Mirándonos.
En 1921 Ortega y Gasset escribió que Galicia estaba "habitada por almas rendidas, suspicaces y sin confianza en sí mismas".
Un menosprecio más, pues no es del todo verdad, ni desde luego es toda la verdad. Pero:
Si por algo nos caracterizamos los gallegos es por nuestra desconfianza inicial (y si sólo fuese inicial...) hacia todo lo de fuera y todos los que no sean de casa. ¿Y no tiene eso mucho que ver con la suspicacia?
¿Confía el gallego en sí mismo? En sí mismo como individuo puede que sí, pero en los demás no, y menos que en nadie, en su vecino; por tanto, no me parece equivocado decir que no confía en sí mismo como comunidad, como sociedad, como pueblo. Y así se explica que jamás hayamos sabido unirnos para nada.
No sé muy bien qué es un alma rendida, pero a lo mejor es la que en lugar de protestar emigra.
Generalizando (consciente de lo que conlleva):
Los gallegos hemos sido y somos trabajadores, muy trabajadores; hemos sido y somos voluntariosos y decididos; y hemos sido y somos individualmente muy emprendedores y capaces (¿cómo si no habrían sobrevivido gallegos en todos los rincones del mundo?).
Pero somos victimistas al explicar nuestra pobreza; cuando, por encima de injusticias, marginaciones y olvidos ciertos, nuestros mayores enemigos, en mi opinión, siempre hemos sido nosotros mismos. Y lo seguimos siendo.
Sin ahondar en tu reflexión (recordad, estoy de vacaciones), hay una verdad evidente: a diferencia de otros pueblos, nacionalidades o regiones (llámese como se quiera), los gallegos siempre estáis cuestionándoos vuestra tremenda valía, en lugar de reivindicarla.
ResponderEliminarMe he casado con una gallega, galicia ha sido siempre mi segunda casa y he encontrado, como en todas partes, buenas y malas gentes. Ni más ni menos. Vuestro patrimonio: la cercanía a la naturaleza, el arraigado sentido familiar, la constancia en el trabajo, y tantas otras cosas...
Un fuerte abrazo.