30.7.11

Diario esporádico de vacaciones: los males del miedo (séptima espora)

Precipitarse por la pendiente del miedo tiene siempre consecuencias funestas. Es difícil evitar que la bola de nieve que se forma vaya creciendo y arrollándolo todo a su paso.

Anteayer por la noche comencé una de estas esporas y la subtitulé Sabor a derrota, título no solo sintomático de mi estado de ánimo de entonces sino revelador de la naturaleza de mis problemas.

Les he contado ya que durante casi todo el mes hemos tenido un tiempo muy malo. Tanto, que ayer por la mañana decidí que nos íbamos; no quería acabar nuestras vacaciones con esta sensación y prefería pasar los últimos días en casa. Pero una tarde repentinamente soleada me hizo cambiar de idea; idea que hoy hemos confirmado durante una maravillosa mañana de playa.

La cuestión es que estas dos semanas, pasadas casi todo el tiempo solos y sin posibilidades de disfrutar de lo mejor de estar aquí, en las que encontrar qué hacer era un reto, han resultado peores de lo que esperaba, y algunos días se me han hecho duros: el tiempo no se llenaba fácilmente, y a la vez se me escapaba y el final de las vacaciones se acercaba a toda velocidad.

Incluso cuando la relación es buena y todo se va llevando bien, estar separado abona el terreno a abundantes temores y obsesiones. Y si no los causa, a menudo los agudiza. En este caso, dos han sido mis problemas: por un lado, que los niños no lo pasasen bien, que se fuesen desencantados de estas vacaciones y, por extensión (y aunque suene rematadamente tonto), de mí; por otro, no ser el padre que pretendo, comprobar que estar con ellos no lo puede todo, ver cómo la situación me superaba y me ponía de un humor que me impedía disfrutar y me hacía reaccionar mal, enfadarme por tonterías y reñirles injustamente (algo que tantas veces señalo a mi alrededor).

Esto no es una competición por su cariño (ni en teoría ni, en mi caso, en la práctica, por suerte); no soy un monitor de tiempo libre sino su padre; estamos de vacaciones y no en un parque de atracciones; mis hijos no me juzgan por cosas como que llueva una tarde entera (ni por casi nada); es normal que quince días los tres solos, sin otros adultos y sin más niños, con tardes en las que ni pasear podíamos, se hagan pesados; no soy el padre perfecto, ni es posible serlo; cuanto más me agobie, peor lo haré y menos disfrutaremos, etc. Ya se lo digo yo todo para ahorrarles el esfuerzo. Ya lo sé.

Pero a pesar de verla venir ha habido momentos en que no he podido esquivar la bola de nieve, y me he sentido triste por las vacaciones un tanto frustradas, desesperado por lo que voy a lamentar en agosto, cuando los eche de menos, no haber sabido disfrutar más, y decepcionado conmigo mismo.

Y qué tontería, el sol ha acabado con todo eso. Las nubes que ensombrecían mi ánimo se han ido con las de verdad, parece.

Al fin, ayer fuimos a pasear al muelle al caer la tarde, y hoy nos hemos bañado los tres juntos, Paula y yo hemos nadado hasta un barco que había fondeado frente a la playa (ella, cuando se cansaba, se agarraba a mis hombros), he hecho un castillo enorme con Carlos, hemos estado tumbados al sol, hemos subido a casa con el tiempo justo para hacer la comida, hemos comido con hambre, y ahora dibujan porque les apetece, no por necesidad.

Y no he dado ni un grito, claro...




En fin, cuando uno está mal, todo lo ve mal.


5 comentarios:

  1. Nosotros hemos pasado la semana encerrados en casa porque mi hijo pequeño (y yo) estamos enfermos. Somos muy callejeros, incluso lloviendo buscamos opciones para salir, así que en las ocasiones (casi siempre por temas de salud) en las que nos vemos obligados a pasar varios días en casa (o en un hospital, en alguna de ellas), me siento un poco como tú... aunque a la vez, descubro cosas que el salir me hace perderme. Estar tantas horas con ellas me permite - y me obliga - a hacer cosas, a buscar recursos para entretenernos que nos acaban haciendo conocernos mejor, descubrir cosas de nosotros que aún no habían salido. En esta ocasión, he vivido el acercamiento de los dos hermanos, como se han ido creando lazos y complicidades al estar tantas horas juntos y sin otros niños con los que jugar (y con una madre convaleciente).

    Por cierto, aquí sigue sin salir el sol. Que mes de julio!!

    http://madredemarte.wordpress.com/

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  2. Hola F. no quiero caer en tópicos, pero como cada vez que Lo digo, al final es Lo que suelo hacer. Decirte que eres o no un padre perfecto, no le corresponderá más que a P y a C pasados unos años, pero dé Lo que estoy seguro, es que valorarán muy a favor todos tus esfuerzos, y al igual que para nosotros no pedimos que nos bajen la Luna, son los constantes pequeños gestos los que nos ilusionan, así que yo no me preocuparia tanto por buscar la perfección, sólo se tú mismo, que eres una gran persona, y seguro que sí le preguntamos a tus hijos ahora o en 10 años dirán que un gran padre, con tus defectos y tus cogiera, pues es la suma dé estas dos cosas Lo que hace irrepetibles a las personas.
    En resumen, que arriba ese ánimo e intenta disfrutar dé cada momento esporadicamente( por forzar y meter las esporás), que seguro que P y C las han disfrutado aunque él tiempo no acompañase. Como ya sabes no puedo estar más dé acuerdo con tú forma de educar y compartir con tus hijos, así que ya no me queda más que mandarte un fuerte abrazo y desearte de corazón que disfrutes estos días que te quedan de vacas, y como ya sabrás, aquí tienes un amigo para Lo que necesites.

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  3. Tú mismo te has contestado en la última frase de tu post, querido Porto. Aún así, no temas, tus hijos no pensarán mal de ti porque no rellenas su tiempo. Me acuerdo una tarde escuchando a Escohotado que les decía a sus hijos que le podían culpar de todo menos de su aburrimiento.
    Un besazo.
    Cal.

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  4. Madre, si nosotros estamos bastante en casa. Y por los niños estaríamos incluso más; ellos lo suelen preferir, cuando pueden elegir. Pero digamos que esta no es nuestra casa ni ofrece sus posibilidades/comodidades, y además en esta situación no coincidía en absolutao con las expectativas.
    De todos modos, aquí ya ha salido el sol.
    Espero que estéis ya mejor, los dos.

    Guille, gracias una vez más. Eres muy amable :)

    Cal, está bien eso del aburrimiento. Yo, a veces, durante el invierno, cuando me preguntan qué vamos a hacer les digo que aburrirnos. Para que piensen ellos.

    Besos y abrazos.

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  5. Ha salido, después del diluvio universal, ayer, que nos dejó sin electricidad hasta las 2 de la madrugada.

    Y sí, mejor, o al menos, mejorando.

    http://madredemarte.wordpress.com/

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