El Perich
Lo bueno de saber poco es que no deja uno de llevarse sorpresas.
Yo a Perich ya lo conocía, claro; soy lo suficientemente mayor para recordar sus colaboraciones en directo, y además hace tiempo leí un libro suyo, de viñetas, que tenía mi tío.
Pero ayer, tratando de buscar una ilustración suya para una campaña de fomento de la lectura que me había gustado mucho (ilustración que recordaba más bonita, por cierto, aunque la idea me sigue encantando), me di de bruces con una serie de citas y viñetas que me dejaron boquiabierto.
Boquiabierto por su lucidez, por su agudeza, por su mordacidad, por supuesto por su humor, pero también por lo tristemente actuales que me parecieron sus críticas.
Tanto, que si me lo permiten les iré trayendo aquí de vez en cuando algo suyo. Les dejo, hoy, aquel cartel pro-lectura (y pro más cosas, como verán) que me ha llevado a don Jaume.
Por otra parte, esta vuelta al Perich mientras leo a Marsé se está pareciendo sospechosamente a una regresión temporal. A los 70, a mi infancia y a mi padre, supongo. Y me gusta.
Impagable la cercanía de un gato, para este menester....
ResponderEliminarLa de un perro tampoco es mala (te remito a la foto de mi último post...).
ResponderEliminarah! Ya va usted regresando de a poquitos. ¡Grandes experiencias le agurdan!
ResponderEliminarY sí, Perich es genial y ese es el mejor cartel prolecgtura que he visto.
Eso es fomentar la lectura y lo demás son cuentos. Lo malo es que en estos tiempos decadentes que corren, tendría que prescindir del whisky y el tabaco, alguno diría que la lluvia es irrespetuosa para los damnificados por las inundaciones de Levante y que no hay que tener gato porque el niño tiene alergia.
ResponderEliminarY el fuego contamina y empeora el cambio climático
ResponderEliminarPues contaminar no sé sí contaminará. Pero hará un par de semanas que yo tuve la oportunidad de tener en el salón de mi casa una estampa tan idílica como la de la imagen... con gato, libro, cervecita en lugar de whisky, e incluso la chimenea encendida... Claro está que el romanticismo y ambiente acogedor duró bien poco, porque al cabo de media hora tuvimos que abrir todas las ventanas para que se fuera el humo que se había extendido por toda la casa, y poner la calefacción para volver a caldear la casa.
ResponderEliminarMoraleja: Hay que tener en cuenta la necesidad de deshollinar las cosas (en este caso una chimenea) después de largas temporadas sin darles ningún tipo de uso.
Sí. Es que cuando no se usa algo durante mucho tiempo, luego no funciona igual...
ResponderEliminarEl Perich me encanta. Te leí el post el día que lo colgaste y se me pasó hacerte el comentario.
ResponderEliminarPero hoy vengo a felicitarte tu séptimo año como bloguero. :-O :-D
Besoooooos.
Cal.
(Oye, está bien que pongas un captcha, pero es que me ha salido uno ¡en griego!)
(Ya, yo no tengo que ver. Tampoco entiendo la mitad.)
ResponderEliminar¡¡Muchísimas gracias, Cal!! Qué bien que hayas sido tú la que me lo ha recordado.
Un beso.