
Está muy bien la frase, Brian.
¡Mamen, qué alegría!
Me da la sensación de que no haber prestado más atención a lo que decían abuela y otros que ya se han ido fue dejar pasar un montón de oportunidades de aprender; y de aprender cosas verdaderamente importantes, además.
Si venís, llámame, a lo mejor consigues que me inviten :) (pero, ojo, no habrá niños, lo siento, seré yo solito).
Un beso.
Una lectura espesa la del Reader's Digest, Brian. Y gratificante. O al menos eso recuerdo.
ResponderEliminarHace muchos veraneos que no lo cato.
Y yo que pienso que la sensatez sería más de agradecer en quién solicita el consejo que en quién lo dá...
ResponderEliminarEra la lectura preferida de Ronald Reagan, según decía. Vibraba con los relatos de montañeros perdidos a 30ºC bajo cero, y se olvidaba de Jomeini con "La risa, remedio infalible".
ResponderEliminarNo acabo de comprender lo del sentido común, Anónimo último.
Pero escriba usted , que aun sólo sabiendo ( es suposición y no afirmación , que conste)que no sabe ya sabe más que los que saben de todo -creo- .
ResponderEliminarJuas! Lo de la levitación con documento gráfico, oiga.
ResponderEliminarBeso.
Eso es sólo al principio.
ResponderEliminar¿Qué quieres decir? ¿Que después uno vuelve a las andadas y opina alegremente?
ResponderEliminarPero por lo menos lo hará a otro nivel, un poquito mayor, ¿no?
¿O no mejoramos nada?
Verás, Porto, te haré una pregunta muy sencilla, seguida de otra más sencilla: ¿cuántos números hay mayores que diez? ¿cuántos números hay mayores que mil?
ResponderEliminarLos números por encima de uno dado (todo lo que esos números no abarcan) son idénticos, siempre. Por grande que sea el número.
Alguen puede decir que sabe más que antes. Y podría cuantificarlo en libros, en tomos de la Britannica, yo qué sé... "sé el triple que hace diez años". Bien, perfecto. La cantidad de cosas que no son abarcadas por ese número, sigue siendo exactamente el mismo, a los más sabios y a los menos sabios nos hermana la ignorancia. No estoy de acuerdo con Sócrates en que el más sabio es quien tiene la ignorancia más perfecta, es algo que compartimos todos. Así que creo que tienes razón: quedamos exactamente iguales, porque siempre se escribe de lo que está en la penumbra entre lo conocido y lo ignoto, una inmensa penumbra. Hacer otra cosa sería absurdo, no tendría ninguna posibilidad de ser fértil.
Para cambiar, no vale aprender, hay que transformarse de manera que no sirvan ya los mismos números. Que no pueda decirse "soy X veces más sabio", o "he aprendido X veces más". Que nadie pueda ponerte un ejemplo tan peregrino y simplón como el mío, mero juego de tahur.
Sucede, lo sabes, cuando te enfrentas a la muerte, al dolor, al amor. Entonces sí, te transformas. Entonces serás más rico, si bien en una moneda desconocida, a veces agria.
... pero la verdad, no es eso lo que quería decir. Me reafirmo, el no saber qué escribir es el principio de una inmensa fertilidad.
De todas formas, no me hagas mucho caso.
ResponderEliminarTe lo hago, te lo hago. Eso de medir el conocimiento en distinta moneda me parece una imagen muy clara.
ResponderEliminarPor lo demás, el ejemplo de los números me encanta. ¿Eres profesor, Balcius?
Otro acuerdo: se escribe sobre esa penumbra, es verdad.
Muchas gracias. Un abrazo.