22.2.10

Él, siempre él

1.
El hombre no tenía un buen día. Pero al menos sabía por qué, no como tantas otras veces.

Claro que ese porqué no era suficiente. Sabía que esos motivos no justificaban esas reacciones, que en realidad no eran más que señales, indicadores que ponían de manifiesto un problema más profundo. Pequeñas crisis que desencadenaban otras crisis cuyas causas (las de verdad) estaban más abajo y eran (ellas sí) fundamentales.

A diferencia de hace años, cuando en situaciones así no veía nada, ahora era consciente de que el problema era él. O suyo, al menos. Que ciertos problemas externos son eso: heridas en nuestra piel por las que vemos nuestras fracturas internas. Y que lo que debería hacer sería entrar, descender y trabajar por arreglar la estructura. Tratar de poner bien lo importante. Lo bastante bien, al menos, para que los golpes superficiales no hiciesen tambalear el edificio.

Y piensa que a estas alturas todavía sigue así, como si aún estuviera aprendiendo a vivir. Y luego piensa que claro que está aprendiendo; hasta el final, aprendiendo; y se consuela. Y también piensa que es muy bueno buscando consuelo, excusas o justificaciones. Y que más le valdría no encontrarlas tan fácilmente.

Y piensa que ya está bien de usar la metáfora del edificio para hablar de la personalidad. Y luego piensa que es que esa imagen es muy apropiada y muy clara.

Y se cansa. Se cansa de él mismo. Le suele pasar, de vez en cuando se agota: él (sujeto) se (complemento directo, o como se llame ahora) agota (verbo transitivo; aquí, transitivo puro y duro). Y tiene ganas de olvidarse un poco de él, de descansar de él.


2.
Pero de repente está mejor, se anima y sonríe, el muy tonto.

Porque lo que le sucede es que, a pesar de todos sus miedos y crónica insatisfacción, en el fondo es un optimista oculto tras su supuesta melancolía y su gesto. Y lo es porque confía en si mismo, y eso le da una seguridad que lo sostiene y nunca le deja caer del todo.

Y confía es sí mismo porque en general se gusta y siempre se quiere.

Y se quiere porque lo han querido mucho y lo siguen queriendo. Y por eso el edificio (ya se me ocurrirá otra cosa la próxima vez) no se hunde.

Por el amor.


P.S.: Intenten que sus hijos se quieran.


3.
Y acaba preguntándose si eso de quererse no le hará perdonarse demasiadas cosas, ser demasiado benévolo consigo mismo y no hacer lo que debería.

Y vuelta a empezar.

Pero siempre él.


18 comentarios:

  1. Quererse a uno mismo es la primera condición para la supervivencia. Por eso me repatea esa gente que va de triste por la vida sin ningún motivo para ello y que les parece que eso es ser más profundo y que siendo más profundo se liga más... ¡Buff!

    Reconfortante como siempre, Messire Portorosa.

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  2. Y, sí, yo creo (y los biólogos por lo visto también) que es muy importante que a uno le hayan querido de pequeño. Es una inversión para toda la vida.

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  3. "...Y piensa que a estas alturas todavía sigue así..."
    Dices verdades como puños. Metes el dedo por esas heridas que llegan a las fracturas y duele, pero lo haces por su bien.La autocompasión y la búsqueda de excusas, es muy, muy peligrosa, porque te acomoda, te tranquiliza. Pero sigue habiendo riesgo de tambaleo en su edificio.

    Me sigues dando miedo.

    Bicos.

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  4. Para toda la vida, sí.

    Un abrazo, Pcbcarp. Es un placer tenerlo por aquí.

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  5. Ay, nos hemos cruzado, Nicole.

    Mujer, no me digas eso, que no soy para tanto...

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  6. Pues sí. Vuelta a empezar. Y más le (nos) vale. Beso.

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  7. Porto a veces los relatos parecen tener algo de uno mismo...un poquiño, verdad?.

    A veces me sorprendes y me desconciertas a la vez, es como si yo estuviese aqui en Chile y sintiese un grito bajito tuyo desde España, hasta aqui...es complicado el tema, porque ya sabes que soy medio bruja, es que mi pasion por la kabbala judia hermetica, quizas me lleve a ver si sentir cosas con algunas personas...

    Por otro lado tu descripcion del edificio es muy acertada, dentro de la kabbala el "edificio" corresponde a la torre, que esta llena de pisos y recovecos en donde transitar...dicen que cuando la torre cae y se destruye, las viejas estructuras se disuelven y el bien se desenvuelve...

    un beso amigo

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  8. Vamos a ver, vamos a ver...
    ¿Usted por qué cree, señor de Portorosa, que la gente se droga?, ¿y por qué lee?, ¿y por qué hace deporte?, ¿y por qué ve la televisión?

    Pues claro, hombre, para olvidarse de ellos mismos. Es tan cansado ser la misma persona siempre...

    Por cierto, lo noto de ánimo melacólico. Si es que son ustedes medio portugueses. :-) (Vale, vale, más bien al revés, pero me venía de perlas para el comentario).

    Un abrazo,
    X.

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  9. En mi época se empezó llamando Objeto Directo. Un poco más tarde cambió a Complemento Directo, y creo que así sigue, aunque cualquiera sabe. Igual se ha juntado con algún verbo copulativo en determinados complementos circunstanciales, y se ha cambiado el nombre por Accesorio Directo o Maripili. Vaya usted a saber.

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  10. Pues a mí me parece que este hombre es muy equilibrado. Y humilde. Y demasiado autocrítico.

    Hit: ¡Mientras sea feliz con su nueva vida, qué más da cómo se llame! (lo siento, todavía sigo pensando en mi zapato emancipado a la fuerza y sus andanzas).

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  11. A mí no me quisieron de pequeñito, pero nada de nada de nada. Luego sí. Pero uno se esfuerza y hace un remake de esos tiempos, pero en vez de hacer la peli en Europa, la encarga a Hollywood y todo va de puta madre.

    Rociolat, ¡no nos acojones!, no vayamos a pensar que te ofendemos y caemos por las escaleras.

    Lo de la torre es verdad, Jung hablaba de eso y en mis sueños lo he visto. Es un símbolo magnífico, Don Porto.

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  12. Jolin NáN, tu si que me haces reir...

    El juego es mas intenso y completo, seria bueno saber que haces con el ejercicio mental de subir la torre de 7 pisos y encontrar las diferentes habitaciones que te indico, pero en fin creo que estas viejito para subir mentalmente cada escalon....jejejejeje

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  13. Interesante reflexión, Porto. Sí, es gracias al edificio que sentimos cobijo. Pero también, es por culpa del edificio, que no vamos más allá. Es por amor que nos mantenemos seguros y por amor que sentimos que esa seguridad es insuficiente y queremos ir más allá, para dejar de ser siempre nosotros.

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  14. ¡Qué va, Rociolat! Mentalmente subo donde haga falta. Es el cuerpo, el muy indecente, el que prefiere quedarse sentado.

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  15. Muy bien NáN, entonces de estos colores elige uno : rojo,anaranjado,amarillo, verde, azul, negro, violeta...o si quieres elige una planta de las 7 que tiene la torre...

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  16. Si el azul es añil, el añil. Si no, anaranjado.

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  17. NáN hombre por supuesto que es añil...Bueno este color corresponde a la quinta planta de la torre, y describe a personas que desalloran una energia creativa, ya sea escribiendo o hablando en publico, el nivel de la planta asociado al color, significa el recargo de pilas que te corresponde hacer, quizas un viaje, una conferencia o una tarea pendiente relacionado con tu profesion o aficion...

    Si has estado enfermo ha llegado el momento de recuperarte...

    el color anaranjado le corresponde a la segunda planta y tiene que ver con tu vida social familiar, el sentimiento de abundancia y calidad de vida...

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  18. Me quedo con el añil, y me quedo más tranquilo.

    Y sí, ha llegado la hora de ocuparme y de recuperarme.

    Gracias, gitanilla.

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