28.7.12

Baños, paseos y niebla en Vicedo.

Desde la cama, acostado, veo la Osa Mayor. Ya, entiendo que suena un poquito típico, pero es cierto, la veo. Después de leer, al apagar la luz, me pongo las gafas y me quedo un rato mirando.

Ayer variamos y por la mañana fuimos a otra playa, Xilloi.


Xilloi. Bares al fondo.

Aunque hoy ha hecho el peor día desde que estamos aquí, hemos ido a la playa por la mañana y por la tarde; y a las ocho me he dado el mejor baño de esta semana. Siempre hago lo mismo: me meto poco a poco, con los niños, jugando o lanzando piedras, hasta que me acostumbro a la temperatura y me meto del todo; luego les digo que voy a nadar, para que no se bañen solos, y me alejo. No sé cuánto, porque en el mar no sé calcular, pero pensando en el tiempo que tardo supongo que serán unos 100 metros. Tengo los hombros lesionados y no debería, porque salgo con ellos peor, pero no puedo evitar nadar; es tanta la diferencia con la piscina, y es tan agradable la sensación. De hecho estoy pensando en comprarme un buen neopreno y traerlo en invierno, y echarle un par y bañarme cuando venga los fines de semana. El caso es que, cuando paro, me pongo a dar vueltas, a sumergirme, a dejarme llevar, a hacer el muerto; y me parece una maravilla, uno de los mejores momentos del día sin duda. Y al cabo de un rato vuelvo y salgo del agua pletórico.


Dice Calvino, sobre el arte de empezar y el arte de acabar de escribir:

El principio es siempre ese instante de distanciamiento de la multiplicidad de los posibles; para el narrador, supone desprenderse de la multiplicidad de las historias posibles para aislar y hacer narrable aquella historia que ha decidido contar en esta velada; para el poeta, desprenderse de un sentimiento del mundo indiferenciado, con objeto de aislar y lograr una armonía de palabras que coincidan con una sensación o un pensamiento.
Hasta el instante previo al momento en que empezamos a escribir, tenemos a nuestra disposición el mundo -el que para cada uno de nosotros constituye el mundo, una suma de datos, de experiencias, de valores-, el mundo dado en bloque, sin un antes ni un después, el mundo con memoria individual y como potencialidad implícita; y lo que queremos es extraer de este mundo un argumento, un cuento, un sentimiento: o, tal vez más exactamente, queremos llevar a cabo un acto que nos permita situarnos en este mundo.

Como quiera que acabe, cualquiera que sea el momento en que decidimos que la historia se puede juzgar acabada, reparamos en que no es hacia ese punto adonde conducía el acto de narrar, que lo que importa está en otro lugar, en lo que ha pasado antes: está en el sentido que adquiere ese segmento aislado de sucesos, extraído de la continuidad de lo narrable.

He cogido un libro de cuentos de Conrad, en cuya notabiográfica (Editorial ALBA) me he topado con esto; a ver si les asombra tanto como a mí:

...si de algo peca Conrad no es jamás de poco exacto gramaticalmente, sino, por el contrario, de demasiado académico, de retórico enfático, por eso confesamos no comprender del todo la inmensa admiración dedicada a Conrad.
Su uso del idioma es ceremonioso y distante por falta deconfianza nativa, dejándose así llevar por una tendencia patética a la generalización psicológica y moral.

¿Qué les parece? Solo les faltaría acabar conLo publicamos porque no teníamos nada mejor que hacer, ¿no? Aunque, en aras de la justicia, he de decir que efectivamente me he topado con un vocabulario y una sintaxis bastante pesados. Hacía décadas que no leía a Conrad (supongo que en vez de estos relatos más me valdría releer El corazón de las tinieblas), y no sé cuánto se debe a la traducción y cuánto al autor. A ver lo que duro.


A veces a la Naturaleza se le va un poquito la mano con los decorados

Cada vez estoy más convencido de que los paseos a y desde la compra juegan un papel crucial en nuestras estancias aquí. Creo que son los momentos en los que mejor hablo con los niños, que están al mismo tiempo entretenidos, receptivos y charlatanes; y que a mí me serenan muchísimo.

En el puerto hay unas instalaciones de cría de almeja. Carlos me ha preguntado qué eran y les he contado que ahí se ponen los huevos, se cuidan y, cuando ya están algo creciditos, se “siembran”, para que haya almejas en la ría. Y he hecho la broma de decirle que crecían, se hacían adultas, se casaban, formaban una familia, se compraban una casa, salían a pasear, etc. Y me ha dejado, una vez más, alucinado, al interrumpirme y explicarme que sí, y que luego tienen unas instalaciones para cría de personas,y que las cuidan hasta que crecen, y luego las siembran, y les explican a sus hijos qué son, etc.


La niebla de los montes de enfrente me tiene fascinado. Le saco fotos y fotos; pero no consigo hacer ninguna que recoja bien el efecto y pueda transmitir la misma sensación.



5 comentarios:

  1. Muy buenos, como siempre, tus apuntes de Vicedo. Me está apeteciendo acercarme por la zona este verano, cuando esté por las Galicias.
    Un abrazo

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  2. La naturaleza va un poquito de sobrada, sí.

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  3. Me gusta lo que cuentas, porque lo considero normal, una estancia con rutinas agradables, a mí me gustan muchas veces. Respecto a la niebla, quizás lo que dice Calvino es adecuado para esto: escoger un segmento o fragmento aislado, potente visual y emocionalmente, que condense de manera universal lo que quieres transmitir, sin palabras. Pensar más que hacer.
    Como tantas cosas, fácil de decir y difícil de hacer, pero entretenido e interesante.

    Un abrazo

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  4. Genial Carlos, como siempre.

    Calvino explica muy bien el motivo de que la escritura sea una droga dura. Mientras escribes has elegido el puntito del mundo que te interesa: ese puntito lo llena todo, de alegría o de rabia, según sea el escritor; pero todo rebosa.

    Creo que se refería a esto Martin Amis cuando contaba que mientras escribía una novela se encerraba en el ático casi 10 horas, durante las que no existía más que esa historia (y lo que rodeaba a esa historia). Después bajaba, se encontraba con su mujer y le preguntaba "¿qué tal el díka, cariño?". Pero no podía evitar pensar de inmediato: "me importa una mierda".

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  5. Conde, yo en agosto ya trabajo, pero si al final te acercas, y nos organizamos, estaría más que encantado de guiarte por aquí.

    Roza lo hortera, la Naturaleza, a veces, Filla.

    Sigo intentándolo, José Luis.

    NáN, un abrazo.

    Y a todos.

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