Juzguen al juez
En agosto del año pasado escribí esto, un día en una terraza:
Un matrimonio con dos niños y los padres de él. Se ve que son sus padres no sólo por el parecido físico, sino porque su mujer, aun intentando ser cordial, no parece relajada del todo.
Él viste de traje, tiene el pelo, que debió de ser rubio, canoso y de punta, lleva unas gafas de sol horteras y dos pendientes minúsculos. Usa pasador de corbata y tiene un emblemita en el ojal de la chaqueta; y tres o cuatro anillos y un reloj de oro.
Los niños van muy rapados pero con un poco de flequillo. Los abuelos tienen un aspecto sencillo; él usa bastón y le cuesta incluso cambiar de postura en la silla.
Ella, la mujer, no es muy guapa pero debió de ser llamativa. Lleva un pantalón blanco y una camisa roja sin mangas, muy apretados los dos. Se le transparenta el tanga. El pelo, negro, lo lleva suelto y peinado con espuma, y para mi gusto está excesivamente maquillada. En mi opinión su aspecto resulta vulgar, y parece que no ha asumido, al vestirse, que ya no pesa lo que hace unos años; pero tiene unos ojos muy bonitos, de buena persona, en los que me parece ver inseguridad y ganas de que las cosas vayan bien.
Si no lo hace ya, creo que él va a tardar poco en engañarla con otras. Si no lo hace ya.
Él habla de vez en cuando con un niño o dice algo a la audiencia, pero permanece fuera del grupo. Ella habla con sus suegros con amabilidad. Él está cumpliendo su cuota semanal de familia.
Este fin de semana los volví a ver por primera vez desde entonces. De nuevo en aquellas terrazas, en el muelle, pero sin los abuelos. Primero los vi sentados, y poco después vi que él se levantaba con uno de los niños a dar un paseo. Al cabo de un rato paseaban los cuatro.
El seguía con sus gafas de sol, llevaba una camisa remangada y un jersey por los hombros, con el pantalón muy subido en la cintura, y miraba alrededor. Ella había engordado un poco más y seguía manteniendo una leve sonrisa todo el tiempo, y miraba hacia ellos y hacia dentro. Caminaban de la mano y delante iban sus hijos, uno de ellos vestido del Barça. Apenas había cambiado, ninguno, y él me pareció más miserable todavía que un año antes. No me cabía ninguna duda de que la engañaba.
Pero diez o quince minutos más tarde volvieron a pasar por delante de mi banco. Seguían cogidos de la mano y de vez en cuando se decían algo.
¿Y si éstos, al final, resulta que sí que se quieren, y son felices y todo?, me quedé pensando, asombrado.
estoy allí viendoles. me encanta como escribes.
ResponderEliminarMuchas gracias, Bluestreak.
ResponderEliminarYo voto por que se quieren. Las apariencias engañan.
ResponderEliminarAh!, y me ha gustado mucho el texto. Esas descripciones ...
ResponderEliminarBueno Porto. También es posible que se quieran y que él la engañe. Supongo que intuyes que él la engaña por como mira la realidad exterior y se presenta en ella, ¿no?.
ResponderEliminarEn todo caso ella mira la realidad interior, dices ... y allí es donde las mujeres maquinan ... ¿no se te ha ocurrido que ella pudiera estar siendo infiel en la sombra? Y eso no quitaría que fuera buena persona tan como reflejan sus ojos.
Y sobre lo de juzgar al juez ... parece que la cosa puede ir de fidelidad a sí mismo.
Un abrazo.
Ya ves... Nos hacemos una película y nada es lo que parece.
ResponderEliminar¿Hay que juzgar al juez, realmente? ¿Para qué? No creo que el juez se juzgue menos duramente que el juicio que unos extraños podrían emitir...
ResponderEliminarYo creo que pasa lo que les pasa a (casi) todas las parejas (conozco a algunas que sí merecen ese nombre: parejas: claro que lo que yo entiendo por pareja sería objeto de amplio debate): que no quieren estar solos y que simplemente se soportan. Pero eso tampoco está mal. Porque realmente no sé cómo se mantiene una relación por mucho tiempo: le preguntaré a ésas que sí merecen el nombre. Pero lo mismo sí, oye. Lo mismo están bien y ese día sólo era un mal día.
No sé, Porto. Ni sé para qué escribo. Yo de parejas no entiendo.
Que cierto es eso de "no juzguéis y no seréis juzgados". Portorosa juzga al hombre de la pareja. Animado por el título de la entrada, yo juzgo a Portorosa. Y escandalizada, viajes, sutilmente, me juzga a mí: ¿para qué juzgar?, dice. Sería cómico que la cadena siguiera y acorde con el precepto, viajes a su vez fuera juzgada.
ResponderEliminarAunque necesario, qué difícil es mantener a raya nuestros juicios: se nos escapan constantemente. Lo único que podemos hacer es ser conscientes de que los hacemos y jugar con ellos para ver si podemos tener algún vislumbre sobre nosotros mismos. Es lo que ha hecho sabiamente Porto con su propuesta de juzguen al juez: proponer un juego. Y claro está el juego solo deja de serlo cuando se lo toma uno en serio.
Pero sí, intentemos hacer caer la z de JUzGAR.
Si me llegan a decir que es un texto inédito de Carver, lo firmo.
ResponderEliminarSirwood.
"me quedé pensando, asombrado"
ResponderEliminarEs asombrosa nuestra capacidad de asombro...
Portorosa, empiezo a pensar que está usted un poco solo. Haga el favor de pedirle el teléfono a la barrendera...
ResponderEliminarJustamente acabo de verla pasar, a la barrendera.
ResponderEliminarCelia, a ver si te voy a juzgar yo a ti y concluir, de tus comentarios, que la que estás sola eres tú...
Sirwood, aunque sea una broma, es un halago maravilloso.
Viajes, Taliesín, María, Pau, Lui Lu (muchas gracias), me ha encantado el giro del post con vuestros comentarios. Algo así buscaba, como sugiere Taliesín.
Pues sí, Brian, y además varía mucho según los momentos.
Un abrazo a todos, y buen puente (bueno, aquí es puente...).
(Está bien, lo de la Z de juZgar)
ResponderEliminarDesde qué lugar se podría juzgar al sujeto sin caer nuevamente en una forma de subjetividad ??
ResponderEliminary entonces.....??? Aaah! ...jugamos
del Principito:
"Te juzgarás entonces a ti mismo - le respondió el rey. - Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar al prójimo. Si logras juzgarte correctamente, es que eres un verdadero sabio."
vaya moraleja...si me juzgo a mí misma influirá mi conciencia que a su vez a sido influenciada por otro tipo de agentes ajenos a mí en el dictamen y será un rollo ....lo sé...nunca llega uno a conocerse realmente....pero al menos lo intentamos
A modo de juego podría parecerse a la ruleta rusa, no? cuando uno está en una situación en la que sabe que tarde o temprano le tocará pagar las consecuencias...incluso de cada paso del proceso durante el juicio.
"Si fuese objeto, sería objetiva. Como soy sujeto, soy subjetiva"
(p e r d ó n,?...pero si no lo puedo evitar !)
Uy, no, Porto
ResponderEliminaryo me comporto
si estuviera sola ya le hubiera pedido a usted el teléfono.
¡Cómo! ¿Lo has perdido?
ResponderEliminarMe gustan mucho este tipo de fragmentitos de la vida cotidiana, la descripción subjetiva y minuciosa que hace el escritor, en este caso vos Sr. de Portorosa. Pues la realidad es el sumum de la subjetividad. ¿Como podríamos el resto juzgar al juez? Totalmente de acuerdo con lo de tirar a la "p" a la "Z" de juZgar.
ResponderEliminarMuy bueno el giro suscitado y el texto.
podría ser yo quien describes
ResponderEliminarMi comentario iba muy en serio.
ResponderEliminarSirwood.
Buenos días a todos.
ResponderEliminarAnte todo, mi ego: Sirwood, muchísimas gracias.
Gracias, Divina. Juguemos, claro que sí.
¿De verdad, Occam? ¿Por qué parte de la descripción?, ¿la del aspecto o la de la actitud que le atribuyo?
Saludos, y buena semana.
Ejem, Porto, yo no lo perdí, es que me robaron el movil...
ResponderEliminarenvíeme un mensajito y lo guardo en la memoria del movil, y en mi agenda oficial.
Se lo explicaba en un mail, pero recordé que en el trabajo ni eso puede mirar.
Ay que apuro, yo no lo perdí, es que me robaron...
podría ser yo porque... llevo los pantalones subidos y soy casi feliz?
ResponderEliminarEstá bieeeeeen, Celia (vaya excusas, por favor).
ResponderEliminarOccam, eso es una interpretación muy libre, ¿eh?
Saludos.
No no, nada de excusas...
ResponderEliminartodavía me duelen los 150 € que pagué en llamadas a Georgia porque la compañía dijo que esas llamadas se habían hecho antes de que se anulara la tarjeta...
en fin
Ya lo tengo apuntadito y guardado
:)
Curioso el post, interesante, con comentarios jugosos...
ResponderEliminarHola, Portorosa, una vez más me meto en tu mundo para pensar en voz alta.
Me gusta lo que plasmas, lo que observas. El texto es descriptivo y engancha.
En cuanto a las conclusiones, tu mismo has dejado la puerta abierta (adrede? lo ignoro :-) ).
Tu texto me sugiere dos cosas en clave diferente.
Por una parte, creo que es imposible adentrarse en el mundo de una pareja, creo que solo ellos y, si acaso alguna vez, algún psicólogo, pueden lograr hablar el lenguaje exclusivo de vivencias, gestos, voces, etc, que conforman una pareja.
Y por otro lado, en cuanto a lo de juzgar..es distinto observar y obtener conclusiones privadas que observar, calificar y malmeter..
Me parece que todos necesitamos ejercer esa observación sobre los demás, para aprender sobre ellos mismos y nosotros, entre otras cosas que sería muy largo y tedioso explicar en tu hueco.
El juicio negativo sobre algo-alguien no es más que la conclusión en negativo, mientras que mirar a los demás es aprender, si tenemos la posibilidad de mantener la mente abierta a lo que captamos, ya sea positivo o no, ya sea acertado o no...
Es lo que se me ocurre :-)
Un saludo a todos
Pues a mí me parecen muy bien las dos conclusiones: imposibilidad de penetrar en la pareja, incluso para los más allegados; y diferencia entre juzgar y, simplemente, observar y sacar conclusiones personales que se saben limitadas y, casi casi, imitaciones de las deducciones de Sherlock Holmes.
ResponderEliminarGracias, Kaken. Me alegro de volverte a ver por aquí.
Buenos días a todos.
Oscar Wilde dijo: "Si nosotros somos tan dados a juzgar a los demás, es debido a que temblamos por nosotros mismos".
ResponderEliminarConsiderar que los demás presentan un nivel ético, moral o de conducta deficiente nos lleva a aceptar nuestra propia conducta... y eso se llama mi querido amigo "Proyección".
Te felicito por la capacidad de generar reacciones. Muy bueno tu relato.
Un abrazo
Yeli
Completamente de acuerdo, Yeli.
ResponderEliminarBienvenid...¿a?
Ah, y gracias.
ResponderEliminarMi muy admirado Sr. Portorosa, no puedo evitar escribir unas pocas líneas después de leer su historia y los comentarios que han aparecido.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Kaken, me gusta observar y trato de no juzgar, aunque a veces me resulta inevitable y me encuentro juzgando sin quererlo, eso sí, intento hacerlo hacia dentro, para mí...
Sobre el mundo de las parejas prefiero no decir nada por ahora, ese tema me toca de cerca, así es la vida...
Y sobre la proyección de la que habla Yeli, umm... voy a pensar en ello.
Ah! Ya he regresado a mi casa en HK, y la sensación es maravillosa!
En fin, que me gusta mucho su blog Sr. Portorosa.
Un saludo y hasta pronto!
¡Bienvenida a HK, Carolaine!
ResponderEliminarYa veo tu banderita en las visitas.
Muchas gracias.
Un beso.
(Y, el tema de la pareja, ¿a quién no le toca de cerca?)
Uuupsss!!!
ResponderEliminarSupongo que cada uno carga con lo suyo, no? Qué le vamos a hacer... Mira que nos complicamos la vida a veces...
Un saludo transoceánico.
Ah! y buenos días!!!
Eso, buenos días, buenos días, que se me había olvidado.
ResponderEliminarBuenos días:
ResponderEliminarMucho impacto causó la pareja para recordarla un año despues...
De verdad,cuando toca opinar sobre parejas, no sé que decir si se cuestiona todo.
Mirad, llevo un montonazo de años, viviendo con la misma persona.
¿Razones? es un tipo magnífico en todos los sentidos.
Lo que no llego a entender son sus razones para llevar tantos años viviendo conmigo cuando soy un desastre total.
Un beso
Sr. Portorosa, entiendo que se le olviden los buenos días ante tal aluvión de comentarios, yo me sentiría abrumada como poco. Me gusta su blog, con o sin buenos días ;)
ResponderEliminarLuna, hay tantos motivos para estar con una persona como horas o minutos tiene el día, me parece muy bonito que despeués de ese montonazo de años sigas pensando que estás con "un tipo magnífico"... aunque tú te creas un desastre seguro que él piensa lo mismo de tí. Qué suerte!
Un abrazo a los dos!
Bueno, Luna, te iba a decir que soy muy observador; pero hace poco me han hecho ver que eso es discutible. Que, como casi todos, soy observador con lo que me interesa: mucho con algunas cosas, y cero con otras.
ResponderEliminarY la gente me interesa. Es de lo que más :)
Te doy la enhorabuena por lo que dices.
Gracias de nuevo, Carolaine.
Buenas tardes, Portorosa
ResponderEliminarme gustan de este blog las buenas formas y el olor a mar.
...
y eso.
En el colacado una cucharadita de azucar no más.
Qué bonito relato..
ResponderEliminarYo me he equivocado tantas veces juzgando que intento hacerme el menor caso posible (lo de dejar de juzgar ya lo he intentado pero eso sí que es imposible).
Buenos días.
ResponderEliminarCelia, muchas gracias... ¿Y tú tan formalita?
Haces bien, Celsa, seguro. Gracias, y bienvenida.
Sin duda las parejas esconden un número casi infinito de secretos y complicidades difícilmente imaginables para los que están fuera de ella. Y a veces también para los que la forman
ResponderEliminarjejeje
ResponderEliminar;)
Hay que conceder siempre el beneficio de la duda. Eso de mirar afuera desde dentro no suele salir bien. Lo digo por experiencia.
ResponderEliminarSaludos.
Me temo que comento demasiado tarde. Es igual.
ResponderEliminarUno de mis pasatiempos favoritos consiste en montarme películas con las personas que desfilan ante mis pupilas. Más que películas, micrometrajes, escenas plausibles de personajes adivinados.
Aparte del goce "literario", aprendo un montón sobre mí mismo, sobre qué valoro de los demás para formarme esas opiniones. Aprendo que valoro la apariencia de las personas más de lo que me gusta reconocer.
Saludos.
Es verdad que sobre todo aprendemos de nosotros mismos, con todo esto. Y sobre todo me ha gustado leer lo que dices al final, Iván, porque a mí también me pasa:
ResponderEliminarAprendo que valoro la apariencia de las personas más de lo que me gusta reconocer.
Besos y abrazos.
que duras pueden ser, a veces, las interpretaciones del ser humano. gracias a que el pensamiento es libre. me ha encantado el relato. un saludo,
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