Solo envoltorio
¿Cuántas relaciones de pareja se sostienen en lo que debería simplemente rodearlas?
¿En cuántas, si les quitásemos una a una las capas que las envuelven (casa, amigos, familias, organización, economía y, por supuesto, hijos), nos encontraríamos con que dentro no hay nada?
Me temo que en muchas.
ResponderEliminarPero, qué es lo que debería quedar cuando despojamos a la relación de todo eso?
Demasiadas...
ResponderEliminarEse envoltorio absurdo carga de penas y no sirve para nada.
Escribí hace poco sobre mi padre y recordaba algunas de las cosas que me decía.
En una de nuestras últimas conversaciones, recuerdo que me dijo. Sé libre en la medida que quieras serlo, no te pongas cadenas que no desees tener. No merece la pena.
Él hace muchos años que se fue. Ahora soy yo la que lo digo, aunque sigo viviendo con la misma persona.
El camino andado ha merecido la pena, es estupendo haberlo recorrido juntos.
Filla.
ResponderEliminarA mi entender, el sentimiento de querer seguir juntos.
Amor: atracción, en un amplio pero íntimo sentido de la palabra; interés por cómo es y por qué te proporciona ella como persona; ganas de estar y compartir con ella; convicción de que junto a ella eres mejor.
ResponderEliminarQue te guste, como dice Luna, recorrer con ella el camino; e incluso creer que es con quien te gustará haberlo recorrido.
Los envoltorios vienen y en sí mismos no son malos (o al menos yo no los veo así); y pueden enriquecer muchísimo. Pero no pueden sustituir, no pueden ser imprescindibles.
¡¡Luna, me alegro mucho de verte!! Esta es tu casa.
Como dice Luna....demasiadas
ResponderEliminarA sus pies Sr. Porto.
ResponderEliminarReleo los comentarios y quiero aclarar: por supuesto que los envoltorios no son malos por sí mismos; más bien todo lo contrario.
ResponderEliminarY más aun si hablamos de nuestros hijos.
Lo que quiero decir es que no pueden sustituir a lo otro, que no pueden ser el único nexo de unión. Ni siquiera los hijos.
A los 18 años casi ninguno (o ninguno) de esos envoltorios las suele rodear. Supongo que todos (o algunos) pueden retrotraerse unos cuantos años hasta donde los envoltorios no existían, y ahí está la respuesta.
ResponderEliminarEn cualquier caso, plantea usted unas cuestiones que dan para libros, Señor de Portorosa.
A veces son los propios envoltorios los que vacían las relaciones de pareja, quitándoles la importancia y el cuidado que se merecen.
ResponderEliminarEn cualquier caso, y como siempre, yo no creo que esto ocurra en tantos casos como tú. Yo sigo creyendo que la mayoría de las relaciones se sostienen porque les gusta estar juntos.
María
Lo que parece que sobra pero no sobra: la historia de la paloma de Kant. Una Paloma, harta de luchar contra el viento, empezó a rogarle a Dios que se lo quitara. Tan pesada se puso que Dios se lo concedió. No teniendo sus alas dónde encontrar resistencia, cayó a plomo y se mató.
ResponderEliminarLo que es impagable y difícilmente sustituible: compartir un diccionario. Se necesitan muchos años de conversaciones para saber con exactitud, según el contexto, lo que dice cada miembro de la pareja (o trío, si hay suerte). Echar eso por la borda es un suicidio vital. Se lo dije hace algunos años a mi chula: si te murieras, no volvería a enrollarme; pero no porque seas insustituible, sino por pereza. Sería incapaz de ajustar de nuevo cada término, cada definición, cada aspecto sutil.
Estoy de acuerdo con María.
ResponderEliminarLos hijos, las preocupaciones, el trabajo... nos hacen descuidar a la pareja. Sé que con un poco de voluntad se podría evitar, pero siempre acabamos acomodándonos en la rutina.
Aunque a mi los envoltorios me parecen necesarios y maravillosos, porque nos enriquecen. Prefiero estar así, cargada de responsabilidades y de retos.
Y si me disculpan, tengo que ir a hablar con alguien...
Gracias por estos dos últimos posts, Sr Portorosa.
A los que alguna vez han estado enamorados: recuerden esa mañana, desnudos en la cama, sin prisas, en paz. Para mí ese es el germen. Y el envoltorio ha de cubrir ese germen, abrigarlo pero nunca ocultarlo.
ResponderEliminarSaludos desde la irónica realidad.
Prácticamente todos los comentarios coinciden. Por lo menos al 90%.
ResponderEliminarEl de NáN me ha llamado la atención por varios motivos: primero por sus conocimientos sobre Kant (y no lo digo con ningún tipo de ironía, después porque me ha hecho reir con lo del "trio, si hay suerte", y finalmente porque es cierto que la pareja es un conocerse, entenderse, educarse, y/o amoldarse mútuamente, y ese proceso lleva muchos años y mucho esfuerzo. Iniciar una nueva relación a mi también me daría mucha pereza.
Los envoltorios quizás no sean únicamente envoltorios. Algunos puede que sí, pero otros son productos o frutos de la relación, es decir son parte de la relación misma.
Un abrazo a todos
Perdón. Después de ironía se me ha olvidado cerrar el paréntesis.
ResponderEliminarLa complicidad, lo que debería quedar es la complicidad. Y eso, es impagable.
ResponderEliminarUn beso.
Yo también creo que muchas caerían por el propio peso de la nada. Y también creo que muchas se mantienen únicamente por el miedo a la soledad.
ResponderEliminarQué sentimiento más terrible.
A mis gatos les encanta jugar con cajas vacías. Yo procuro aprender de su gran sabiduría.
ResponderEliminarHoy es el día que, salvo habiéndola imaginado, no me he encontrado una caja que contuviera algo.
¿Nada?...
ResponderEliminarEn el mejor de los casos amor; pero quizás muchas veces necesidad, costumbre, miedo a la soledad...¿bastaría sólo eso si es cosa de dos?.
LLS.
No pretendía ni pretendo saber (y mucho menos contar) en qué consiste el amor. El amor entendido como eso que debería estar ahí en el medio, en el centro de esas capas de envoltorio.
ResponderEliminarCreo que hay tantas definiciones de amor como personas (ni siquiera como parejas).
Lo que quería decir, L., es que ahí dentro tiene que haber algo. Que hay relaciones (yo creo que bastantes; más que María, en cualquier caso :D ) que se mantienen por ese entramado exterior; solo por ese entramado exterior.
Lo cual, repito, no convierte al envoltorio en algo negativo, perjudicial, a evitar (quizá sí a controlar, para que no nos impida echar un ojo de vez en cuando a lo que encierra, para que no se sobredimensione y nos atrape), ni siquiera, seguramente, prescindible (no creo que el amor de los 18 años, que consiste en mirar fijamente el uno para el otro -bueno, es un decir-, sea ni sostenible ni desde luego deseable más adelante).
Al contrario, lo maravilloso es partir de una buena base, de un sentimiento, para construir alrededor.
Hit, NáN es un tío bastante culto, aunque no lo parezca, ¿eh?
Vidadenicki, sea usted muy bienvenida. ¿Nunca? ¿Ni una?
Buenos días a todos.
Lo expresas bien: lo que rodea, frente a lo que es o debería ser el núcleo. ¿En cuántas...? Vale, en casi todas, pero Vázquez Montalbán, q.e.p.d., sostenía que el matrimonio en concreto (y por qué no extenderlo a la pareja en general) era inviable sin...compasión.
ResponderEliminarDe acuerdo con"La luna" en su segundo comentario y con "Carolaine" en su último. Breves. Concisas.
ResponderEliminar"El secreto de un matrimonio feliz es perdonarse mutuamente el haberse casado."
ResponderEliminarSacha Guitry
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Sirwood
Creo, Sirwood, si no lo he soñado, que la cita completa termina con "el haberse casado con otro".
ResponderEliminarde verdad creeis que se pueden separar las capas, como si fuese una cebolla.
ResponderEliminarY ni siquiera en una cebolla sabemos muy bien donde terminan las capas.
A los 18 también hay capas: la libertad, la juventud, el futuro...
yo creo que detrás de esta contradicción está el hecho de que, efectivamente todos quisieramos volver a tener las capas que teníamos a los 18, ni más ni menos.
Por eso alguno/a dice que no había envoltorio a los 18...es un ideal
Uf, yo no tengo ningún interés en volver a los 18.
ResponderEliminarDepende de qué preguntes.
Si te refieres a si es posible despojar a la relación de esas capas, te diría que no: la relación está formada por todas ellas; unas más constructivas y otras parásitas, unas enriquecedoras y otras limitadoras, unas alegres y otras plomiza, unas necesarias y otras prescindibles. No tiene sentido dejar la relación "desnuda", ni creo que sea posible. Pero debe haber un núcleo, eso quiero decir; la cebolla no puede estar hueca.
Si preguntas si es posible diferenciar esas capas, reconocerlas, identificarlas, mi respuesta es que sí. Para mí están claras (y creo que para ti).
Buena tarde.
Seguro, NáN, seguro; yo es que lo he pillao del internés a vuelapluma, para hacer una gracieta.
ResponderEliminarS.
Nota bene: la mot de pass es 'rapar', que va al pelo para el caso.
Muy bueno el post...
ResponderEliminarCreo que tienes mucha razón.
Ahora me tengo que ir a contar capas...Es un tema que me tiene muy preocupada y lo has plasmado a la perfección.
Me estas empezando a dar miedo
Bicos. Deica mañá.
Sí Porto. NáN es culto, o por lo menos lo parece, y lo que es más importante, sus comentarios tienen a la vez un punto de gracia.
ResponderEliminarEl resto también. Que nadie se ponga celoso.
Por ejemplo, Sirwood ha puesto una frase muy ingeniosa, aunque le faltara un trozo. Casi me gusta más mutilada.
Un abrazo
parecerlo, ¡me ha encantado! Ojalá llegara siquiera a parecerlo.
ResponderEliminarCon respecto al punto de sal, es bueno para la vida y para las patatas fritas de bolsa.
Hecho de menos aquellos tiempos en que Sirwood rompía las cadenas de comentarios filosóficos para preguntar que cómo ablandaba un pulpo descongelado, o de aquella chica catalana tan dada al pedo, caca, culo, pis, que ahora es profe de universidad y ni aparece (se debe haber vuelto de lo más seria y sosa).
Lo bueno de este blog es el poquito caso que hacemos al amo y lo que propone, una vez despachado lo que opinamos del tema.
Lo mejor del blog, la compañía entera. Y no lo digo por agradar. No es fácil encontrar gente dispuesta a considerar que estas cosas son una conversación a la puerta de casa, con la fresca, sentados en sillitas de enea. Pasando de un tema a otro.
No es eso Nán.
ResponderEliminarSoy perezoza para leer tantos y tan buenos comentarios.
Se me viene una pregunta a la cabeza
¿Cuantas capas se ha quitado el autor del blog? ja.
Soy adicta a su blog desde el 2005.
¿Es el mismo?
Vamos, vamos. Ahora es un saleroso con castañuelas y sombrero cordobés incluido.
En sus inicios era bastante soso y engreido. (risas)
Besos
Pues para mí lo mejor del blog, sin duda, es lo que me ayudan ustedes a ser mejor persona; el baño de humildad que supone para mí oír una vez tras otra que:
ResponderEliminar- al autor del blog no se le hace ni puto caso;
- a los posts, tampoco;
- los guays son todos ustedes;
- yo antes era soso y engreído y ahora, en cambio, llevo un sombrero cordobés, que no es mucho mejor.
Gracias a todos ustedes, jamás, jamás, se me subirá nada a la cabeza. Los pies en la tierra. Humilde. Consciente de mis limitaciones. Postrado, inclinando la cerviz. Teniendo muy claro que soy un miserable que nada vale. Que debería pisar donde pisan, y dar las gracias cada día por que se dignen a visitarme, a tener SUS conversaciones en mi pobre casa...
¡Tiene cojones la cosa!
Pero es una constante en mi vida en los últimos años, que conste, tampoco se vayan a sentir muy mal: se me alaba la compañía, claramente inmerecida. ¡Y digo yo que algún mérito tendré para que gente tan maravillosa me rodee, que algo haré, coño!
Pues que sepan que no me voy a dejar ningunear, ¡que yo también valgo para algo!, ¡que un día de estos me arranco y...!
Uy, besar donde pisan; besar, no pisar...
ResponderEliminarEs que estoy muy nervioso.
Y además se pone picajosillo, el tío!
ResponderEliminarPues porque tiene usted calefacción, café y las pastas están buenísimas, que si no...
Porto, que sí, hombre, que es usted un primor, en todos los sentidos.
No se altere...
ResponderEliminarEso se lo dirá usted a todos...
ResponderEliminarClaro, para usted es muy fácil decirlo.
ResponderEliminarSe lo digo a algunos más que a otros...
ResponderEliminarEsto, Luna, va a ser de tanta cafeína.
Alguno puede traer unas infusiones de Valeriana?
Y los licores, Filla, no olvide los licores. ¡En esta casa no entra la garrafa!
ResponderEliminarY eso se agradece hombre. Y mucho.
Tu planteamiento del problema (en las relaciones) me recuerda un poco el antagonismo filosófico entre esencia y existencia, o ya si nos vamos a la teoría literaria, la diferencia entre fondo y forma. Tú lo formulas como envoltorio y ¿? ... parece que lo que ocupa eses interrogantes es el amor.
ResponderEliminarComamos una naranja de la china, para refrescar nuestra sequedad occidental:
shiki soku ze ku
ku soku ze shiki
la forma no es sino el vacío
el vacío no es sino la forma
(sutra del corazón)
Lo anterior es la sabiduría fundamental del budismo.Y aunque tal sabiduría va más allá de una compresión racional (se entiende con todo el cuerpo), nos puede valer para, por lo menos, plantear de otra forma el problema que nos traes:
el envoltorio no es distinto del amor
el amor no es distinto del envoltorio
¿Será que el amor no es más que una manera especial de “envolver”?
¿De envolver el vacío, que no cesa?
ResponderEliminar¿Una forma de acompañarnos en nuestra soledad?
Bueno, hablas de vacio en vez de amor (envoltorio y ¿amor? eran los antagonistas). Lo que se me ocurre decir es que el amor es la matriz de la surge el envoltorio (igual que el vacio es la matriz de la forma). El envoltorio es la manera de expresarse el amor. Del mismo modo que la forma (estilo literario) es el modo de expresarse el fondo. Pero no existen fondo ni amor en sí, al margen de la forma (estilo) y el envoltorio, nada más que como abstracción.
ResponderEliminarPor lo tanto, lo que importa de lo que envuelve la relación (casa, amigos, familia .....) es si permite transparentar el amor o si, por el contrario, lo opaca. Con lo cual se está diciendo que un amor no es más puro o más potente cuanto menos envoltorios tenga, sino en la medida en que eses envoltorios sean compartidos con la emoción que se transparenta desde los interrogantes a los que le pusimos el nombre del amor. Realmente lo que nos hace vivir lo cotidiano (envoltorio) con amor, es su concreción y corporeidad (el tal cual, compartido) y lo que hace del envoltorio una capa que opaca, es el haberse convertido en abstracción: en ideas sobre, que nos separan de.
Es que no te había entendido bien, como de costumbre.. Lo había leído en clave derrotista.
ResponderEliminarMi planteamiento inicial era mucho más concreto, como sabes: lo que hemos construido juntos nos une... aunque ahora no tendríamos razones, ya, para construir nada juntos.
El problema no está en el envoltorio, claro (salvo que te impida ver debajo; y no sé si eso tiene que ver con la opacidad de la que hablas); ni por tanto menos envoltorio es igual a más y mejor amor. Se trata solo de llamar la atención de cuántas veces ya solo hay envoltorio; bueno, valioso, incluso muy valioso, pero... ¿solo frutos y caminos del amor, no amor?
Pero, llegados a ese punto, pregunto: ¿es inevitable?
¿Hay que envolverlo bien, para que todo se sostenga aunque lo del centro desaparezca?
Lo construido no nos llena cuando la motivación y el fundamento que lo creó ha sido un conjunto de ideas o prácticas sociales (ideología) sobre lo que es una relación. Es decir cuando, si llegó a haber amor, éste ha sido opacado por toda esta ideología.
ResponderEliminarPero si lo construido se hace con la motivación y el fundamento de la relación vivida en su cotidianidad tal cual, cuanto más construido o cuanto más envoltorio mejor.
Preguntas si es inevitable el primer caso. Yo creo que todo depende de la consciencia que se tenga de cómo se cuela la “ideología” (hábitos de pensamiento y acción social) en la relación, de la capacidad de no dejarse llevar por esos hábitos y de proponer nuevos “envoltorios” para ser vividos en la cotidianidad, desde la frescura de lo concreto y corporal, desde el “tal cual” transparente de las cosas compartidas.
Y digo más, creo que uno se enamora y permanece enamorado cuando siente que es capaz de compartir la visión transparente de las cosas más nimias de lo cotidiano.
Necesitaría que me lo explicaras más. No sé si por escrito te apetecerá...
ResponderEliminarEl problema de escribirlo es que no llego a saber si estás entendiendo... yo pensaba que lo anterior estaba claro, y no.
ResponderEliminarLigo amor a la capacidad compartida de transparencia de lo cotidiano, de vivir el envoltorio sin perder la intensidad de la relación córporea y concreta. La transparencia puede ir desapareciendo en el momento en que las cosas son opacadas por hábitos de pensamiento y práctica social que inconscientemente condicionan la relación (la naranja que nos tomamos juntos en casa de los suegros cuando nos invitan por el cumpleaños del abuelo, no sabe a nada, es más nos la comemos sin darnos cuenta, mientras estabamos intentando sonreirle la gracia al cuñado).
La única forma de preservar la transparencia en lo compartido (de seguir enamorados) se da cuando ámbos, en la pareja, son capaces de permanecer concientes y no dejarse controlar por esos hábitos de pensamiento y práctica social. Y no solo por los convencionales, sino también por los pensamientos anti convencionales, que enturbian la transparencia de igual forma. (y una vez que se es conciente y no se está controlado por lo abstracto, compartimos la naranja, un gajo para tí y otro para mí. Qué rica!)
¿Me he liado mucho? Es que soy lento pensando y en el trabajo ...
En absoluto.
ResponderEliminar:-)
Pero, T., me da la sensación de que cargas las tintas en el aspecto social de ese proceso (de degradación), como si fuese, efectivamente, eso, un mal causado por los hábitos sociales, del entorno (incluyo la familia y los amigos).
ResponderEliminarY la impresión que saco es que el fallo/la culpa/la responsabilidad de los protagonistas es solamente dejar que eso les invada y domine su relación. Y tal vez entienda mal de nuevo, pero eso me hace pensar que describes el problema como si su origen (con independencia de que ellos lo permitan, no lo sepan corregir) fuera externo, estuviera fuera de la relación.
Y en cambio mi idea es que el problema se origina dentro, y que la sociedad (todo eso de antes) nos brinda mil excusas y tapaderas para dejarnos llevar, para hacerlo mal, para no mirarnos, para perder de vista ese núcleo. Pero somos nosotros.
Un abrazo.
No me refiero al aspecto social del asunto. De hecho hablo de ideología, incluyendo en ella pensamiento y práctica social. Y es que las dos cosas van unidas, solo las diferenciamos por abstraer. Cuando actuamos socialmente hay un pensamiento social detrás, y a la vez, si pensamos algo es por que hemos tenido determinadas experiencias sociales.
ResponderEliminarSolo cuando empezamos a ser conscientes de como nos dominan eses hábitos de pensamiento y acción social, es cuando comenzamos a "individuarnos", es decir, a referir la experiencia a un centro que ya no es el ego (necesariamente social) sino a "otra cosa", que pudiera tener que ver con ese núcleo del que tu hablas.
Pero bueno, esto nos lleva de vuelta al punto del comienzo antes de que yo argumentara que ese núcleo y el envoltorio eran lo mismo.
Un abrazo
Jo...voy a tener que dejar de leerte...o me liaré aún más.
ResponderEliminarSobre todo si te lees todos los comentarios :D
ResponderEliminarLo leo todo. Soy muy aplicada y el ocio laboral me lo permite. :)
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