¡Clavileño, arre!
El domingo por la mañana me despierto y me siento a leer en la butaca de la habitación. Le pido a Marta que no se levante aún, que espere un poco allí. A la media hora, dejo el libro: he acabado El Quijote.
- ¿Y a usted, si le concediesen todo cuanto deseara, qué le gustaría hacer en sus vacaciones? - ¿A mí? Estar sentado en una silla.
El domingo por la mañana me despierto y me siento a leer en la butaca de la habitación. Le pido a Marta que no se levante aún, que espere un poco allí. A la media hora, dejo el libro: he acabado El Quijote.
Escrito por Portarosa , 19:07
No hay comentarios:
Publicar un comentario