Me acuerdos (II)
Me acuerdo de mi madre peinándonos en el cuarto de baño grande, después de comer, para irnos al colegio.
Me acuerdo de la colcha a rayas anchas blancas y rosas.
Me acuerdo de mi padre de pie detrás de la puerta, jugando con nosotros al escondite en casa una tarde.
Me acuerdo de un domingo en la capilla de los mercedarios por la mañana en la misa de una, sufriendo el olor a humo en las ropas de dos mujeres a mi lado - olor que quedó registrado en mi memoria como “olor a gitano”- que me generaba unas ganas de salir corriendo para no vomitar en público y en sagrado, y de no hacerlo y permanecer al borde del llanto por un sentido del deber que aún no sé de dónde vendría, ¿de dónde vendría?
ResponderEliminarMuy bellos recuerdos, enhorabuena. Un abrazo. Bonito blog.
ResponderEliminarGracias, Amapola.
ResponderEliminarPues está claro, ¿no, T.? Quiero decir, que era un sentido muy en la línea de todo lo que hacías allí.
Pero los dos amigos que me acompañaban se pasaron a otro banco, alejados. Los padres de esos amigos eran religiosos y los míos paganos.
ResponderEliminarEstoy dudando de la pregunta referida al sentido del deber. Igual no era una orden desde un arriba, intrapsíquica. La memoria no me facilita el recuerdo de por qué permanecía. El recuerdo es de permanecer por permanecer. Quiero decir que el sentido de permanecer se agota en el acto mismo de permanecer.
En este caso, la pregunta debe mudar para esta otra: ¿que sentido tenía permanecer, sufriendo?
(esta reflexión no me parece ningún jueguecito intelectual, sino que tengo la sensación de que hay ahí algo clave, importantísimo)
y tan importante, Taliesin. Todos los males sociales se deben a que cada ser humano se busca excusas para no "permanecer" donde debe.
EliminarRecuerdo una canción de Serrat con unos versos que siempre me gustaron mucho, porque eran verdaderos en mí y en mis amigos de entonces:
"Mis amigos son gente cumplidora
que acude cuando sabe que yo espero.
Si les roza la muerte disimulan
que pa'ellos la amistad es lo primero."
Mi homenaje a ese niño que fuiste y permaneción donde estaba.
Un sacrificio, ¿no?
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ResponderEliminarExacto!!!!
ResponderEliminar(en el sentido religioso, no moral, de sacrificio)
Ya había llegado a eso por mi mismo pero te agradezo muchísimo tu comentario. Me ha traído mucha alegría.
Claro. Tras ese sacrificio está la misma concepción religiosa que tras la idea de santificar el dolor.
ResponderEliminarNo va por ahí el tema, Porto. Pero para poder explicarlo necesito meterme en unas explicaciones bastante complejas … yo sé que el público no está para estas cosas pero aún así voy a intentar explicar algo de lo que veo sobre el asunto.
ResponderEliminarPara empezar, decir que cuando hablo del sacrificio religioso, estoy dejando de lado al catolicismo. Éste entraría para mi en el sacrificio moral.
¿Por qué digo ésto?
Meditemos sobre el “dios mío, dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mateo 27:45-46). Si haces una búsqueda en google te puedes encontrar como interpretan los católicos este texto. Por ejemplo, en lafecatólica.com podemos leer: “¿Acaso se sintió abandonado (Jesús) por el Padre? ¿Dudaría en aquel momento de máximo dolor? ¿Murió Jesús en la desesperación?
Por supuesto que no, todo lo contrario, el Padre siempre lo acompañó, Jesús no dudó y no murió en la desesperación. Lo que hace Jesús es rezar un Salmo...” (se refiere al salmo 21 en el que aparece por primera vez esa frase de dios mío, …
Nos encontramos que se convierte el momento en el que parece obvio que Jesús duda y que el padre desaparece, en todo lo contrario: en un acto de fe!!
Psicológicamente, cuando hay un sacrificio se produce una transformación. En el sacrificio de Cristo el dios se transforma: deja de operar el dios de ley (el padre com sus tablas) para pasar a un dios del amor, de la entrega. ¡Y es por eso por lo que el padre no aparece! Los católicos interpretan que el sacrificio de Cristo era un plan de Dios, que Cristo fué como un cordero obediente a la cruz y que el dios, mío, … era el recitado de un piadoso hijo que reza un salmo com una fervorosa fe en el Padre. Sin embargo, yo creo que lo que tenemos es un ser humano que encarna el arquetipo de la renovación de Dios y que ésto solo es posible poniendo en duda al propio padre.
A los padres de la iglesia católica les interesa interpretarlo como lo hacen para seguir dominando las consciencias con su ley (que dicen que es la de dios) y por ello su sacrificio es moral.
El arquetipo del dios que muere y resucita es anterior al cristianismo y existe en muchas y variadas culturas: es el arquetipo de la vida que se renueva, independiente de la ley moral. Por eso la santificación del dolor no se da en la religión tal como yo la entiendo; en ella el dolor es inherente a la vida (como el placer). La santificación del dolor se opera en una religión del Padre: en ella, sufrir se convierte en un deber moral, para gloria del padre, es decir, de los de arriba.
En el budismo zen la meditación es mushotoku, sin ánimo de provecho. No se medita para iluminarse ni para alcanzar la budeidad. Se medita para meditar. El sacrificio tiene sentido en si mismo. En mi memoria, la permanencia de aquel niño en el banco era así. Sin más!
Faltaría aún la comprensión de aquella experiencia infantil (entre 10-12 años). Esa experiencia pudo haber sido la primera vez que actué sacrificando los deseos del yo. Lo que es diferente, como se ha explicado, de una actuación acorde a un sentido del deber o ideal del yo.
ResponderEliminarBuen fin de semana!