Millenium
Sé que con esto se cae otro mito, el de mi talla intelectual, y que para muchos de ustedes va a ser un duro golpe, pero quiero confesar que he leído, o estoy leyendo, Millenium; ya saben, la trilogía de Stieg Larsson.
Llevo dos tomos, y a pesar de que creo que la historia decae bastante en el segundo, pienso leer el tercero.
Si no lo han leído, ya pueden ustedes suponer cómo es: unos protagonistas atractivos, una escritura funcional (bueno, como no lo estoy leyendo en castellano esto no lo sé, pero me lo imagino), y una trama con muchos peros (algunos claman al cielo) pero en la que no paran de pasar cosas. Sin duda, entretenido e intrascendente.
Y sin embargo, qué placer volver a devorar un libro, qué gusto volver a sentir los nervios de buscar cualquier momento para cogerlo y ponerme a leer compulsivamente.
Vaya! Que al final es usted como todos...
ResponderEliminarCasi. Casi.
ResponderEliminarGentes muy de bien me ham dicho que lo han leído con gusto.
ResponderEliminarComo no tengo tiempo, me vi la primera peli (¡me encantó!) y veré la segunda.
Hablando de cine, he visto "Still Walking", de un japonés de cuyo nombre no puedo acordarme. Es la peli más redonda que he visto en los últimos 10 años.
Provicianos, pongan a trabajar las bajadas de Internet.
¿Y los provincianos que ni siquiera bajamos cine, todavía?
ResponderEliminarA j*d*rse toca!
ResponderEliminarNo se puede caer más bajo.
ResponderEliminarSirwood
Sí, sí que se puede. Cuando quiera se lo demuestro.
ResponderEliminarSirwood, hay un tío en mi gimnasio que, no sé por qué, me parece que es usted.
ResponderEliminar!Un gimnasio! !Lugar donde la gente acude a mostrar sus desnucedes! En efecto: se puede caer más bajo.
ResponderEliminarS.
Me pega que no va a ser él.
ResponderEliminarY usted porque pone todos los signos de admiración hacia abajo?
ResponderEliminarPues de playas nudistas ya ni hablamos, no?
Señora, yo jamás pongo signos de admiración. Son todos de exclamación. Sobre la dirección, depende del teclado. Este que ahora manejo sólo dispone de uno.
ResponderEliminarPor cierto... muy francesa su pregunta.
S.
Cogollos con salsa de yogur
ResponderEliminarIngredientes:
8 cogollos
4 huevos
100 gramos de jamón york
1 yogur natural
1 cucharadita de mostaza, sal, pimienta
Media cuchara de brandy.
Elaboración:
Cocer los huevos durante 10 minutos. Sacarlos y meterlos en agua fría y picarlos finos. Lavar los cogollos, retirar hojas dañadas y cortar un poco el tallo. Partir los cogollos a lo largo. Cortar el jamón en dados muy pequeños. Vaciar el yogur en un bol y agregarle la mostaza y el brandy. Sazonar con sal y pimienta. Colocar los cogollos en una fuente, agregar la salsa de yogur e incorporar los huevos cocidos y el jamón.
S.
Merci bien, monsieur Bois.
ResponderEliminarAnda! Coño!
ResponderEliminarY de donde he sacado yo lo de admiración?
A ver si van a tener razón los de Galicia Bilingüe...
ResponderEliminarHombre, señor de Portorosa, es que en sueco la novela gana mucho. Dónde va a parar.
ResponderEliminarQué quiere que le diga. Entretenido y banal. Yo acabé el primero y no me quedaron ganas de seguir con los siguientes. Además, el tal Viktor Bloomkvist (creo que se escribe así) me cae gordo. Tan bueno, tan comprensivo, tan comprometido, tan feminista, tan santurrón...
Pero nada, siga usted practicando el sueco. Faltaría más. :-)
Un abrazo,
X.
Melón, no lo he leído en sueco. En sueco me pasaba de velocidad :D
ResponderEliminarPero si es un ligón empedernido, de santurrón nada. Debería gustarle a usted. Y además no creo que sea tan bueno; o al menos no del tipo bueno-bonachón.
Al menos en árabe no lo parece...
(Eh, que también se dice signo de admiración, no le haga caso al sibarita ese.)
ResponderEliminarA mí también me gustó Millenium. Efectivamente, para devorarlo!! No así la película, que la ví después de haber leído el libro.
ResponderEliminarAdemás no creo que sea tan intranscendente. Me parece que la trilogía reivindica un periodismo comprometido que le eche huevos para desmontar la corrupción. Me parece que se necesita mucho de esos héroes en los tiempos que corren, en los que prolifera tanto membrillo.
A mí el Viktor Bloomkvist, mas bien me da envivia, por lo mucho que folla.
Envivia no! Tanta envidia me da, que se me cae la baba y los dientes!
ResponderEliminarY yo trabajando todo el rato. Merde!
ResponderEliminarProvincianos que no descargan, acójanse al refrán de Filla.
S., siempre hay un más bajo todavía: bicileta estática en un gimnasio mientras se lee millenium y se escucha La oreja de Van Gogh. (Por poner un ejemplo entre millones).
(Filla, seguro que es él).
Aunque ya no pinta mucho, para evitar que continúen insultándome...
ResponderEliminarSirwood, que decía yo que "POR QUÉ PONE (...)?" y no "PORQUE PONE (...)?".
(Es que soy de ciencias... pero puras, eh?)
Pero no se llama Viktor...
ResponderEliminarse llama Mikael, al menos en la versión española
estoy de acuerdo con Taliesin. Igual nos parece una trama intrascendente por inconcebible al sur de los pirineos.
Por momentos, mientras la leía, pensé que iba a derivar hacia la resolución del asesinato de Olof Palme (los suecos siguen bastante obsesionados con el tema).
Pero no.
Tampoco le veo tantos peros a la trama. De todas formas El Sueño Eterno es una trama sin sentido pero es una gran película.
Por si le sirve de consuelo, Porto, a Vargas Llosa también le gustó.
Viktor es el ruso indestructible.
ResponderEliminarViktor es el ruso indestructible.
ResponderEliminarPues sí que se fijaron.
:-D
ResponderEliminarNáN, es usted vidente?!!!
(Que no oyente.)
Oiga, NáN, no me líe. Yo estaba hablando de vida inteligente normal: la que transcurre entre lecturas de Althusser, Heidegger, Bastiat... copas con hielo picado hasta el borde y tardes eternas de sofá; no de la que atañe a protozoos pedaleantes. Ques´que su habilidad mayor es la de comprometer al personal. Y lo consigue.
ResponderEliminarS.
Yo por el momento el unico "millenium" que conozco y me mola es el cd de Robbie Williams...Y no es tan banal..creo
ResponderEliminarNo te disculpes, a mí me pasó el mes pasado con uno de Tom Clancy.
ResponderEliminarEh, que aún no he leído el tercero, Morelli, no me lo destripe usted, que nada sé de rusos indestructibles.
ResponderEliminarLa trama bate el record del mundo de Mac Guffin's; y tiene (al menos en el segundo tomo) mucho relleno. Pero es lógico, ¡cualquiera escribe dos mil páginas brillantes!
(Joder, sí que es vidente. Menos por lo de La Oreja de Van Gogh. Si viesen cómo quedó el libro; la contraportada arrugada perdida, de las gotas de sudor.
Pero yo por si acaso no digo nada.)
S., ¡me dice usted unas cosas tan bonitas!
ResponderEliminarFilla, no soy vidente (o al menos no me "veo" como tal), pero tiendo a imaginar lo evidente. Lo de la Oreja era un adorno. ¡Siempre me pierden los adornos!
Lo que no veo es por qué lo comercial banaliza a uno. No se es mejor o peor persona por escuchar Vivaldi o La Oreja de Van Gogh, por leer a Chomsky o a Larsson o por ver la BBC en lugar de Tele5. Hay simplezas que aburren.
ResponderEliminarEl toque snob del Sr. Portorosa no se desliza en el matiz de no leer la novela en español sino en indicarlo bajo un halo de misterio.
Por su parte, la crítica de Blomkvist al periodismo condescendiente que tan bien conocemos en España, que se limita a ser altavoz y olvida el espíritu crítico en sus hemerotecas, me parece lo más destacable de la trilogía, además de la ambientación física y espiritual en una Suecia que muestra también sus miserias (la violencia asimilada socialmente contra las mujeres) cayendo del pedestal en que a menudo se suele colocar a las "avanzadas" sociedades nórdicas (y la naturalidad/libertad con que afrontan el sexo y los sentimientos es un punto a su favor, opino).
Por su parte, también sentí la emoción de coger cada uno de los libros en cada momento libre, para devorarlo, aunque sobre todo con el segundo hay varios cientos de páginas que arrancaría porque poco o nada aporta, al igual que en el tercero. Pero engancha.
Saludos desde la irónica realidad.
PD.- La palabra de verificación lo dice todo: ingle.
Lo comercial no tiene por qué ser banal, ni por tanto banalizar. Pero lo banal sí banaliza. Y yo creo que este libro es banal, y ni la crítica al periodismo ni análisis sociológico alguno lo rescatan de eso; eso son anécdotas, creo yo.
ResponderEliminarPara mí lo más curioso, con diferencia, es que estén todo el puñetero día bebiendo café y, en los dos tomos que llevo, sólo una persona haya tomado un té. Otro tópico al garete.
Saludos.
...
ResponderEliminarno comments
Ya está la intelectual...
ResponderEliminarEs que lo mío, NáN, es decir cosas bonitas. Por ejemplo: "Château Mouton Rothschild 2006".
ResponderEliminarSirwood
Esa, más que bonita, suena a "deliciosa".
ResponderEliminarEsto para Luna:
ResponderEliminarQuería contestar por lo de “el cambio”. ¿Qué cómo estoy ahora? Pues echo una pena, para qué nos vamos a engañar.
A los veinte años media 1,84, pesaba 74 kilos y trotaba como un galgo. Treinta años más tarde, ¿qué digo treinta? ¡treinta y uno!, sigo midiendo lo mismo, pero peso 88. Eso sale a más de un kilo por año. Además, tengo el pelo completamente blanco (como la canción) y llevo gafas progresivas. Así que, ya ves... dentro de nada empiezo con las pastillas.
J
Esto para NáN:
Que yo antes, cuando me daba por escribir, una foto así me daba para llenar un folio, por lo menos. Aunque parezca desustanciada, se pueden ver muchas cosas ahí.
Salúdole con efusión.
N.B. Como el Rothschild queda un poco lejos, me he mercado un Colegiata 2008 de Bodegas Fariña, que sale por 6 euros y queda muy apañao. Tiene su gracia, la Tinta de Toro.
S.
Porto, esa entrada no era para aquí. Bórrela en cuanto pueda.
ResponderEliminar¡Tonto estoy, Dios Mío!
S.
¡Coño, ahora que pienso! ¿Por qué unos pueden borrar sus entrada y otros no?
Sirwood.
Blanco tengo mi pelo
ResponderEliminarsoy algo más bajo que usted
peso un poquillo menos
también ando cegaté.
¡Y le saco dos lustros, compañero!
(entre 5'50 y 6'5o son las botellas que suelo comprar, salvo ocasiones. En este país se puede tomar un vino excelente por ese precio. Siempre que no se sea un hortera de pelo engominado).
Estimado Sirwood,
ResponderEliminarsi escribe usted como anónimo no puede borrar y solo le queda asumir las consecuencias de lo dicho.
Sr. de Portorosa, me cuesta imaginarlo devorando ese tipo de lectura pero ¡me alegro muchísimo! Ya comenzaba a imaginarlo como algún tipo de ente intelectual... algo übermenschliche.
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminar¿Bueno, la borro o no? Porque lo del vino sí que era para aquí, no me diga.
Nada de eso: humano, demasiado humano, ya sabes, Last.
¡¿Borrarla?!
ResponderEliminarQué ofensa para los demás.
Lo bueno, mejor dicho, lo excelente de Sirwood es que no es necesario hacerle caso siempre. Por eso se está tan tranquilo a su lado.
indíqueme, señor Portorosa, algún libro que en su opinión no sea banal
ResponderEliminar...tic, tac, tic, tac...
Definición subjetiva de libro no banal: el que me enseña algo. Naturalmente, ese enseñar es algo amplísimo, y desde luego no se refiere ni única ni principalmente a "datos"; diría que me enseña algo de la vida.
ResponderEliminarLibros no banales me parecen la mayor parte de los que leo. Acabo de empezar "American Vertigo", de Henri Levy, y por lo que llevo leído creo que ya me valdrá de ejemplo.
Dicho esto, que conste que a veces lo que quiero es leer algo banal. Como es el caso (ayer encargué el tercer tomo).
El libro banal, para mí, se acaba cuando lo cierro.
ResponderEliminarE, insisto, eso puede estar muy bien.
a mi me no me parece banalizador o banalizante un libro que ha comprado la mitad de la población sueca (y si son gente seria, lo han leído), y habla de la violencia asumida contra las mujeres en su sociedad (no es la primera obra de arte sueca que habla de esta diseñada silenciosa asunción, o del sexismo en la educación), del control que ejercen sobre sus miembros las grandes familias industriales del país (otro tema recurrente en el arte sueco o danés) o de las miserias de su intervenido servicio secreto (la sombra de Palme es alargada, están muy traumatizados con el tema: les matan al presidente y no encuentran al asesino) y, lo más importante, desde personajes que saltándose la legalidad se convierten en buscadores obsesivos de la verdad, y la encuentran.
ResponderEliminarYa me gustaría que en España se vendiesen 4,5 millones de ejemplares de una novela de este tipo.
Lo que diferencia en este terreno nuestra sociedad de la sueca es que allí es normal la investigación periodística seria, y aquí solo es viable perseguir a la Pantoja.
Supongo que sería menos banalizante publicar los archivos de la CIA o del CESID en tiempo real.
Pero no dejan.
Y a falta de pan...
a mi todos, absolutamente todos los libros que leo me enseñan algo, aunque sea poco.
ResponderEliminarEspecialmente los que tienen que ver con mi realidad (mi época y sus contradicciones).
Aunque reconozco que los escojo mucho.
será por eso.
Hay una palabra que odio: "distraerse". Tiene un falso sinónimo que adoro: "divertirse".
ResponderEliminarLa primera se refiere a pasar el rato "fuera de uno mismo". Todo lo que es así es banal. (Estoy expresando mi opinión).
"Divertirse" tiene algo de pasión, es "verterse uno mismo por otro lado". No siempre hay que estar en el lado serio de la vida. Un libro divertido no es banal: te enseña algo de lo humano (o hasta de lo geológico).
La película me resultó "divertida", me metí en ella desde el primer fotograma hasta el último. Pero además, aprendí un montón de cosas sobre el ser humano y sobre la pervivencia del machismo y el fascismo en la sociedad sueca. ¿Cómo va a ser banal un libro así?
Otra cosas es que en mi jerarquía de "diversiones" haya otras cosas por delante y no tenga tiempo para "divertirme" con esos tochos.
Sería interesante lo que propone Morelli. Pero a lo mejor no tendríamos estómago para soportarlo, porque el poder ha sido siempre repugnante.
No obstante está ahí y su ausencia podría ser peor: entraríamos en la fuerza de las bandas minoritarias y violentas.
A ver, que a mí el libro me está gustando un montón. Pero creo que esos temas son meros escenarios, la verdad, que es un libro policíaco y punto.
ResponderEliminarEl tercer tomo en España vendió 200.000 ejemplares el primer día, que no está mal, ¿eh?
Y con Millenium el Sr. de Portorosa ha aprendido, al menos, la importancia del café en la hospitalidad sueca.
ResponderEliminarSaludos desde la irónica y banal realidad.
Dada mi definición de banal, el libro lo es, aunque haya disfrutado con él.
ResponderEliminarPero es que ya digo que también hay sitio para lo banal, en mí. En Mí. En Nos.
http://www.youtube.com/watch?v=l5knByT8iFU
ResponderEliminarSirwood
Yo ahora estoy leyendo a Montalbán poco a poco. Son muy interesantes algunas reflexiones que hace sobre la "destrucción de Barcelona" o la propaganda de las Olimpiadas, la sociedad de la transcición y como la gente intenta amoldarse sin saber muy bien cómo.
ResponderEliminarPero a él nunca se le tomó demasiado en serio...sería porque era gordito y sabía comer bien.
Es que los gorditos, como tenemos que "amoldarnos" a los sillones, tenemos experiencia en eso.
ResponderEliminarDemasiado tarde, querida: ¡cambio de post!
ResponderEliminarlo que sí puede ser banal del libro es el tratamiento de la violencia. Eso de que los héroes se jueguen el tipo continuamente y no mueran.
ResponderEliminarPero la trama es un medio, no un fin. O eso creo
¿Y no podría ser esa otra definición de libro banal: aquel en el que la trama es el fin?
ResponderEliminarUn abrazo.
pero en este la trama no es el fin. Es una disculpa para hablar de otras cosas, divirtiendo.
ResponderEliminarUn libro que hable de las miserias de la sociedad sueca no tiene por qué ser aburrido.
En eso discrepo. Yo sí creo que la trama es el fin, aquí; y lo otro son disculpas.
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