Si vivir es posible
Hace tiempo que no toco el tema, pero muchas veces he escrito sobre mi visión de la infancia como la época en la que todo aún es posible; y sobre cómo crecer, para mí, es ante todo elegir, escoger, y por tanto renunciar a todas las demás posibilidades.
Creo que es así, y entiendo que despierte en mí los sentimientos que despierta.
Lo que me resulta difícil de comprender es el proceso mental que me lleva a preferir no decidir antes que enfrentarme a la renuncia. Lo pasmoso es que llegue a creer que la forma de asegurarme el poder seguir tomando cualquier camino es no avanzar.
En un camino, cuanto menos hayas avanzado más opciones tienes por delante. Tiene bastante lógica. Lo que pasma es que en la vida el caminar es inexorable y la resistencia a hacerlo es ir contra natura.
ResponderEliminarLlevando lo anterior a sus consecuencias, lo natural parece que es ir perdiendo oportunidades. Psicologicamente se traduce en: la identidad nos va cercando. De ahí la rigidez de la vejez. En cierto medo, la resistencia es a envejecer.
¿Estamos condenados, pues, a esta visión pesimista?
Yo entiendo que no! Pero es necesario hacer entrar en escena otra dimensión: la espiritual. Efectivamente, el camino espiritual es contra natura. Lo expresa muy bien el símbolo onírico de un río cuya corriente se desplaza hacia el manantial.
Ya te puedes imaginar que en ese camino hacia el origen, volvemos a recuperar, de nuevo, ´la vida prístina con todas sus posibilidades.
Que así sea!
Está muy claro, Taliesín (con ayuda de la introducción, claro).
ResponderEliminarEl trabajo es de cada uno, me corresponde a mí tenerlo presente y mejorar, avanzar (o retroceder) hacia esa ¿libertad?
Un abrazo.
Igual lo que nos va cercando son las estructuras sociales, lo que el mundo (el mercado de trabajo, la familia, la formación, la competencia entre individuos, los cambios tecnológicos, las responsabilidades, las deudas....). Para retroceder radicalmente (creo que siempre estamos dando pasos adelante y atrás) hay que tomar una decisión radical con respecto a todas esas estructuras, o al menos abandonar las que no queremos llevar en la mochila.
ResponderEliminarMorelli
Las estructuras sociales están ahi y son responsables del cerco ¿como no? Y te concedo que unas restringen más que otras. Pero el problema no cambia con estructuras sociales más benignas. Siempre nos vamos a tener que individuar contra una estructura del consciente creada por la estructura social.
ResponderEliminarAdemás, una estructura social está en relación de co-dependencia con el sistema cultural (valores,...). El valor supremo del capitalismo es el Dinero. Este dios (valor supremo) determina las conductas de sus fieles y crea (y es creado) por la estructura social. El paisaje por el que discurre el camino que tenemos que recorrer es así: con anuncios de neón.
¿De que están hechas las encrucijadas que nos podemos encontrar en este camino? De decisiones éticas individuales! No niego la ética revolucionaria! Lo que sí digo es que de nada sirve una lucha de esa clase si no va pareja a otra de caráter espiritual para encarnar un otro “valor supremo” que sirva de fundamento a la nueva estructura social. Las revoluciones fracasan siempre sin este fundamento. En cambio las realizaciones del espíritu fructifican en los paisajes más inhóspitos.
El problema es que no decidir (o no avanzar) es una decisión en si misma que elimina posibilidades. Las posibilidades se presentan ante nosotros durante una ventana de tiempo. Si no nos decidimos a tomar un camino cuando tenemos las posibilidad de hacerlo corremos el riesgo de perder esa posibilidad para siempre.
ResponderEliminar(Yo de Askildsen leí "Desde ahora te acompañaré a casa", creo que te gustaría.)
Beso gordo.
María,
ResponderEliminarUna decisión no tomada es, efectivamente, una decisión y resta posibilidades. Esto es así referido al discurrir de las situaciones “objetivas”.
Pero desde el punto de vista subjetivo podríamos decir que “el cartero siempre llama dos veces”. Siempre podremos volver a simbolizar en una nueva situación, “lo mismo” que lo simbolizado en la situación que dejamos pasar. En este caso, al final, de los que estamos hablando es de decisiones que afectan a la identidad, en las que negarse a decidir es negarse a ser de una determinada manera.
Claro, María.
ResponderEliminarPorque no se trata tanto de decisiones puntuales que, efectivamente, pasen, sino de decidir entre decidir y no decidir... Y esa decisión, como dice T., se presenta a menudo (se presenta sin parar, realmente), simbolizada por situaciones diversas (y sobre todo una entre todas).
Al final es eso, decidir entre decidir y quedarse quieto; porque así es como eres o como quieres estar.
(Askildsen es una jartá de reír, el tío, desde luego...)
(Que escriba este post y se acabe hablando del capitalismo... Sois incorregibles :-D )
Beso gordo. Y abrazos.
todo esto suponiendo que sentirse bien es una cosa "ad futurum". El futuro, esa trampa...
ResponderEliminarMorelli
El futuro es una trampa si aparece en nuestra consciencia como una idea que ha sido destilada de los ideales que lo social reserva para todos. El futuro es una trampa mortal para el individuo y de vital importancia para la supervivencia del estado. La forma de futuro más opresora del estado actual es el crédito (bancario).
ResponderEliminarPero hay un “futuro” que encontramos de manera confusa en nuestras sensaciones corporales: son como semillas que nos apremian para la cosecha. Ese futuro no es más que presente preñado.
Cuando hablamos de decidir tenemos que tener claro a cuál de los dos futuros nos referimos. Creo que las inhibiciones de la decisión tienen lugar cuando estamos fascinados por el primero de los futuros descritos.
Lo que me resulta difícil de comprender es el proceso mental que me lleva a preferir no decidir antes que enfrentarme a la renuncia. Lo pasmoso es que llegue a creer que la forma de asegurarme el poder seguir tomando cualquier camino es no avanzar.
ResponderEliminarCreo que para muchos (no sé si es tu caso, Porto, pero ha sido el mio durante casi toda mi vida y en muchas ocasiones aún lo es) el no decidir es una actitud infantil basada en una creencia errónea, inspirada por la victimización y la cobardía. Quizás creeo inconscientemente que quedándome quieto "sucederá lo que tenga que suceder"; eso me libera de la responsabilidad por esa elección (ahí está el error de la creencia, ya que somos tan responsables por acción como por omisión) y me convierte en víctima de la vida y las circunstancias. En cambio, cuando elijo conscientemente, debo hacerme cargo, dar la cara, asumir ante todos (y fundamentalmente ante mí mismo) lo que soy y lo que deseo. Esa actitud es la que a mi entender, te convierte en adulto (creo que en el mundo hay muy pocos, poquísimos). Y es difícil para un niño, que busca ser aceptado y amado, asumir responsabilidades y mostrar al mundo entero quien quiere ser, sin estar inconscientemente influenciado por la proyección que los demás realizan de él.
Sería bien distinto y mucho más sano, si en lugar de decir "me pasó tal cosa", dijésemos "elegí vivir tal cosa", ¿no? Después de todo, siempre elegimos, aunque creamos no hacerlo.
JG
No creo, JG, que ese haya sido o sea mi caso; esa sensación de que lo que tenga que pasar pasará no es lo que me consuela en mi inmovilidad (casi al contrario). Como decía, lo que yo siento es que, mientras no elija, puedo elegir lo que quiera; y después, ya no.
ResponderEliminarSupongo que el primero de los futuros descritos influye y está presente en todo esto, T y M, porque cuando me valoro acudo también a referencias materiales, reconocibles y, efectivamente, sociales. Sin embargo no creo que se trate solo de eso; es todo demasiado íntimo, demasiado (esto te gustará, T) físico para ser solo social, creo yo. Y el paso del tiempo y, en última instancia, la muerte juegan un papel demasiado preponderante en mi esquema anímico como para que sea eso.
Besos y abrazos.
Detrás de la inmovilidad muchas veces está el miedo , lo realmente duro no es decidir sino equivocarse.Para mi esa es la verdadera madurez , aprender a equivocarse.Nos movemos entre los sueños e ideales y la realidad.Después de varios intentos fallidos por cambiar las cosas que hacen que nos sintamos fracasados uno puede decidir no decidir porque ya no sabe cuál es la decisiòn correcta.
ResponderEliminarEse viaje espiritual que propone T. no sé si es pararse a reflexionar sobre uno mismo, hacer un viaje interior donde replantearnos esos ideales y seamos capaces de empezar de nuevo desde donde estamos y perdamos el miedo que nos paraliza.
B.
Claro Porto, lo íntimo se simboliza en lo material y social. O mejor (o peor), lo material y social se apoderan de lo íntimo y velan su simbolización. Malos tiempos para la lírica! Como dice Leonard Cohen en "tower of song" (el espacio de la intimidad):
ResponderEliminarNow you can say that I've grown bitter but of this you may be sure
The rich have got their channels in the bedrooms of the poor
And there's a mighty judgement coming, but I may be wrong
You see, you hear these funny voices
In the Tower of Song
B. reflexionar sobre uno mismo es peligroso: acaba uno dando vueltas como un perro intentando coger su cola. Es más saludable conseguir una quietud de fondo que nos permita ver los reflejos de uno mismo, sin identificarnos mucho (o en absoluto) con ellos. Compensa más dudar de uno mismo!
Ay Porto.
ResponderEliminarLa infancia, la juventud y todas las etapas de la vida son para vivirlas. Si piensas demasiado en como deberá ser, es una verdadera tontería. Las cosas buenas hay que vivirlas con alegría. Las malas vienen solas y sin avisar.
Un abrazo
Luna
Con una gran sonrisa te digo, que no tienes remedio. Son muchos años dando vueltas a la cabeza sobre lo mismo.
ResponderEliminarNo será por ser gallego? ::))))
Beso
R
ResponderEliminar