Studying
Hoy, sábado, he estado 10 horas trabajando delante del ordenador: de nueve y media a doce y media, de una a dos, de tres a seis y de siete a diez.
No recuerdo la última vez que estudié tanto, pero debe de hacer más de veinte años. Y es verdad que entonces se trataba de estudiar y ahora en cambio lo que hago es, a grandes rasgos, leer y escribir, pero aun así estoy agotado. Tengo la vista cansadísima.
Pero me siento bien, y gratamente sorprendido. No esperaba yo tanta fuerza de voluntad por mi parte, la verdad.
Es que hay pocas cosas más gratificantes que poner a prueba nuestra voluntad. Yo creo que eso sucede porque nunca como en esos momentos somos más conscientes de lo que significan palabras como arbitrio o libertad.
ResponderEliminarFelicidades. Independientemente de las horas, la sensación satisfecha de ese agotamiento merece un aplauso. Besos!
ResponderEliminarCuando Lola está de viaje, como ahora, ese es aproximadamente mi horario. Y me siento más feliz que en mucho tiempo.
ResponderEliminarDe lo que cabe deducir que si pudiéramos vivir, modestamente, de lo que deseamos hacer, el mundo sería mejor.
A mí lo que más me gusta de la sensación que describes es cuando alcanzas la velocidad de crucero cerebral y te sientes especialmente despierto y alerta.
ResponderEliminarEcho de menos estudiar, ya ves.
Abrazote,
X.
Sí, Jesús, pero tampoco ponerla a prueba por ponerla, sino necesitarlo y ver que responde, ¿no?
ResponderEliminarGracias y besos, Lara.
¿Cuánto nos pesará el hecho de dedicar tanta vida a trabajos que no nos gustan? A los que nos ocurre eso, ¿cómo estaríamos si nos interesara? Buf.
Yo creo que es una sensación de satisfacción intelectual. Ves que te estás haciendo trabajar más de lo normal, que te estás haciendo espabilar, y si más o menos respondes es estupendo. Supongo que el deportista que pone a prueba su cuerpo y lo supera debe sentir algo parecido. A mí esto me hace sentirme (al menos en parte) intelectualmente realizado; y ya sé que suena un poco pedante, pero la verdad es que esa es una de las razones por las que lo hago: para sentir que uso esa parte de la cabeza que desde hace años sufre de cierta fosilidad.
Besos y abrazos.
¿Cuándo has dedicado tú tiempo a realizar trabajos que no te gustan Porto?
ResponderEliminar"...sensación de satisfación intelectual..." Cuidado con lo que fumas que cada vez flipas más. De aquí a la exaltación de la amistad un paso.
Bueno, bueno, pero mi trabajo me ha cuesta (no hacerlo, quiero decir), que intentan obligarme...
ResponderEliminar¡Envidia cochina!
Un abrazo.
En mi caso, trabajar y estudiar intensamente consiguen que profundice en algo que, a priori, me daba pereza o no me interesaba en demasía. Ese esfuerzo, entre otras recompensas, despierta gradualmente mi interés y me descubre mundos. Agradezco muchísimo ese enriquecimiento agotador.
ResponderEliminarBisous.
Si todos trabajáramos haciendo lo que nos gusta, seríamos unos campeones de la productividad, ya te digo.
ResponderEliminarMe da a mí que las horas se te pasan volando porque disfrutas con lo que haces, espero que despues tengas quien te haga un buen masaje como premio a tu esfuerzo.
ResponderEliminarMe gusta leerte.
Gema, pues a mí casi me pasa lo contrario: hay un tema que me interesa, pero sabía que si no me metía en algo que me obligase, no profundizaría como era necesario, y me quedaría en alguna lectura esporádica y en seguir sin saber nada.
ResponderEliminarGracias, Alondra. Pero por ahora no ha habido suerte...
Nos pasaríamos, Pcbcarp.
Abrazos.
Hace tres años volví a estudiar. Le dedico tiempo, espacio, ganas, fuerza de voluntad. Me sienta tan bien como tú cuentas. Me sorprende, también, especialmente cuando llegan los resultados. Somos mayores, seguimos vivos.
ResponderEliminarUn beso, milord.
Querida Amanda, seguimos vivos. Y lo que nos queda.
ResponderEliminarUn beso.