Necesidad
En la costa de Lugo, en una casa aislada y vieja junto a una carretera secundaria, vive Benigno, solo.
Tiene casi sesenta años y hace mucho tiempo empezó a vestirse de mujer cada vez que salía al exterior, cada vez que iba al patio, que salía a darle de comer a las gallinas, a la huerta o a no hacer nada, a sentarse allí. Se vestía de señora de aldea, con vestido negro, botas negras, mandil a cuadros grises y una peluca de pelo gris recogido en un moño. Él es grande y fuerte, y hacía una mujer bastante llamativa.
Nunca sale de otra forma, y si alguna vez alguien se acerca a su casa jamás se deja ver como hombre. Ningún vecino lo conoce, y todos creen que es lo que parece. Y él siempre tiene mucho cuidado de no cometer fallos.
Pero un día de abril, ya tarde, tuvo que ir a la bodega a por un cuchillo y, pensando que a esas horas nadie pasaría por allí y que era solo ir y volver, salió sin cambiarse. En ese momento un coche apareció por la curva. Dudó, se quedó parado en medio del patio, a mitad de camino entre la casa y la bodega, y no tuvo tiempo de esconderse.
El coche pasó y él se quedó mirando. El sol poniéndose se reflejaba en los cristales y no pudo ver nada del interior; ni quién iba ni qué hacían.
El coche desapareció en la siguiente curva.
Benigno se quedó quieto con la vista fija en la carretera. Estuvo así un rato. Luego volvió a casa y se sentó en la cocina.
En varias horas no se movió.
Lo peor fue que aunque lo hubiesen visto les habría dado igual. Lo peor fue comprobar que su secreto, que ya no lo podía seguir siendo, y que lo dejaba vacío y perdido, no le importaba nada a nadie.
Muy bien narrado el comienzo de la sabiduría y la vejez. Lo curioso de esa etapa, me parece a mí, es que solo unos cuantos afortunados la viven. El resto, sigue impresionado por la belleza de las pelusillas de su ombligo.
ResponderEliminarPobre Benigno, sin tiempo ya para levantar otro secreto, otra coartada.
Claro, lo terrible es, como bien dices, que ya no le queda tiempo para nada. Para nada así. Y no sabe qué hacer, y cree que no puede hacer nada.
ResponderEliminarSi al menos esta hecatombe le sirviera de algo, le sirviera para vivir...
En dos minutos la vida que hemos estado construyéndonos se puede venir abajo como un castillo de naipes. Por haber cometido un solo error.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
PD: la palabra es "parwa"... ¡espero que no sea por mí!
Yo creo que Benigno ahora es más feliz. Tenía que ser muy cansado cambiarse cada vez que salía al patio, o al exterior y estar pendiente de todos los detalles.
ResponderEliminarEs una pena que ningún vecino lo conozca realmente, porque a lo mejor como hombre tendría mucha experiencia, mucho que contar de su pasado y de su historia y su vida tendría coherencia. Ahora, ¿que pasado tenía? ¿una película que se había montado en su cabeza?, ¿y un "yo", que le oprimía?
No me suele agradar la gente que aparenta ser una cosa cuando en realidad es otra."Las apariencias tienen las patitas muy cortas" Me parece muy grave engañar a los que tienen depositada en ti su confianza.
Y yo si tengo un lema es el siguiente, que transmito todos los días a mis peques:
"si algún día cazo a alguno en una mentira o en renuncio, para mi ha perdido toda la credibilidad"...y creo que lo llevan bastante bien.
Aceptar la vida de uno, tratar de entenderla y ser capaz de actuar en consecuencia, sería perfecto.Pero,...¡cuan complicado es!
Creo, Nicole, que tienes razón en algunas cosas. Puede que esto al final sea bueno para Benigno (aunque no estaría muy seguro; nuestra capacidad de reacción suele estar muy lastrada), y seguro que su secreto lo limitó mucho.
ResponderEliminarPero no creo que esto tenga que ver con la falsedad, ni con las apariencias, ni con mentir. Al menos no con mentir a los demás.
Esto va, como dice NáN, de coartadas para vivir.
Gracias, Last.
Buenos días.
Si decimos que Benigno es víctima de su secreto o coartada, lo decimos en el sentido de que el secreto expresa su dependencia de los otros. Y su vacío aparece precisamente cuando los otros no responden.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que el relato se refiere a ese momento que te otorga la vida para ser liberado de las máscaras sociales, dándote una oportunidad para tener un conocimiento sin cegueras. Y ese momento se vive al principio como un vacío.
Lo que no comparto es que Benigno se haya quedado sin tiempo, ni que sea necesario levantar otro secreto. ¿Por qué no va a experimentar Benigno la plenitud de la vida después de haber exprimido el vacío existencial?
El relato nos deja en el vacío, pero éste no tiene por que ser definitivo. ¿No os parece?
Magistral amigo Porto...sabes,cuando leo tus relatos, es como estar mirando de cerca a los personajes y el paisaje...COMO CUANDO UNO VE LA TV.
ResponderEliminarPor otro lado, suele suceder que algunos confunden, el tener una postura en la vida o una coartada como dice NáN, con mentir u otros menesteres...
Porque tambien hay otros que se vanaglorian de ser politicamente correctos y si que juegan con lo que pueden los otros creer de el...
Por eso yo cuido mucho cuando utilizo las palabras credibilidad o engaño, que ya se que no tenia nada que ver con tu relato, mas que nada lo escribo aqui para que algunos no piensen que soy tonta...me hago la tonta que es diferente.
Te diste cuenta Porto, que con mi ultima frase pille el sentido de tu relato.
LastChild es obvio que la parva aqui no eres tu.
Sí, estoy de acuerdo, T., puede no ser definitivo. Claro que yo soy el narrador omnisciente y decido... :-)
ResponderEliminarRo, la lectura es territorio del lector. Dejemos que cada uno haga la suya.
Un beso.
Ay, Taliesin, no lo tengo tan claro. Benigno, ¿es la apariencia de mujer o el desinterés cuando ve que el secreto no importa?
ResponderEliminarSi es lo primero, difícil será que aproveche el vacío, a sus años, para llenarlo. Si es lo segundo, peor todavía es la situación: cuando nada importa...
Yo lo veo muy difícil, la verdad.
ResponderEliminarBenigno se queda, en mi opinión, sin estrategia, sin estratagema, sin su truco para despistar la vida. Y se queda solo, sin parapetos. Y podría sentirse liberado y de repente aprender; pero yo lo veo difícil.
Y como os pongáis muy tontos, continúo el texto y digo que no pudo, y punto, qué carallo...
Buen fin de semana.
A mi el relato me ha decepcionado. Tiene un inicio prometedor, lleno de misterio y generador de grandes expectativas...Benigno, solitario aldeano vestido de mujer, nadie conoce su realidad...Sin embargo el final, como he dicho me decepciona. En primer lugar, no entiendo por qué se viste de hombre cuando está sólo, de dónde saca esas ropas si sus vecinos creen que es una mujer, qué les cuenta cuando las compra, encontraría más lógico que siempre se vistiese de mujer, al estilo de la película de Jaime de Armiñan protagonizada por JL Lopez Vazquez "Mi querida señorita". Por último el final me decepciona aún más,a qué viene la desazón de Benigno, cómo podría importarle a alguien su secreto, (no tengo claro que hubiese dejado de serlo), si precisamente nadie lo conocía.
ResponderEliminarJusto vengo de visitar la exposición sobre Ocaña, jejeje
ResponderEliminarDejando de lado la coincidencia, es agradable ver que regresa a la literatura y deja un poco de lado el psicoanálisis.
Dentro de poco regresarán las tetas y los culos.
Mi señora cel.lia, desde que usted se fue, teta-culo ya no es lo mismo.
ResponderEliminarCelia, querida, ¡todo es psicoanálisis, o algo parecido!
ResponderEliminarMe alegro de verte. Mucho.
Rascayú, cuando salga la novela verá usted todos esos detalles, y muchos más, perfectamente explicados.
Bienvenido.
Nán, Benigno no es ni la apariencia de mujer ni el desinterés cuando el secreto ya no importa; y es por esta razón, por la de no atribuirle un yo sólido a Benigno, por lo que decía que no había nada definitivo en su destino. Y al no ser un yo, podemos soslayar las angustias de Rascayu en procura de las coherencias del personaje.
ResponderEliminarSi no es un yo ¿qué es entonces Benigno? Bueno, a mí me parecía que estabas dando en el clavo, Nán, al principio. Sí, sí, efectivamente: el comienzo de la sabiduría y la vejez. Es decir, Benigno es un símbolo, de lo "benigno" (ojo al dato) que resulta caer en el vacío existencial que disuelve las apariencias sociales. Y por tanto. creemos que apunta a la plenitud.
Por estas razones, en esta grada, alzo el pulgar hacia arriba y le solicito, emperador Porto, que sea misericordioso con el Benigno angustiado en la arena, y nos permita soñar, a los entraditos en años, con un tramo final ilusionante.
Muchas gracias.
Si es por voluntad y empatía, Taliesin, subo también mi pulgar. Solo dejo constancia de mi pesimismo, porque que he visto mucha gente sujeta a débiles hilos y, al final, son más los que se joden (incluso por una tontería) que los que se llenan.
ResponderEliminarPero por mí, que no quede. Ya me estoy imaginando a Benigno comprendiendo, al llegar a casa, que la ruptura de una condición no era sino el derribo de una cerca que lo limitaba.
Me he extendido demasiado para un re-comentario y el Señor de las Verificaciones me lo ha hecho notar: "palitzin"
Lo malo es cuando necesitamos las cercas.
ResponderEliminarPero en fin, sea: que salve su vida Benigno.
(Nunca había sido tan poderoso...)
Lo que no sabía Benigno es que dentro de ese coche iban apretujados todos los lectores del relato, especulando sobre su futuro.
ResponderEliminarHas creado uno de esos personajes que permanecen, Porto. Me ha gustado sobre todo la idea de la pérdida casual del secreto, que pierde de repente su valor. Habría que preguntarle a Benigno si lo suyo es travestismo o transexualidad.
Qué alegría, Robert.
ResponderEliminarYo creo que no tiene nada de sexual. O no como motivación principal.
A mí me parece que era un recurso que tenía a mano para introducir en su vida algo que pareciera hacerla interesante, algo que fuera parecido a la emoción.
Un abrazo. Nos vemos pasado.
(¡¡Uau, la palabra-clave es "herkiss", que viene muy al caso!!)
Claro Fleischman, tienes razón en tu error. Quiero decir, que es un error, en tanto, dentro del coche, según el relato, solo pueden ir “indiferentes”. Pero tienes razón en colocar allí a gentes, los lectores “no indiferentes”, que incluso quieren salvar o condenar a Benigno. Ahora, Benigno ya sabe que su destino interesa y eso modifica su destino. Y todo eso, gracias a que el creador del relato, no es un emperador cualquiera, sino uno que promueve la creación en sus lectores. Es para agradecer ¿no?
ResponderEliminarSi no impero es porque no os dejáis, que conste...
ResponderEliminarLo cierto es que si Benigno levantara la cabeza y leyera todo esto, todo cambiaría para él. Porque al final ha conseguido lo que pretendía: interesar, ser especial.
Apertas.
Hola:
ResponderEliminarVeo dos situaciones.
1ª Benigno no fue nunca a una fiesta de disfraces y no pudo - como hace la mayoría de los hombres- vestirse de mujer y decidió compensarlo.
Cuando se miró al espejo y se vió tan sexy con aquellos ropajes, decidió vestir siempre así
2ª Puede que se preocupara por si los del coche habían visto a un hombre en la casa de la señora solitaria a la que no se le conocía amoríos.
Besos
Sí, realmente, Benigno roza el frikismo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBeningo vio a José Luis López Vázquez en "Mi querida señorita", y de ahí el resto...
ResponderEliminar(Verificación de la palabra: cinescet.
Lo de este verificador de palabras ya es de estudio parapsicológico).