4.8.13

Vicedo 2013: familia

Al principio, como sucede algunos fines de semana (y en particular algunos pasados aquí), hay un período de adaptación. Plantearse los días completos siendo el único adulto no siempre me resulta fácil. Pero, una vez admitidas las pegas de la situación, parece que todo empieza a fluir ya. El pan llega temprano y salir solo a recogerlo deja una sensación muy parecida a la felicidad.






Ayer hizo un día precioso y por la mañana bajamos a la playa. Por la tarde fuimos al muelle a que  anduviesen en bici. Yo llevaba mis recién estrenadas Las correcciones (que tiene muy buena pinta) y esperaba tomar un café a solas, pero me encontré con uno de mis primos, uno de los mayores. Y me senté con él.

Aunque lo quiero y sé que él también a mí, lo cierto es que nuestra relación es escasa, y cuando coincidimos me siento bastante alejado, como de casi todos los demás. Hay cariño, el cariño de la infancia y de muchas cosas compartidas, pero no hay confianza ni nos conocemos de adultos. Sin embargo, ayer, excepcionalmente, creo que durante un rato estuvimos algo cerca; saqué el tema de su padre, de Camilo, del que tanto me acuerdo aquí, y mientras me iba contando cosas de él por debajo de las gafas de sol le cayeron unas lágrimas.

Luego leí yo solo un rato.

Paula acaba de despertarse y ya ha bajado. Vamos a desayunar.

Ya estamos en Vicedo.



3 comentarios: