Lisboa, andando
Es que anduvimos mucho. Y hacía mucho calor, y las cuestas seguían allí, en los mismos sitios. Así que estábamos agotados.
Incluso sé de alguien que visitó un museo entero descalza.
Yo en Lisboa he estado muchas veces; no lo sé exactamente, pero creo que unas quince. Y sin embargo, como siempre han sido estancias cortas y nunca he podido verla acompañado por alguien de allí, la conozco solo superficialmente: paseos más o menos atentos por los barrios típicos, alguna visita escogida, y poco más; aunque creo que cada vez voy haciéndome una idea más clara de la ciudad.
Tengo un amigo que clasifica a las personas en función de si les gusta o no Lisboa. Si dicen que no, malo, poco hay que hacer ya. A mí me gusta; me gusta mucho. Todo el centro histórico es una maravilla: las fachadas, los balcones, los colores, los tejados, las puertas, muchas tiendas, los cafés, las plazas, los jardines, incluso las aceras. Y cada vez que rehabilitan un edificio descubren un poco más de lo que debió de ser la ciudad. Pero, así como hay zonas enteras del casco antiguo muy recuperadas, en las que apetece vivir, es imposible no ver (y creo que esta vez me ha llamado más la atención) lo destrozadas que están otras, en absoluto excepcionales, donde hay manzanas enteras que, literalmente, se caen.
En fin, supongo que la diferencia con otras ciudades es que aquí esto es muy céntrico. Al lado del edificio más señorial y del local más cool ves un callejón lleno de basura y gente saliendo de casas con los cristales rotos y las puertas desvencijadas.
Paseamos mucho, que es lo que a mí me gusta hacer cuando visito una ciudad: la Baixa, claro (aunque yo cada vez la evito más, un poco cansado ya); Chiado, claro; Alfama arriba (que parece estar cerca de culminar esa evolución de ciertos barrios viejos que pasan de ser populares a marginales, y de marginales a juveniles y alternativos) hasta el mirador de Santa Luzia, claro, y el Bairro Alto, mi preferido (alrededor del jardín del Principe Real, para más señas). Comimos siempre muy bien, tratando de escapar de los sitios más turísticos (¿con alguien funciona el reclamo de los camareros a la puerta de los restaurantes invitando a pasar?; porque a mí me hace huir). Tomamos una copa, como buenos turistas, en el mirador de São Pedro de Alcántara. Y fuimos al Gulbenkian.
El Calouste Gulbenkian es uno de los museos que más me gustan, de los que conozco. Había ido ya dos o tres veces, pero quise volver. Se ve en un par de horas, y tiene de todo un poco; lo que el señor Gulbenkian, que fue un millonario de origen armenio aficionado al arte, fue juntando toda su vida: escultura egipcia antigua, artesanía persa, alfombras orientales, evangelios y biblias armenios (de lo más llamativo, para mí), manuscritos medievales europeos, porcelana china y objetos de laca japoneses (con sus paisajes delicados; lo que más me gusta), pintura europea, con algún impresionista (Monet, Renoir, Turner, Degas, etc.), muebles franceses también del XVIII y XIX, esculturas (varias de Rodin), joyas de Lalique (impresionantes, siempre), etc., etc. Y aun encima está rodeado por unos jardines preciosos.
Ayer había, además, otra exposición, Fronteiras: un vistazo a la realidad juvenil de unas cuantas ciudades de África, con referencias a la emigración. Muy dura, muy desmoralizadora.
Y nos vinimos. Conducir por la autopista, un peligro.
El fin de semana nos supo a poco. Que es de lo que se trata.
Suena a planazo.
ResponderEliminarA mi me gusta Lisboa, pero alli hice el viaje más triste de mi vida..no sé si podré verla de otra manera.
Lo del abandono del centro, lo del proceso popular-marginal-guay/abandono, me temo que no tiene remedio (ni en Lisboa ni en Porto)
ResponderEliminarA mí lo que más me gusta de Lisboa es esa comprensión geográfica, ese saber siempre si estás arriba o abajo, a un lado de la baixa o al otro, mirando al Tejo o mirando al interior. Haber mantenido esa relación espacial, sin alterarla apenas, es la gran
Y el Gulbenkian es una maravilla, continente y contenido.
... es la gran virtud de la ciudad...
ResponderEliminarYa, Moli. Sí, me temo que esas cosas dejan huella.
ResponderEliminarQuizá hasta que vayas en un viaje feliz.
Pues te diré, Morelli, que hubo quien se liaba un poco :D
¿Lo de Porto va por mí...?
Que tienes el señorío hecho unos zorros.
ResponderEliminarYo sabia que compartía al amigo que hace esa separación contigo. Pero antes de darle al enlace, me decanté mentLmente por Nán. No.
ResponderEliminarA mí me gusta y quiero volver. Pronto. Porto.
Fer a mi me encanta Lisboa me impresiono siempre que fui el barrio donde esta el sanatorio maritimo para marinos retirados y esas covas en pleno centro civico de Lisboa en donde puedes escuchar un buen fado cantado solo como cantan los portugueses...
ResponderEliminarYo amo Portugal gracias a mi marido, porque tiene paisajes muy bonitos y los portugueses son muy amables... Un dia caminando por Lisboa con Santi, pude escuchar en plena calle a un grupo de musica Klezmer, la tipica musica judia, tambien siempre he dicho que en Portugal en si se come muy bien, muy abundante!.
Besos, ambas.
ResponderEliminarAroa, pues desde Madrid se debe de tardar poquito.
Bom dia.
Sabía que el del enlace no era yo, porque nunca hemos hablado de eso. Pero no me extraña que Aroa lo pensara, porque varias veces he dicho lo mismo. Y de todas maneras, el amigo me queda cerca. Lisboa es una atmósfera que te envuelve y te acompaña. Desde aquí, sí, queda un poco lejos en coche... ¡y conducir es un peligro!
ResponderEliminarCierto que alguien se liaba, y no poco!!
ResponderEliminarHasta una orquesta completa, había. Tocando en plena calle.
Así que sigue siendo un peligro l ode las carreteras lusitanas... pensé que habría mejorado desde que estuve yo allí (trabajé en Coimbra dos años, entre el 97 y el 98), pero parece que no.
ResponderEliminarSolo fuimos por autopista, don Micro, y era un horror. Entrar en Galicia fue una maravilla, con todos los coches circulando ordenaditos por la derecha y yéndose a la izquierda solo un ratito para adelantar.
ResponderEliminarAllí era más estilo slalom.
Un abrazo.
Hablo de lo que me contaron, eh?
ResponderEliminarQue yo no estuve.
Vaya, me entero ahora de que los melones también tienen sexo, ¡de que hay melonas!
ResponderEliminarhttp://elviajero.elpais.com/articulo/viajes/Mariposa/dice/borboleta/elpviavia/20110820elpviavje_5/Tes
ResponderEliminarObrigado, Aroinha :-)
ResponderEliminarDefinitivamente, su amigo llevaba razón. Cómo no. :-)
ResponderEliminarAbrazotes. A ver si nos vemos, que ya hace...
X.
A ver.
ResponderEliminarCuento con ir a la capital en octubre. En cuyo caso, descuide, que nos veremos.
Un abrazo.