22.11.15

Táboa Redonda: no es fácil no ser un bárbaro

Es difícil decir algo con sentido sobre esto; y mucho más, aportar alguna idea en tan poco espacio. Así que me he limitado a alertar sobre el peligro de aceptar cualquiera, el peligro de ser cada vez más estúpidos.

En contra de lo que suelo hacer, este texto se lo di a leer a varias personas, porque quería saber qué reacción podía provocar. Tenía miedo de que, como digo en él, alguien sospechase de mí.

En cualquier caso, el artículo de esta semana no es plácido como de costumbre, y lo siento.

Es todo terriblemente triste. La muerte, lo primero.




Bárbaros 
Dice Tzvetan Todorov en ‘El miedo a los bárbaros’ (Galaxia Gutenberg) que la violencia exige ideas simples.“Para matar a mi vecino porque es tutsi [o cristiano, o musulmán u occidental] debo olvidar todas sus demás pertenencias”, afirma el escritor. Porque solo obviando al individuo, sus circunstancias, su familia y todo lo que lo rodea, solo convirtiéndonos por un momento en psicópatas podemos valorar tan poco su vida. 
Cualquier estudioso de los conflictos, sean estos personales o comunitarios, sabe que una de sus consecuencias es la polarización que provocan, que se erige como obstáculo infranqueable ante cualquier intento de razonamiento: solo cabe elegir entre dos bandos que siempre acaban por ser radicales, y quien no está del todo en el nuestro es automáticamente sospechoso de traición. Y este maniqueísmo, este casi siempre falso dilema solo es posible cuando todo se simplifica burdamente. Reduciendo al otro a un solo rasgo, por ejemplo. Teorías como la del choque de civilizaciones, aceptadas gustosamente por ambos extremos, se basan en eso, en “explicar la complejidad del mundo en términos de enfrentamiento entre entidades simples y homogéneas”. 
Y para simplificar así, para despojar a alguien de su humanidad y reducir toda una sociedad a un perfil único y claro, es necesario desconocerlo casi todo de ella. 
Es comprensible que nos duela más el muerto más próximo. Es normal que el dolor sea mayor cuanto más se nos parece la víctima, cuanto más nos identificamos con ella: al fin y al cabo tras nuestra tristeza se esconde también nuestro miedo. Y por eso es tan necesario acercarse y conocerse, para vernos las caras y que todo lo que tenemos en común con cualquier persona no pueda pasarnos inadvertido. Para reconocerla nuestra igual aunque sus circunstancias no lo sean. La característica común a todo enemigo (musulmán, occidental, alemán, rojo, japo, yanqui, chiita, negro, hutu, inmigrante, burgués, capitalista, piel roja, sarraceno o independentista) es que es diferente a nosotros. 
No necesitamos que nadie venga a filosofar sobre nuestro sufrimiento; y mucho menos que pretendan hacernos entender por qué un enajenado quiere matarnos. Pero en tiempo de tribulación deberíamos evitar agarrarnos a los clavos ardiendo que se nos ofrezcan. Aunque sea difícil, porque aguantar el equilibrio por uno mismo lo es, como explicó Fromm en su imprescindible ‘El miedo a la libertad’ (Paidós). 
La violencia exige ideas simples, decíamos. También las provoca. Y sugiere soluciones más simples aun, aunque en su contra tengan la experiencia fallida de miles de años. 
Desaprensivos y desalmados los hay en todas partes. Y todos ellos sin excepción se aprovechan de quienes por ignorancia, necesidad, miedo o desesperación buscan respuestas fáciles.

* * *


10 comentarios:

  1. Inicié mi lectura dominical periodística... lógicamente por el diario El Progreso de LUGO el resto de lecturas pasan a un plano secundario (para luego)... Inicio el diario con el titular de portada "El Lugo que enterró a Franco", pasé del tema, me dirigí al centro del periódico en busca de Táboa Redonda. Comienzo a visualizar las páginas con disgusto no hallaba la firma "por Portorosa" , estaba desconcertado, desconfiaba, con desespero, me situé en un plano astral y me vi con anhelo de encontrarle, y me agradó sentir esa necesidad de lectura, es algo bueno sentirla, quiere decir que hay un ansia en la búsqueda... y al fin en la penúltima página lo encontré. Se apaciguó el síndrome de lectura, me relajé, respiré profundamente aliviado una vez leída la última línea.
    Y última página con Santiago Jaureguizar 'Unha pomba caga sobre Hollande' que creo entrever sintoniza en el mismo tema 'Bárbaros' con violencia por Ud. elegido...

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  2. Sintoniza en el tema, no tanto en el enfoque.

    Gracias por el interés.

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  3. Hace muchos años que estamos en guerra, y lo que nos enfrenta es tan terrible, tan cruel hasta niveles caricaturescos, tan obsceno, pornográfico, sanguinario, surrealista, que nuestro sentido de la realidad se empeña en negarlo, se empeña en buscar argumentos políticos, sociológicos, económicos, antropológicos. Religiosos.

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    Un hombre camina pausadamente por el centro de una calle europea disparando a diestro y siniestro, deteniéndose a rematar a los heridos. Su dios es el único dios. Si muere irá al paraíso y, mientras tanto, su deber es ejecutar al máximo número de inocentes posibles. Idólatras. Cruzados. Apóstatas.

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    No ignoro las pocilgas de polvo y hormigón en las que son sometidos los palestinos. Territorios de escombro y basura. Niños disfrazados de soldados con ametralladoras de juguete y pañuelos negros en la frente. Nunca se sabrá cuántos de los muertos en París apoyaban la causa palestina. Están muertos.

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    Estamos en guerra. En guerra contra los decapitadores, en guerra contra quienes venden como esclavas a las mujeres no musulmanas y, al mismo tiempo, convierten en esclavas de facto a las mujeres musulmanas que se ofrecen voluntariamente como ofrendas de la yihab. Estamos en guerra contra los que convierten el asesinato más abyecto en un vídeo de youtube, pensando que semejantes horrores harán que nos atemorizemos. Y sí, nos aterrorizan, su encarnizamiento no es de este mundo, pero es tanta la maldad, tanta la crueldad, que no provoca más intención en nuestro espíritu, tan poderoso como su odio, que combatirlo.


    Hoy, como cada día, he atendido en mi trabajo a cinco o seis personas de religión musulmana. No me siento en guerra con ellos, a quienes conozco desde hace muchos años y con quienes, en algunos casos, me relaciono con afecto. Yo soy ateo. Su religiosidad, como la de mis compatriotas católicos, no me concierne.

    Sí me siento enfrentado, de un modo personal, a lo que el yihadismo me enfrenta con una brutalidad extrema, y no veo que en esta tesitura exista contradicción alguna entre el humanismo y la defensa del futuro de nuestros hijos y, sobre todo, nuestras hijas.

    Lo que tenemos aquí en Europa es tan frágil, tan reciente en términos históricos, tan pequeños los avances todavía sin cumplir plenamente… Si algo tengo claro es que no debemos regresar a siglos pasados. No podemos consentirlo. Debemos combatirlo hasta el último aliento. No seré hipócrita: primero por nosotros y después de por ellos. ¿Es posible un mundo justo, igualitario, científico, para quienes decapitan y esclavizan?

    Hay, han habido, guerras que debíamos ganar. Esta es una de ellas. La que ha tocado a nuestra generación. Debemos vencer. Por la colonización de Marte. Por la supervivencia de nuestra especie. Para que todo lo poco que hemos logrado no se agote en la anónima e invisible derrota cósmica de un diminuto hormiguero arrasado por la marea sangrienta del hormiguero de al lado. Por nuestras hijas y las hijas de nuestras hijas.

    Esto es lo que pienso.

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  4. Ya te había leído, claro, Jesús.

    Como siempre en estos casos (como digo en mi texto), me quedo con la duda de si tú crees que yo no pienso eso mismo que tú: lo pienso, claro que lo pienso. ¿Cómo podría no hacerlo? ¿Cómo me podría dar igual volver atrás, tan atrás?

    El problema, Jesús, o uno de ellos, es saber quiénes son los bandos de esa guerra, y cómo se lucha. Y ni una cosa ni otra están ni mucho menos claras: hay quien no discierne, como tú, entre toda esa masa que son los de "enfrente"; y yo, por ejemplo, tengo reparos en meter a ciertos individuos en ese "nosotros" que todos queremos defender; y además, los medios, las armas, cómo se libra una batalla así... ¡ay, eso es tan complicado!

    Un abrazo.

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  5. Hola Porto. Me he pasado hoy por aquí y he leído tu artículo. Como dices es difícil saber quiénes son los bandos de esta guerra, quién maneja a estos grupos extremistas que se inmolan o matan, con qué objetivos. La geoestrategia es complicada y ya sabes que no tengo suficiente cerebro ni para jugar al ajedrez.

    Un abrazo

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  6. hay quien no discierne, como tú, entre toda esa masa que son los de "enfrente"

    ?

    Discierno a los fundamentalistas fanáticos del resto de musulmanes que conozco personalmente por mi trabajo. Me duele mucho esa frase porque no me reconozco en ella.

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  7. Ay, Jesús: "hay quien, al contrario que tú, no discierne...". Eso es lo que quería decir: ya sabía yo que me había quedado poco claro.

    Perdona. Un abrazo.

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  8. Un abrazo, Porto.

    De todos modos es cierto que este conflicto es muy muy complejo, con muchos intereses cruzados y con un planteamiento militar dificilísimo. Tengo el ingenuo pensamiento de que existen profesionales que deben analizar y ofrecer propuestas al poder político. Es su oficio.

    Y me mantengo en la opinión de que hay que aniquilar al estado islámico. Aniquilar, eliminar, vencer como se hizo con el nazismo. Cometimos muchos errores pero ahora hay que mirar hacia adelante. Ellos lo hacen.

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  9. Excelente el comentario < http://lascincoestaciones.blogspot.com.es/ > y que relata de nuevo en éste... lo había leído a los pocos minutos de su publicación tras ver la reciente reseña acá en su BLOG... Tiene el valor de que no es nada sutil y si muy directo (se le entiende todo) y con lo que cualquier persona de bien, si es sensata, debe estar de acuerdo...
    Blog aconsejable de un testigo principal < https://lazonafotica.wordpress.com/2015/11/20/esa-guerra-a-la-que-no-fuimos/ > es un tema muy ilustrador incluyendo sus tan sólo dos comentarios (hasta ahora)...

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