Trascender
- Papi.
- ¿Qué, Carlos?
- No pienses en eso, pero... ¿cuando te mueras puedo heredar tu armónica?
- ¿Y a usted, si le concediesen todo cuanto deseara, qué le gustaría hacer en sus vacaciones? - ¿A mí? Estar sentado en una silla.
- Papi.
- ¿Qué, Carlos?
- No pienses en eso, pero... ¿cuando te mueras puedo heredar tu armónica?
seguro que sí.
ResponderEliminarBesos.
Já já já. Has visto en mi muro la conferencia de Agustin Garcia Calvo, reirse de su padre? Pues eso!
ResponderEliminar¿tienes una armónica?
ResponderEliminar¿Y la tocas?
me perturba mucho este pensamiento la verdad...no te pega nada.
Voy servido, T. Me enseña.
ResponderEliminarLa tengo y no la toco.
Besos a los tres.
Brillante, tu hijo.
ResponderEliminarMejor se la cedes en vida... así no tiene motivos para esperar tu muerte.
http://madredemarte.wordpress.com/
Ya lo he hecho, Madre. Un acierto.
EliminarGracias.
Empezamos pronto con el reparto de herencia jajaja.En mi caso , ahora no tanto , pero hace unos años Andrea pedía casi todos mis zapatos , los de tacón preferentemente.
ResponderEliminarLo que más me llama la ateción es la forma en que te la pide ; demuestra que te conoce bien.
B.