Aburrimiento y más
Intento escribir sobre el aburrimiento, pero se me va la cosa de madre.
Había empezado con esto:
Yo creo que muchos problemas surgen de que la gente se aburre.
Bueno, en primer lugar, yo es que creo que la gente se aburre mucho, pero mucho. Y además creo que el aburrimiento es proporcional a la estulticia (ya saben, lo de que la gente inteligente no se aburre... se angustia).
Y ambos factores combinados dan como resultado que al que se aburre todo le valga.
Y las consecuencias a mí me parecen evidentes: búsqueda desesperada de alicientes o sus espejismos, que deriva en una búsqueda sin escrúpulos de algo de lo que hablar, a costa de, sobre todo, los demás (agravios inventados, maledicencia, cotilleo, examen del ojo ajeno, paranoias, mala leche, etc.). Todo bastante destructivo.
Pero no sigo porque veo que me quedo corto. Que en realidad eso es parte del problema.
Que yo lo que de verdad creo es que hay un montón de gente que tiene una vida tan frustrante y amargada que su único consuelo es no ser una excepción.
No creo que se cumpla lo de la inteligencia, pero no me aburro nunca.
ResponderEliminarSalvo cuando estoy con gente que me aburre y tengo que prestarles atención. Por ejemplo, cena de parejas de gente del trabajo. Pero si puedo "pensar", no me aburro.
Ni en una cola me aburro. Quizá porque mi madre me enseñó (en una de sus 3 o 4 enseñanzas de oro)que quien se aburre se aburra.
En contrapartida, odio eso que se llama "distraerse".
Aquí sí que creo que hay una combinación indisoluble. Aquellos a los que les gusta "distraerse" son los mismos que se aburren.
Pues yo también diría eso.
ResponderEliminarComo alguien dijo por aquí, lo contrario de aburrirse tiene que ver no tanto con distraerse o entretenerse como con "estar presente", con "darse cuenta"...
Señor de Portorosa. Le leo habitualmente. Me agrada leer lo que escribe. En muchas ocasiones -la mayoría- me siento próximo a su manera de pensar. Me gusta su visión de las cosas y cómo las aborda. Pero creo que hoy se equivoca. Apostaría algo a que es usted funcionario. Esa condición le da a uno la posibilidad del aburrimiento y le rodea de gente que también la tiene.
ResponderEliminarUn saludo.
Me encanta la entrada del anónimo tachando de funcionario (léase vago) al Sr. de Portorosa, mira que tenemos mala fama (los vagos, quiero decir).
ResponderEliminarPartiendo de que toda participación bloguera (me imagino que apadrinar uno será el culmen) no es más que una distracción con la que matar el aburrimiento (seguro que no corren con tanta pasión a realizar su trabajo como para leer y contestar mensajes, a mí me pasa), me inclino a considerar que el aburrimiento es uno de los elementos producto de la razón que nos hace distintos a los animales no racionales. Con todo, me parece difícil de conceptualizar y no comparto que necesariamente sea malo ni lo contrapongo, como con cierta mala leche hace el anónimo, a un estado de ocupación (sea o no laboral). Hay ocasiones en que realizar una actividad resulta tedioso y, en cambio, estar sentado en una silla realiza a la persona. Creo, por tanto (y abrevio), que el aburrimiento es un estado del alma, injustamente denostado. Aburrirnos nos hace humanos y el aburrimiento (estoy convencido) ha sido el origen de importantes cambios en la comunidad. me gusta esta idea del aburrimiento como motor del mundo.
Saludos desde la irónica realidad.
Yo flipo con el famoso ANONIMO, es mas que aburrido eso de ser anonimo...a mi lo que me da aburrimiento es escuchar un largo relato de alguien con voz plana sin emocion, tambien me aburre esperar cambio de avion, cuando viajo, ni hablar cuando saco numero y espero mi turno,tambien me aburro cuando estoy con alguien dentro de una misma habitacion y no me habla...bueno carallo, que soy una impaciente, frente al aburrimiento, es que soy de una generacion llamada "instantaneo" o desechable, no retornable, soy de esa generacion de los caramelos media hora de Coca Cola...ah!!!, mas que funcionario, me parece a mi que Porto es Siquiatra, para tomarse con filosofia lo que escriben algunos , por cierto, que ser funcionario publico y aguantar a todo aquel que cree que porque paga impuestos, cree que tiene derecho a usarte o abusarte, por el solo hecho que el que pague tu nomina sea el estado..hay que joderse eh!!!.
ResponderEliminarUn buen ejemplo de que la gente se aburre muchísimo son los programas de televisión como Gran Hermano. Si la gente que ve estos programas es porque se aburre, sí que creo que el aburrimiento es un concepto ligado a la inteligencia.
ResponderEliminarHace poco, al comentar que no veía la televisión y mucho menos eso, me dijeron "tú es que eres una aburrida". Jajaja.
Pues yo me lo paso de puta madre cuando me aburro. Cadasquno es cadasquno; o unuramquerumque, o como se diga.
ResponderEliminarP.D.
Estoy en conversaciones con la rusa. Ya les contaré.
Sirwood
A mí me parece, anónimo (y gracias por sus palabras y su sinceridad), que ese aburrimiento es vital, y que como tal se da tanto dentro como fuera del trabajo. Yo lo veo a mi alrededor en la calle, en la compra y en las cafeterías; y también, por supuesto, en el trabajo (por cierto, se puede decir que soy funcionario, sí, y sin duda, como usted dice, no me faltan ejemplos de esto; aunque le diré que yo creo que aquí el principal problema es la desmotivación laboral, que es distinto), pero lo cierto es que me parece mucho más notorio en los sitios donde se supone que la gente debería estar disfrutando.
ResponderEliminarPor eso quería añadir que, en mi opinión, contra ese aburrimiento, más que distraerse lo que hay que hacer es "traerse", meterse de lleno en la vida y, como decía, "estar" (y creo que en algunas de estas cosas plagio algún comentario pasado de Taliesín, quien sin duda me lo permitirá).
Anyway, en esto como en todo habría que empezar definiendo los conceptos que usamos. Aburrirse, para mí, no puede ser motor de nada, porque por (mi) definición conlleva un estado de pasividad mental que dudo dé muchos buenos frutos.
Distinto es estar sin hacer nada; de ahí sí salen cosas. Pero es que ¿qué tendrá que ver aburrirse con estar sentado en una silla?
Buenos días y buen fin de semana a todos.
¿Se acuerdan de Vicedo, a donde fui en verano? Pues en una hora salgo para allí con mis hijos :)
Besos y abrazos.
Vamos, que le ha pillado vicio a Vicedo.
ResponderEliminarDivertirse, o sea, verterse por otro lado, es genial.
Distraerse es como decir qué aburrido es todo, a ver si me dan algo facturado que me distraiga. Pasivo total.
Distraerse es como descuidarse, ¿no?, y los mismo que hay unos delincuentes (joé, todo empieza por "d") llamados "descuideros" que en cuanto estás distraído o descuidado te roban, cuando estás distraído o descuidado eres tú el que te robas la propia vida.
Repito, solo cuando la situación me obliga a prestar atención a algo que me aburre, sin permitirme que se me vaya la olla (no me creerán, pero en lo interno me divierto mucho) me aburro.
La soflama pro-aburrimiento de flanneur y dandy que nos ha hecho Anónimo S., creo que es un divertimento, lo que es bueno, pero algo diletante (que no sé si es bueno o no). Creo que está practicando un humor alegre pero no ofensivo para quien todos sabemos.
Y a mí, Anónimo, no me enfada ni lo veo troll ni nada de eso. Creo que se ha expresado libre y correctamente.
No como yo, que digo que estoy de vacaciones hasta el 5 de septiembre y me sale la frase "que se jodan", dirigida al mundo mundial.
Me acuerdo de Escohotado cuando se habla de esto del aburrimiento. En una conferencia a la que fui, que en realidad iba a hablar sobre el miedo a la hoja en blanco, la cosa derivó hacia la vida cotidiana. Que si el tiempo pasa, que si mis hijos no sé qué, que si patatín o patatán... Con la tontería dijo que cuando habla con sus hijos siempre les dice que le podrían hacer responsable de muchas cosas en su vida, pero jamás de su propio aburrimiento. Y los niños lloraban, etc.
ResponderEliminarAquí tomas el aburrimiento más bien como la desidida, la desgana vital, ¿no? Tampoco creo que sea cuestión ni de inteligencia ni de puesto laboral. Creo que mucha gente se divierte enormemente con el chismorreo, por ejemplo. Y también creo que hay funcionarios que se sentirán enriquecidos con su trabajo.
El aburrimiento es un estado mental. Y ya.
Pásenlo bien en Vicedo (envidia me das).
Cal.
Porto:
ResponderEliminarestás hablando de otra gente, aunque lo hagas en general,
¿no será por qué te aburres?
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices. Por cierto ¿qué es estulticia? Es que el diccionario me pilla lejos y no quiero perderme La Noria.
ResponderEliminarPor cierto, creo que NáN da en el clavo: "si puedo pensar no me aburro". La mente humana da mucho juego (a algunos), y el entretenimiento no tiene porque conllevar actividades físicas, hay todo un mundo dentro de la cabeza. Y no soy el protagonista de "El Resplandor".
Abrazos a todos.
PD: Anónimo, los funcionarios no nos aburrimos, tenemos juegos de ordenador, cafeteras, carreras por los pasillos de la oficina con las sillas con ruedas... Y, sí, algún aburrido de esos que trabaja sí que lo hay, pero no se preocupe que son pocos.
Si me lo permiten, y tras ver que mi comentario ha suscitado alguna mala interpretación, me gustaría intentar explicar mejor lo que decía en mi anterior entrada. Yo vengo trabajando una media de diez horas diarias. Algunos días más. Es raro que baje de nueve. Mi trabajo me gusta, no tengo por qué negarlo, pero también es cierto que me absorbe de tal manera que mientras lo desempeño no puedo pensar en otra cosa ni sacar media hora siquiera para asuntos personales. Llego cada día a casa agotado, con ganas tan sólo de echarme en la cama e intentar descansar. Aún así, contengo como buenamente puedo mi cansancio y le dedico tiempo a mi mujer, a mi hija, a mis libros, a mis discos... El día debería tener cuarenta horas, pero sólo tiene veinticuatro, y esto es algo que no se puede cambiar. Yo no he calificado a los funcionarios de vagos -éste sería otro tema que daría para unas cuantas entradas más-. Creo que me han malinterpretado, puede que por no haberme expresado bien. Lo que mantengo es que el horario de una persona que esté trabajando para la administración le permite tener un tiempo libre que le da el privilegio de, incluso, poder llegar a aburrirse. No he hablado nunca de lo que hace un funcionario en su jornada de trabajo sino, más bien, de lo que supone disponer de tiempo libre. La mayor parte de la gente que trabaja está en mi caso: no disponemos de tiempo para nuestras cosas, para nuestras vidas, entonces, ¿cómo nos vamos a aburrir? Ya sé que usted, amigo Portorosa, se refiere a una actitud vital, pero, créame, insisto que el ser funcionario sesga la visión de las cosas, les hace vivir dentro de una campana de privilegios que les varía peligrosamente la perspectiva de las cosas. Con todo, comparto en cierta manera la idea que usted apunta, pero no me parece que sea algo generalizable, ni mucho menos.
ResponderEliminarEspero haber afinado más lo que quería decir.
Un saludo para todos.
Anonimo,ahora entendi...bueno claro es que no es lo mismo decir "un metro de encaje negro" a que " un negro te encaje un metro", comprende?, en fin.saludos
ResponderEliminarHasta hace un año hubiera estado bastante de acuerdo contigo. Sin embargo, este año está siendo tan atareado, con las horas tan llenas, que muchas veces he necesitado sentir algo parecido al aburrimiento para poder abstraerme. Como si en la antesala del aburrimiento estuviera la creatividad, no sé si me explico...
ResponderEliminarBesos, me alegro de tu viaje a Eurodisney, de que todo hubiera ido bien.
Buenos días.
ResponderEliminarAnónimo, es verdad que no le había entendido bien; creía que se refería al funcionario aburrido en el trabajo. Ahora que lo ha aclarado, creo que puede que tenga algo de razón: si uno no puede detenerse a pensar ni un segundo, es verdad que aburrirse, en el sentido habitual de la palabra, poco se puede aburrir; claro que pueden pasarle cosas peores, como de hecho vemos.
Pero tampoco pasaría yo de ahí; no llegaría a establecer una relación cantidad de tiempo libre/aburrimiento, ni mucho menos; me parecen mucho más determinantes otras cuestiones de fondo, además de, sencillamente, la manera de ser (¿por qué cada vez me cuesta más hablar de formas de ser?) de cada uno.
(Por cierto, y por si no ha quedado claro: en absoluto me ha parecido el suyo un comentario hostil ni "trollesco")
Morelli, poco, bastante poco me aburro. En el sentido habitual, yo diría que nada, salvo en los casos de los que habla NáN: cuando estoy obligado a prestar atención (que no tiempo, que eso es distinto) a algo que no me interesa.
Cal, no sé, es que yo creo que con eso de la desgana vital ya te metes en angustias, melancolías e incluso depresiones. No veo aburrimiento, yo, ahí.
Pero, de todos modos, todos os habéis centrado en el aburrimiento, y, si os fijáis, he dicho que cambiaba el post original porque veía que la idea que tenía en la cabeza abarcaba mucho más: no es de desgana de lo que hablo, sino de descontento; descontento con el día a día, más o menos asumido pero presente, que afecta a todo cuanto hacemos y, por supuesto, a cómo vemos todo.
Hola a todos. Buena semana.
Ah, gracias, Princesa.
ResponderEliminarPero, insisto, yo no creo que hablemos del mismo aburrimiento. El que tengo en mente es todo menos creativo.
Un beso.
No entendía ni el post ni al anónimo. Mis disculpas a todos.
ResponderEliminarSaludos desde la irónica e impetuosa realidad.
PD.- La palabra de verificación es "chyst". Clarísimo.
"hay un montón de gente que tiene una vida tan anodina y amargada que su único consuelo es no ser una excepción."
ResponderEliminarNo creo que anodino y amargado hayan de estar necesariamente relacionados. Hay gente feliz de no destacar y otros que destacando se amargan. Creo que tiene que ver con la realización personal, en definitiva, con conocerse a uno mismo y, por encima de todo, quererse y respetarse. El consuelo de compararse con el resto y querer verse igual a los otros (mal de muchos...), esto es, refugiarse en "lo normal" sin duda daría mucho que escribir.
Anónimo del final, creo que tienes toda la razón. Sin duda al relacionar anodino y amargado estaba hablando de cómo lo veo yo, que sí suelo meterlos en el mismo saco.
ResponderEliminarPero aun así entiendo que de lo que se trata, como dices, es de cómo se viva esa vida.
Y sí, lo de lo normal (o lo habitual) como justificación da mucho juego.
Tanto es así, Anónimo, que he cambiado esa parte del texto.
ResponderEliminarBuenos días a todos.
esto está de lo más aburrido
ResponderEliminar¡Pues no sé quién tiene la culpa...!
ResponderEliminar"Yo creo que"
ResponderEliminar"yo es que creo que"
"a mí me parecen"
"Que yo lo que"
¿Problemas de ego, Sr. de Portorosa?
Esto es para polemizar, Cel.lia, a ver si así se anima el cotarro o, al menos, habla de culos.
Saludos desde la irónica y polémica realidad.
Irónico Anónimo, ya se habrá fijado usted de la asombrosa capacidad de disculpa y autojustificación del sr. de Portorosa...
ResponderEliminares por eso que nos cae tan bien el muchacho.
Están jodiendo los Scotch-Brite. No duran ni la mitad que antes. Y sigue la degradación.
ResponderEliminarSirwood
En multitud de ocasiones he sido acusado (y no siempre ha sido Celia) de tibio y prudente en exceso. Y siempre contesto que para sentar cátedra y dar puñetazos en la mesa ya hay mucha gente; demasiada, sin duda... en mi opinión.
ResponderEliminarPero Celia tiene razón, sorprendentemente: creo que se me da genial autojustificarme :)
Eso va a ser el cambio climático, Sirwood. Y si no, Zapatero.
ResponderEliminarQué es lo sorprendente?
ResponderEliminarsu capacidad de autojustificación?
o que yo tenga razón?
Que usted tenga razón, obviamente.
ResponderEliminardebería aprender de una vez que yo (casi) siempre tengo razón.
ResponderEliminarMe parece una propuesta poco razonable, Cel.lia.
ResponderEliminares cierto
ResponderEliminara estas alturas, qué se puede aprender...?
Nada, absolutamente nada. Pero baje a la calle, nivel-0, y verá. Ande, baje, baje.
ResponderEliminarAysh, nan, ahora no puedo, que estoy en el Departamento, por cierto, en la última planta del edificio...
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarPaz en la tierra (¿Tierra?) a los hombres de buena voluntad. Y a Celia, que si no, la pobre...
?
ResponderEliminarEra por decir algo, mujer, no me hagas caso.
ResponderEliminar¿Qué tal esas clases?
Recuerdo el capítulo de introducción de un libro de informática (concretamente, de sistemas operativos) en que el autor reflexionaba sobre el hecho que muchos abogados, formados en la estructura del corpus jurídico y una vez aburridos de su profesión, decidían ponerse a elaborar leyes y realizaban el paso a la política.
ResponderEliminarSegún el autor, esto demostraba que era mejor tener ocupados y no aburridos a los abogados.
Saludos,
Ivan.
:)
ResponderEliminarSaludos, Iván. Me alegro de verte.