Examen
Volvemos a los sitios, por ejemplo casi treinta años después. Han cambiado pero son los mismos: los olores, unas lámparas, el paso del río. Nosotros hemos cambiado más, aunque nos parezca que no; y probablemente ya no seamos los que éramos. O el que éramos esté allá en el fondo, muy adentro, rodeado de capas y capas.
¿Somos mejores?
¿Hemos sabido vivir?
Paseo por los lugares de antes con mi hijo, miro alrededor, le enseño, me oigo hablarle y (a pesar de todo, de tantas cosas) creo que sí.