Solo en casa
Publicado en el suplemento cultural Táboa Redonda del domingo 20.05.18 |
Solo en casa
"Conozco gente que trabaja desde casa. No de vez en cuando, sino habitualmente. Casi
todos relacionados con la edición, la traducción o directamente la escritura. Y
la mayoría niega que sea la maravilla que los demás enseguida suponemos. Echan
de menos el encuentro diario con los demás, con unos compañeros, aunque les caigan
mal. Dicen que acaban por sentirse aislados, demasiado al margen. Por no hablar
de la disciplina que les exige tener todo el día por delante. Es duro, dicen.
Este martes me quedé por la mañana en casa.
El lunes había cometido la temeridad de agacharme a coger unas monedas de
encima de una silla y, al doblarme, fue como si me clavasen un puñal en la
espalda. La consecuencia fue un día sin ir a trabajar. Pero me levanté temprano
igual, porque en la cama estaba peor, y desayuné a la hora normal. Solo que al
acabar me fui en pijama al salón y me senté –con mucho cuidado- delante del
ordenador, a terminar mi trabajo de fin de máster y a renovar mi juramento de
que, una vez lo acabe, no vuelvo a estudiar en mi vida. O en muchos años. O en
algunos.
Y eso que estuve bien. Tuve puesta Radio
Clásica toda la mañana, esa torre de marfil que a veces necesito. Un placer
todo, excepto un programa que, con motivo del San Isidro, se detuvo en la
zarzuela más de lo que me habría gustado –o sea, se detuvo-. Además Bartlet, mi
gato, no se separó de mí. Al principio hizo lo normal en cualquier gato, que es
adivinar cuál es el papel que estás leyendo y tumbarse en él. Luego se sintió
estola de visón de señora de antes y se acostó en mi cuello; y allí estuvo más
de media hora, hasta que mi espalda me preguntó si era tonto o qué. Entonces se
puso a dormir sobre mis piernas, y me las calentaba tanto que en dos ocasiones
lo levanté para mirar, porque estaba convencido de que se había meado. Pero no,
es muy bueno y solo hace pis en nuestro nórdico y en mis jerséis.
El problema es el móvil. E internet. Y en
especial Facebook, que puede echarte por tierra cualquier plan de trabajo.
Facebook es el diablo. Sobre todo si entras y ves una discusión sobre Cataluña,
otra sobre el machismo en general y la sentencia en particular, y otra sobre un
bautizo chipriota, y en todas quieres convencer a todo el mundo y dejar claro
que tienes razón, ¡que tienes razón tú! Terrible.
Pero
al final trabajé bastante. Y a gusto. Fue una mañana agradable y, aunque no
dudo de la necesidad de socializar, no me importaría probar durante una
temporada a pasar sin tanto prójimo. Total, un poco más de misantropía, qué
daño me puede hacer."
* * *
Trabajar en casa es estupendo pero yo creo que la situación ideal es trabajar tres dias en casa y un par de ellos ir a la oficina o a reuniones para socializar.
ResponderEliminarA mí FB no me distrae nada.
Creo que te envidio. Lo de la espalda no. Dejé Facebook hace unas semanas.
ResponderEliminarUn abrazo