13.2.08

Sorpresas te da la noche

Anteayer, a las once menos algo de la noche, me paré delante del escaparate de Dignidad a ver una lámpara, supongo que recuperada, muy bonita. No había casi nadie en la calle.

A los pocos segundos vi de reojo que alguien se paraba a mi lado, y noté en la cara el aliento de alcohol.

Me habló despacio. Se le trababa la lengua.

- Aunque no te lo creas, aquí pueden ayudarte.

Carallo. Pues sí que tengo buen aspecto.

- ¿Sabes por qué lo sé? Porque, como tú, yo era otra persona.

No hay duda, tengo que hacer algo con mi vestuario, pensé.

Rondaría los cincuenta, bajo, calvo, con bigote, con un chaleco vaquero por encima de una sudadera de Coca-cola light, y escuchaba música por unos auriculares. El ojo derecho era de cristal, y estaba algo hundido por la parte de arriba y daba grima. Se tambaleaba.

- Aquí puedes entrar, y te dan de comer, y te quedas ahí. Estos peces -dijo enseñándome una bolsa de plástico- están muertos porque... porque los pescaron... para mí .

Me apoyé en el alféizar del escaparate. Y él dejó la bolsa a mi lado.
- Mi hermano se murió.
- ...
- Rafael, mi hermano pequeño.
- ...
- Venía aquí, él también. Este pescado no lo voy a comer hoy, ¿eh?
- Ah.
- ¿Te doy miedo?
- No.
- Yo vivo aquí al lado -abrió los brazos y se encogió de hombros-. Yo fui su hermano, y su padre, y su amigo. Nosotros éramos tres: Rafael, yo y mi hermana, la millonaria. Fue adoptada.
- ¿Y de qué murió?
- ¿Qué?
- ¿De qué murió?
- ¿Cómo? -se quitó los cascos.
- Que de qué murió.
- No sé. ¡¿Quién me lo dijo?! -asentí con la cabeza - Este reloj era para mi hija. Era. Le compré otro, después -tras varios intentos consiguió ponérselo-. Se murió, mi hermano. Lo llevo grabado en el pecho -y se golpeaba-. A su padre no lo conoció.
- ¿Tienes una hija?
- Y un hijo. Veintisiete y veintiuno.
- Ya.

- ¿A mí por qué me quiere, la gente? -y abría los brazos con un gesto de sorpresa- Os necesitaba. ¿Qué pasó? ¿Qué le hicisteis?

Nos quedamos un rato callados los dos, mirándonos.

- Tengo que irme.
- Vivo ahí. Mañana abren, esto.
- Ya.
- José Luis
-me tendió la mano.
- Portorosa -se la estreché. Me alejé unos pasos-. Suerte.
- ¡¡No, tío!! ¡Te quiero!

Yo no supe qué decir y seguí mirándolo. Estaba de pie en medio de la acera. Se llevó el puño al pecho.

- ¡Aunque me muera, tío, te quiero!

25 comentarios:

  1. Jolín, Porto, te pasa cada cosa...

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  2. Pues sí, no sé, también me llama la atención a mí; porque mira que vivo en un sitio tranquilo y tengo costumbres normalitas...

    Supongo que aquí la diferencia estuvo en quedarme a escuchar. Pero es que escuchar a alguna gente ya se ve que promete mucho, ¿no crees?

    Un abrazo, Brian.

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  3. Y eso que cuando veo esas cosas alguna película siempre pienso que no puede pasar…

    Hoy me enteré que un señor que gritaba todas las noches, insultando a Iribarne (él lo llamaba así) murió atropellado hace unos días. También decía cosas raras, como aforismos de Heráclito y tal. Cuando le oía aullar desde cama, pensaba en esa frase de Heráclito, que no os falte la riqueza, efesios, para que no se vea lo perversos que sois (o algo así).

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  4. Pues la frase está muy bien.

    Llegará lejos, el Heráclito ése.

    Un abrazo, Juanjo; me alegro de verte.

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  5. El surrealismo de la realidad es, justamente, el que abre la ventana que nos permite atisbar todo lo que podría ser distinto. Como se ve, ni inventar hace falta: sólo vivir y saber mirar. Como tú.
    Un abrazo.

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  6. ¿A mí por qué me quiere, la gente? -y abría los brazos con un gesto de sorpresa- Os necesitaba. ¿Qué pasó? ¿Qué le hicisteis?

    Da la impresión que se está preguntando por qué no quisisteis a mi hermano. Y como lleva al hermano grabado en el pecho, como una parte de él mismo, parece que reclama ser amado totalmente.

    En el patetismo de estas escenas podemos reconocer las aspiraciones profundas de los hombres.

    Muy bueno, Porto!

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  7. Gracias.
    Fue verdaderamente patético (en su sentido literal). Lo que empezó como algo chocante y que me hizo reír, acabé sintiéndolo como algo dramático. Y su grito del final, esa entrega aparentemente desmedida, me parecía un petición de auxilio desesperada que me dejó helado.

    Hay tantos mundos, y tan cerca, ¿verdad, FPC?

    Saludos a los dos.

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  8. (Aunque, bueno, no sé muy bien por qué doy las gracias, porque sólo he hecho de grabador/reproductor.)

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  9. Sí... (me quedo pensativo) saber escuchar, saber ver, debe de ser muy enriquecedor. Si he de ser sincero -y ahora lo estoy intentando- creo que esa es una habilidad de la que ando un poco escaso. Tengo el vicio de mirar, u oír, hacia dentro más que hacia fuera. Suelo andar con la mirada perdida, sumido en mis cabories (como se dirá en castellano) sin ver ni oír lo que pasa a mi alrededor. Así no es extraño que donde yo solo hubiera visto un pobre hombre tu encontraras un ser humano y una vida. En fin...

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  10. El otro día un comentarista de esta casa me ilustró sobre los Tipos Psicológicos de Jung, y me dijo que yo debía de ser más bien Perceptivo (opuesto a Intuitivo). Aunque supongo que me quedé en la superficie del asunto, me pareció una explicación creíble.

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  11. A Porto no "le pasan" cosas, sino que está en disposición vital de atraer acontecimientos. El que nos ha contado es, desde luego, emocionante.

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  12. Las ciudades están llenas de José Luís deseosos de compartir su angustia con alquien que les preste, aunque sólo, sea unos minutos de atención.

    Y sus historias son siempre aterradoras

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  13. Por lo que deduzco de lo que dices, Portorosa, no creo que perceptivo e intuitivo sean opuestos. Mas bien me parece que en el continuo de la percepción, un intuitivo vendría a ser como un perceptor de lo íntimo más instantáneo.

    Quizá ese sea el motivo por el que algo chocante que te hizo reír, acabaste sintiéndolo como una petición de auxilio desesperada.

    Y ahora que te preguntas por qué das las gracias, tal vez por esa percepción intuitiva tan tuya.


    Fue verdaderamente patético (en su sentido literal). Lo que empezó como algo chocante y que me hizo reír, acabé sintiéndolo como algo dramático. Y su grito del final, esa entrega aparentemente desmedida, me parecía un petición de auxilio desesperada que me dejó helado.

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  14. Me ha parecido buenísimo. Sobre todo el diàlogo, más aún el final. Abrazos.

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  15. Amanda,
    La percepción es una función discriminadora de lo “real”, de lo que es; en tanto que la intuición es percepción inconsciente del sentido, de la tendendia de lo real. De tal modo que aquel que tiene muy desarrollado la función intuitiva y enfoca lo que puede ser, tiene dificultades para discriminar los detalles de lo real; y al contario, al perceptivo que enfoca los detalles de lo real, le suelen pasar por alto las tendencias del futuro.

    Esa percepción de lo íntimo más instantaneo parece ser la función del feeling que en el relato va de la mano de la percepción.

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  16. Buenos días, y buena semana.

    ¿Así que te vas reafirmando en tu idea sobre lo de mi feeling, Taliesín?

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  17. Me recuerda al programa de cuatro "Callejeros". Cuántos mundos coexistiendo sin apenas interaccionar!

    Tienes que cuidar esa imagen Porto, dormir más, afeitarte, ... ese tipo de cosas ;-)

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  18. Golpes bajos, tan temprano...

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  19. Yes, Porto. Como decimos por aquí: "es moi sentido".

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  20. No acaba uno de conocerse.

    Un abrazo.

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  21. Taliesin, se agradecen tus precisiones, pero para mí función discriminadora de lo "real" es otro modo de decir percepción de lo que me muestran mis sentidos. En cuanto al matiz predictivo que señalas para la intuición, creo que no le sustrae un ápice de su carácter perceptivo.

    Se perciba con los sentidos físicos o con los "sentidos psíquicos" (puede que el mecanismo que lo desencadena sea inconsciente, pero la información no tiene nada de inconsciente, aunque tal vez sí mucho de inmaterial), lo cierto es que ambas, percepción e intuición, son antenas del individuo que no necesariamente funcionan bloqueándose cuando se ejercitan con una cierta coherencia.

    Por aquello de no abonar más límites, me gusta pensar que ambas fueron hechas para asociarse; y en Portorosa se notan sus efectos al margen de cómo se llame lo que es capaz de "sentir" y contarnos.

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  22. Amanda,
    Estoy de acuerdo con lo que dices. Todos poseemos todas las funciones y además se observa una presión inconsciente en los individuos en la dirección de desarrollar aquella que menos utilizamos. Digamos que la coordinación de las funciones opuestas sería el máximo desarrollo psicológico.

    Pero evolutivamente una se desarrolla a consta de la otra creando la unilateralidad de la consciencia. Compensar esta unilateralidad es la tarea de toda la vida: la aspiración a la totalidad.

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  23. Por cierto, tal tendencia a la "totalidad" se ve dificultada en una sociedad que pide de nosotros la super - especialización.

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  24. Pues sí. Debe ser por la pinta que tiene.
    Aunque a mí, en una situación parecida, el tío terminó por besarme en la boca.
    Ya ves.

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  25. Bueno, Pau, es que yo me tendría que haber agachado mucho...

    Un abrazo.

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