24.1.16

Táboa Redonda: contra mí mismo

Lo de tener en uno mismo a un enemigo o, como mínimo, un incordio, es más que una frase resultona: resume muy bien una sensación que, en determinadas (demasiadas) situaciones, aparece, clara, como un lastre, a poco que me pare a pensar qué me ocurre.




El enemigo

 
Todo el poder de Google ha resultado inútil para corroborarlo, pero recuerdo que hace años leí una entrevista a Ray Loriga en la que decía que le parecía tan tonto que alguien lo leyese por su aspecto como que no lo hiciesen por lo mismo. Y ya me cayó bien.
De Loriga he leído ‘Lo peor de todo’, ‘Héroes’, ‘El hombre que inventó Manhattan’ y ‘Ya solo habla de amor’. Y todas me gustaron, a pesar de lo distintas entre sí que me parecieron: las dos primeras, bastante bukowskianas;  la de Manhattan, atípica, como si él fuese de allí, y la última, ‘Ya solo habla de amor’, completamente diferente, me encantó y me aburrió. Eso puede ocurrir (a mí me pasa a menudo, de hecho). Creo que le daba demasiadas vueltas al tema, pero eran unas vueltas brillantes, que con el tiempo son lo que recuerdo.
El libro habla de Sebastián, un hombre cuyo despecho amoroso, que en ese momento lo abarca todo, parece la culminación de una situación, de un planteamiento vital, ya bastante deprimentes en general; al menos para él, a la vista del resultado. El narrador en tercera persona conjura, aunque solo sea gramaticalmente, el riesgo de caer en la autocompasión, pero el caso es que el pobre Sebastián se lamenta de bastantes cosas, en un tono triste y lúcido, a veces defensivamente cínico y otras hundido.
“La luz en las ventanas de las casas ajenas nos habla siempre de una felicidad que existe sólo fuera de nosotros”, dice. Y lo interesante es que no son las palabras de alguien castigado por la vida, sin posibilidades, aunque en ese momento Sebastián se sienta así, sino el resumen de una actitud, su sino: limitarse a presenciar la felicidad, a desearla, incluso a construirla, pero sin llegar nunca a sentirla.
Se promete que en un futuro su amor “será tan bueno como el de cualquiera y será uno de esos amores que hace cosas, que joden alegremente, que disfrutan, que se divierten, que viven...”. Pero, aunque su desesperación sea sincera, se engaña, porque Sebastián se tiene a él en contra, como reconoce al compararse con una mujer que cuenta “con lo mejor de sí misma como aliado, cuando él ha contado siempre con lo mejor de él mismo como enemigo”. Y esto lo explica todo: sus disquisiciones teóricas, sus dudas, su represión, su distancia de la vida.  
Uno mismo como enemigo; uno mismo como incordio. Renunciando de antemano, anticipando el desencanto, tirando de las riendas, inventando excusas, poniendo pegas, incapaz de relajarse en una satisfacción que nunca está a la altura del modelo. Esa puñetera manera de ser que puede resumirse, como me dice mi novia, en no saber ser feliz.
 
* * *

3 comentarios:

  1. Una magnífica edición dominical , gran satisfacción recibida con la lectura del suplemento dominical Táboa redonda nº 18, inmejorables artículos literarios, compañeros de viaje, esta vez acompañan el suyo en el diario El Progreso de LUGO:
    El Bosco: un genial desconocido. Ramón Rozas, A propósito de Ingres. Quinito Mourelle, Apariciones de John Lennon. Antonio Costa Gómez, O público somos todos. Camilo Franco, A guerra eterna. Javier Nogueira, El enemigo. PORTOROSA, Aznar usa colonia de vocación atlántica? Santiago Jaureguizar.
    Difícil el premio periodístico a todos los arriba mencionados. Difícil la elección Todos son excelentes. Pero no puede quedar el premio desierto, pesan en el ánimo las blogueras influencias, y fallamos: el premio literario, nuestra elección va otorgada a...
    El enemigo. PORTOROSA. ¡Lógico, no podía ser de otra manera...!

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  2. "Todo el poder de Google ha resultado inútil para corroborarlo," ¿pero cómo puede escribir eso...?
    ¡Pídale perdón al "padre" Google ahora mismo! sepa, dicho sea con la mayor de la humildad hacia Ud., rey del mejor BLOG de la Blogosfera: ¡¡¡ golpeo repetidamente con la frente, de bruces, mi frente en el suelo... !!! implorando su perdón: por mi atrevimiento y por lo que escribo seguidamente...
    Google tiende a la perfección y, día a día absorbe y se nutre de la red de redes, crece y tiende a la divinidad y al "súmmum del conocimiento" máximo. Engloba toda la sabiduría alcanzable en Internet.
    Es más: debiera cobrar por las búsquedas, usando su saber en la red, para llegar al conocimiento máximo y absoluto.
    Unos instantes hace escribí en este divino buscador: ray loriga...
    Me acaba de hacer saber "divino padre" Google que Christina Rosenvige (una de mis entelequias de juventud) es su esposa... divina cantante que me arrobaba y embelesaba con los arpegios de su voz, su acento, su canto... tengo que buscar el CD y volver a escuchar su tierna voz.. que ¡tanto gusto y placer me producía...!
    Además:
    ...en Youtube una entrevista a Ray Loriga, en fin interminable la lista de Ray Loriga, harían falta decenas de minutos para investigar a fondo la consulta...
    Corrijo su post por el de : "Todo el poder de Google ha resultado útil para corroborarlo,".

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  3. Es necesario corregir lo de "esposa de Ray Loriga" por "ex-esposa"
    Arramble a él (búsqueda en Google) y me concentré en Christina Rosenvige.
    El "divino padre Google me saca de la oscuridad ( supina ignorancia).
    "Mi" Christina Rosenvige, tras 14 años de matrimonio y dos hijos en común, ha tirado a Ray Loriga por el sumidero, lo ha abandonado...
    Una trayectoria interminable de amores han llenado su lecho del placer..., vuelve a estar soltera y disponible y con unos años más encima, eso como todos... Seguir, es la estela de la denostada crónica rosa, inasumible para muchos, aunque yo la siga, un pequeño ratico... por saber más de "mi" Christina...

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