16.4.08

Ay, Sigmund

El otro día, en un parque infantil, apareció un compañero de clase de mi hija. Cinco añitos. Es mi novio, me dijo Paula con una sonrisa vergonzosa.

Y clavé en él la mirada. ¡Soy mucho mejor yo!, pensé.

Se lo juro.

Qué miedo, ¿no?

19 comentarios:

  1. uff
    tan jovencita empieza a buscarse dolores de cabeza su hija?

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  2. En estos casos, la solidaridad interpatrial tiene que estar por encima de todo.
    Cuando me hija me dijo algo semejante, comprendí el profundo significado de los cuentos infantiles. Me refiero a esos en los que el rey manda un mensajero por el reino buscando candidatos para el lecho de su hija. Lo que está haciendo el sensato rey es, ni más ni menos, que convocar oposiciones para yerno real.
    Eso es lo que me gustaría hacer a mi, aunque yo de real tenga poco. Pero ni mi hija ni mi mujer (¡ay!) me lo permitirían.

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  3. Pues sí, Celia; y eso no es todo: dice que se dan besos...
    Pero, ¡pero!, sin mover la cabeza, sólo tocándose.

    Claro, señor Luri, oposiciones, aunque no seamos Reales. Oposiciones en las que se exija demostrar virtudes sin par, de las que resulte un intachable vencedor. Porque ni la más distinguida princesa se merece tanto como mi hija al mejor.

    O eso creo yo.

    Pero parece que son celos, ¿no?
    Vamos, que me parece que no, que de virtudes sin par, nada, que también mi hija buscará sabe Dios qué, como todos, y que ya veremos si tiene suerte.
    Y tal vez yo, entonces, siga tirándome de los pelos y diciendo "¡¿Pero éste?, ¿éste?!" en una esquina. Y ella tendrá el buen criterio (porque para eso estamos tratando de hacer de ella una persona maravillosa y lista) de no hacerme (casi ningún) caso.

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  4. Ay señor Portorosa... Y lo que "te rondaré morena". NO se preocupe usted, al quinto o sexto ya tendrá usted callo e incluso querrá hacerle algún regalito por navidad para agradecer (secretamente) lo feliz y radiante que está su incomprensible y adolescente hija ( o esa extraña persona que la ha suplantado).
    __Basado en hechos reales__

    Anónima Mamen.

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  5. Ay, Mamen, si tú lo dices, así será. Pero, mientras, ya te iré preguntando si lo que voy sientiendo es normal, ¿eh?

    Supongo que, aunque no sea infalible, la cara de satisfacción de ella es una buena tabla de medir. Porque hay que sentir por tu hija, a través de ella y no directamente, ¿no? Que para ella es.

    En fin, confío, no obstante, en que aún me queden por delante algunos años sin pensar mucho en esto.

    Un beso muy grande.

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  6. Creía que eso de los padres celosos de los "otros hombres" de la vida de sus hijas era un rumor.

    Pues sí, chico, hay más hombres o mujeres que la harán feliz, que la harán sufrir... y como te dije en otra ocasión no olvides que "tus hijos no son tus hijos, sino hijos del mañana". Por cierto, que mientras llega el mañana disfrutala, que tiene una edad hermosa, y llénala de tu amor,tu sapiencia y tu saber hacer como padrazo.

    Un beso con mucho cariño para el papi celoso

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  7. Es una gran verdad, veo venir.

    No me olvido del poema, Nena; estos días he pensado mucho en sus últimos versos, los que nos dejan el papel de arco. Está muy bien.

    Besos.

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  8. Váyase usted preparando para ese día fatal en que llegará tranquilamente a casa y se lo encontrará a EL sentado en su sofá. Ninguna herida narcisista es más sangrante que esta.

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  9. lo siento, pero me hace reír mucho. Me imagino a Portorosa aflojandose el cuello de la camisa, en el momento en que su hija le dijo es "mi novio" y tragando saliba cuando remató la faena diciendo "y nos damos besos pero sin mover la cabeza, solo tocándonos".
    Claro, que llevo meses riéndome de Luri y su yerno el del sofá.
    :-p

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  10. Celia: Hay asuntos serios que no se deben tomar a broma. Y este es uno de ellos.
    Claro que así se forja el acero del corazón de un padre.

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  11. Me contó Jorge el verano pasado, con 6 años:
    -Te tengo que contar una cosa...pero no! no puedo! bueno vale te la cuento...pero no se lo digas a nadie....a nadie eh!....ni a mamá aunque sea tu hermana.
    - Yo callada mientras tanto, a espera de con que me iba a sorprender.
    -Le di un beso a una niña! pero rápido y..y.. nada más.
    -Me dijo que le gustó y me prometio que no lo iba a volver a hacer.
    Que tu hija no se arrime mucho a mi sobrino jeje

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  12. No es por asustarte.

    Pero por ahí se empieza la via de purificación. Yo más que celos creo que es miedo a bajarnos del trono desde el que creemos observar el crecimiento de ¿nuestros? niños.

    Pero no pasa nada es un buen ejercicio de humildad eso de sentarse en el suelo. Prepárese usted a dejar su silla señor de Portarosa. No pasa nada, al final se encontrará mas ligero.

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  13. Pues sí.
    Qué miedo...
    Si ya estás así, ¿qué pasará cuando te toque de verdad?

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  14. creo que a eso lo llaman amor de padre.
    Besos, señor de portorosa.

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  15. Mi hija, también de cinco años, me presentó recientemente a su novio.
    -Éste es mi novio
    _¿y el lo sabe?
    _ sí, dijo él.
    _ Ah, es muy guapo, dije yo
    -Jugamos a los monstruos, dijo ella, y nos damos besos.
    Me reí de la combinación de niñez y copia de lo que se ve, pero también pensé que, en realidad, no me gustaba tanto el niño si la cosa fuese de verdad...

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  16. Yo estoy contigo. Creo seriamente que es para asustarse...

    Beso.

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  17. Son miedos, claro. Más adelante, miedo por ellos, y, ahora y siempre, miedo por nosotros, por que nos sustituyan en su "corazón".
    Y lo que me da miedo (bueno, dentro de un orden, que era una broma) es haber reaccionado con ese miedo ya.

    Seguro que, como dice XY51, bajarse de un pedestal lo aligera a uno. En éste y en todos los ámbitos de la vida.

    Un abrazo a todos (bienvenida, Mater; Puerto, me alegro mucho de verte), y buen lunes y buena nueva semana (intentemos que lo sea, no nos quedemos a velas vir).

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  18. Es lo malo de tener niñas. Ajo y agua.

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