Otro
[Para Celia y mi prima la de Almería, que andan preocupadas por mis hábitos mortuorios]
Pues sepan que desde el día 11, cuando escribí El final, ya he ido a otros dos velatorios/entierros. El último, ayer.
Y no los busco.
Éste fue de un hombre bueno.
Lo de que no los buscas deberías meditarlo. ¿Antes ibas a tantos velarios, no se ha muerto nadie tan allegado como los de los velatorios a los que ahora asistes o es que no te planteabas ir?
ResponderEliminarYa no me asustan a mí...¿será que estoy preparada para asistir al propio?..
ResponderEliminarNo es algo nuevo.
ResponderEliminarEl número, no obstante, ha ido aumentando con la edad y con la aparición de más vínculos familiares, de amistad, profesionales, etc. Simplemente. Por supuesto que no los busco.
Mi actitud influye, claro: yo creo que en esos momentos la presencia de personas allegadas, que sinceramente compartan tu dolor, es una de las pocas cosas que pueden aliviarte un poco. Y eso hace que crea que, llegado el caso, debo ir.
Y bienvenidos ambos.
ResponderEliminarSúcubo, pues si es así no es poco. Yo, para pocas cosas (el de algunas personas queridas) estoy menos preparado.
Estimado señor de Portorosa,
ResponderEliminarPermítame un poco de humor ante tal desfile mortuorio.
¿Se ha planteado usted si tiene algo que ver que la sucesión de enterramientos? No sé, quizá le pase como Jessica Fletcher, la archiconocida protagonista de "Se ha escrito un crimen". Quiero decir que yo a esta señora nunca, y quiero decir nunca, la invitaría a cenar que luego ya se sabe lo que pasa. Que alguien palma. Así que medítelo y si la respuesta es positiva (esto es, que el gafe es usted) avíseme para retirarle el saludo. :-D
Un abrazo y ánimo,
X
portorosa, por dios...
ResponderEliminarempieza a ser patológico!!
Hacía tiempo que no escribía por aquí ... pero veo que sigue usted con las mismas costumbres.
ResponderEliminarComo no me consta que la tasa de mortalidad en Galicia sea superior a la de otras comunidades, me imagino que lo que ocurre es que en Galicia la asistencia a los entierros y funerales es mucho mayor.
Es decir, que si alguna vez oíste hablar del finado o te relacionaste con alguien que tuvo trato con él, te sientes obligado a ir.
De lo contrario, me sumo a la "teoría Mrs. Fletcher".
Saludos.
Buenos días, hoy domingo.
ResponderEliminarQué tal, Iván. Pues yo creo que por ahí van los tiros, y de hecho traté de comprobarlo (a ojo) aquí hace unos meses, pero del estudio funerario no salió gran cosa.
Yo, en fin, lo de la Fletcher creo que era distinto, ¿no? Que a mí no se me mueren en la casa, ni a la mesa...
Lo que suele ser patológico, Celia (y perdón por el humor negro), es lo de que se muera la gente.
Saludos.
Será mejor pensar que es usted, como se dice en mi tierra, "mu cumplio".
ResponderEliminarSeré, Divina Nena (oiga, ¿usted ha consultado con alguien lo de su nombre?).
ResponderEliminar¿?Es que acá donde yo vivo, nos llamamos las unas a las otras "nena",recurso muy utilizado cuando no te acuerdas del nombre de la "nena" en cuestión. Además aún soy una nena, poco me queda ya pero...
ResponderEliminarDivina, porque... me gusta :-D
Pero, mujer, es que Divina Nena es como de alguien sin ningún problema de autoestima, ¿no? Pero ninguno ninguno. :)
ResponderEliminarUn beso.
Bueno, alguno habrá, no se crea usted. Lo que es seguro es que tiene mucho más de humorístico más que engreído, y que conste que mi ego está bastante bien de salud pero no van por ahí los tiros.
ResponderEliminarUn saludo estimado Sr de Portorosa:-D
No lo dudo, Divina.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo me apunto a que lo debe de dar la tierra, así a lo Valle-Inclán, esa Galicia mítica, profunda.
ResponderEliminarAunque bien mirado, la clave de esto de los entierros está en no asistir al último, que ya nos podemos hacer una idea de cuál debe ser. Por lo demás, como siempre, ir tirando es la clave.
De todos modos a los gallegos nos gusta mucho reunirnos, aunque sea en estos sitios. Conozco gente a la que le parece mal que no le inviten a una boda; cuando puede llegar a ser un compromiso muy costoso.
ResponderEliminarDe todos modos creo que mis amigas de Moeche te ganan en velatorios y entierros. Por no hablar de la modista (y su marido) que compartí con tu madre y la mía: nunca nos terminaba la ropa debido a su asistencia a estos eventos. Yo, al principio, pensé que se lo inventaba, pero después de encontrarmelos en los de mis dos abuelas ya me lo creo.
Gracias,de nuevo, por el contador y las correcciones ortográficas.
Bueno, una semi teoría antropológica de la presencia de la muerte en la cotidianeidad de la vida aquí (y me refiero al medio rural y a sus herederos urbanos, que no son, o somos, nada urbanitas) hay; o alguna gente la tiene. Pero como sólo se la he oído a gallegos, tampoco me ofrece muchas garantías.
ResponderEliminarPersonalmente, ayer pensaba en eso, en lo de "mu cumplío", e insisto en que a mí me parece un momento en el que es importante acompañar a las personas. Y por eso suelo ir.
Besos y abrazos. Me alegro de verte, Lector. De nada, prima.
No os lo vais a creer, pero acabo de entrar en una oficina de mi trabajo y me he encontrado a un tío y una tía, ambos de cincuenta y pico años, leyendo las páginas de esquelas comprobando si tenían algún entierro.
ResponderEliminarLa sociedad gallega es rural. Aun la urbana, lleva poco tiempo siéndolo, y la estructura, la mentalidad, diría yo, son rurales. En Galicia todo el mundo "tiene" aldea, y, además, la dispersión de la población hace que la de tu padre no suela ser la de tu madre, y que cuatro abuelos supongan 4 aldeas, y la familia está por todos lados, y los compañeros del trabajo también, y los amigos; así que uno "tiene entierros" en un montón de sitios, que además están cerca, mientras, por ejemplo en un pueblo de Valladolid, digo yo que uno irá a los entierros de donde vive, porque en el siguiente pueblo a lo mejor ya nadie le es nada y, además, queda lejísimos. Se me ocurre, vamos...
En las aldeas todo el mundo va a los entierros. Y eso, en ciudades como la mía, pequeñas, se mantiene, salvando las distancias.
(Y luego están mis razones personales, que ya he explicado... a mí mismo, supongo, porque quién va a volver a este post a estas alturas...)
Alguién volverá, hombre...
ResponderEliminar¿Ves?
Ah, pues sí. Aunque a lo mejor he sido yo mismo haciéndome pasar por otro...
ResponderEliminarPues yo misma:-D, que me veo intentando conocer esa sociedad de la que tanto hablas y que yo desgraciadamente desconozco, aún soy nena y me queda mucho por conocer. Curioso, hermoso y pelín tetríco la costumbre de ver un entierro como algo social, aunque ciertas bodas seguramente son más tetrícas que muchos de esos entierros. Su segura lectora aprovecha para saludarle a esta altura del post
ResponderEliminarBuenos días, divina Divina.
ResponderEliminarEs cierto lo de la constumbre que tiene los vecinos de la aldeas en ir a los entierros.
ResponderEliminarMi abuela paterna nunca iba a un velatorio o a un entierro porque "a ella esas cosas no le gustaban". Pensé que el de ella estaría vacío. No lo estuvo del todo,como tú dices, estaban los que nos acompañaban a nosotros, los familiares, y gente que no había visto en mi vida y que,luego pude confirmar, viven en las casas de alrededor del cementerio (en Bañobre,una aldea de Miño).
Fué raro porque me hicieron llevar una corona y esos desconocidos me miraban y cuchicheaban.Me imagino que dirían: ¿e ésta de quen virá sendo? A de ser a filla do Pepe.