22.7.13

Examen

Volvemos a los sitios, por ejemplo casi treinta años después. Han cambiado pero son los mismos: los olores, unas lámparas, el paso del río. Nosotros hemos cambiado más, aunque nos parezca que no; y probablemente ya no seamos los que éramos. O el que éramos esté allá en el fondo, muy adentro, rodeado de capas y capas.

¿Somos mejores?

¿Hemos sabido vivir?

Paseo por los lugares de antes con mi hijo, miro alrededor, le enseño, me oigo hablarle y (a pesar de todo, de tantas cosas) creo que sí.



15 comentarios:

  1. Entiendo esa sensación, yo en Los Molinos me siento así. Y estoy con filla...no es "a pesar" es "gracias a "


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  2. Creo que son ambas cosas. Vivimos, a veces, "a pesar de" y, otras, "gracias a". Saber vivir, diferente a vivir, simplemente, creo que es otra cuestión.

    Un abrazo

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  3. Creer que sí, que uno ha sabido vivir, supone ya que hay cosas positivas, pues el resultado final lo es.

    No obstante, ese resultado no es obvio ni estaba cantado. Hay cosas en el otro plato de la balanza. Cosas que a veces salen aquí. Pero a pesar de ellas, y aunque tienda a la lamentación, me sentí bien.

    Y me alegró mucho.

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  4. Siempre ma ha parecido que desde que nacemos nuestra vida se parece a la construcciòn de un edificio.Comenzamos por la base que es importantísima porque en ella se suntentará todo, construiremos los muros para resistir los vientos y el tejado para protegernos de las lluvias.Las buenas experiencias harán la casa más bonita y las malas pueden deteriorarla o hacerla màs resistente.
    Esas capas de las que hablas para mí forman parte de lo mismo , son el edificio
    Es normal que lo que consideramos positivo y fundamental para nosotros se lo queramos transmitir a nuestros hijos como también queremos evitarles nuestras malas experiencias ,aunque no siempre podremos.
    B.

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  5. Cada vez me siento más forastero, más ajeno, como si a partir de cierto momento nuestra existencia no fuese una construcción sino otra cosa muy distinta, algo parecido a un desamparo cínico y preferiblemente sereno. ¿Hemos sabido vivir? Creo que nadie puede contestar por sí mismo, honestamente, semejante pregunta.

    Yo también he visitado sitios treinta años después, convencido de que encontraría algo: migas de pan, piedras pequeñas. La perfecta y fría inexistencia de rastro alguno, más allá de los recuerdos adulterados por la química y la imaginación, me impactaron las primeras veces (en Gerona, en Bañolas, en el número 54 de la calle Fernando el Católico de Zaragoza, en la playa de Ampurias). Ahora ya no. El mundo no es un lugar ni un tiempo hecho a nuestra medida. Ni siquiera la poesía puede cambiar eso.

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  6. Tal vez saber vivir es una cuestión continua... quiero decir que hay gente que sabe vivir desde los cuatro años y gente que no aprende ni con ochenta.

    Sin conocerlo, Usted tiene pinta de ser del primer tipo.

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  7. “... me oigo hablarle”.
    Creo que las dudas sobre lo valioso de nuestra vida pueden tener que ver, en parte, con el tratamiento que nos damos a nosotros mismos como personaje.
    “Hablar haciendo caer el telón” me lo imagino como una buena metáfora de la vida aprovechada.

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  8. ¿Nos parecemos a los que imaginábamos que seríamos? ¿Echamos de menos aquellos que soñábamos ser... o no nos cambiaríamos por ellos?

    Esta es, al final, la pregunta.

    http://madredemarte.wordpress.com/

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  9. Pesimista te veo, Jesús.
    Dice Javi, Xavie, que al final todo esto no trata más que de ser capaz de perder con estilo. No es solo una frase muy lucida, sino que a veces parece preclara. En fin, por ahí andamos.

    ¡T., mentarme al personaje a mí! Público, actuar... Sabes de qué adolezco.

    Madre, esa pregunta no me la dejo de hacer. A veces la habéis leído aquí casi textualmente; y las respuestas. Y es entonces cuando salen las razones del "a pesar de todo". Porque yo me decepciono, me he decepcionado; al menos por el momento (y, como decía hace unas semanas, ya hace tiempo que dejé de ser una promesa).

    La diferencia es que el otro día hice lo que nunca hago y no se debe hacer: sin querer, inconscientemente, me comparé con los demás; o al menos con "algunos" demás, con personas que vi, con personas de otra época. Vi o me imaginé o deduje evoluciones, situaciones actuales, etc., y... me sentí contento conmigo mismo.

    Puede que sea patético, y desde luego no es ejemplar, pero eso es lo que me ocurrió. Ayer mismo creí entenderlo.

    (La comparación con el que querría o debería ser sigue dejándome mal, me temo)

    Buenas noches.

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  10. Sí, la autoexigencia es, en parte, buena. Como motor de un montón de cosas. Pero, a veces, deberíamos pararnos y ver dónde estamos...y disfrutarlo. Aunque no hayamos llegado donde queríamos, hemos hecho un esfuerzo, y deberíamos valorarlo para nuestro propio bien. Entonces, una vez bien valorado, continuar (o no...). Todo esto en teoría, en la práctica...ya se sabe. A veces, en bucle hacia arriba y otras, en barrena, hacia abajo.
    Y sí, no deberían hacerse determinadas comparaciones...pero somos humanos...
    Y es tanto Gracias a como A pesar de, a mi entender, depende de nuestra particular apreciación sobre cada caso o experiencia concreto.
    Madre, esto es como con nuestro físico: Es el que hay. Hay que aprender a aceptarlo como está y disfrutar de él, aunque no sea del cánon "que se lleva" o el que nos gustaría. Por tanto, hemos llegado donde hemos llegado y ya. Podemos mejorar?? No sé, pero, al menos, pensamos sobre ello.
    M**rd*!!!! Estas reflexiones no me las hacía yo a los 20!!!!!!!!!!!

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  11. Desde ayer y hoy durante todo el día he sentido a Galicia muy cerca de mi corazón. La tragedia es abrumadora, terrible. El comportamiento de los vecinos que acudieron inmediatamente a ayudar a las víctimas del accidente es sencillamente conmovedor. Yo, que trato cada día con la gente común, ya lo sabía, pero nunca deja de sorprenderme. Un abrazo muy fuerte a los gallegos, sobre todo a mis dos únicos amigos gallegos.

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  12. Un abrazo, Jesús.
    Qué pena.

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  13. No podemos hacerlo todo bien porque somos humanos. Podemos arrepentirnos de algunas cosas (es decir, pensar que ahora lo haríamos de otra forma) aunque a veces no recordamos que las circunstancias determinaron la decisión. Pero hay que perdonarse y, en general, no avergonzarse. Lo que importa es haber hecho lo que hicimos por algo (aunque sea lo menos malo de lo posible) y no a tontas y a locas.
    Saludos

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