Paula fue la valiente que, dejándose llevar paso a paso por su entusiasmo por la playa y el mar (se hizo al menos cinco "largos" de arena corriendo y saltando), acabó metiéndose del todo en el agua helada y nadando.
Me sorprenden, los dos, por lo desarrollada que tienen una especie de... ¿mirada estética? Les encanta dibujar; le dedican mucho tiempo y lo hacen muy bien. Y no sé si tendrá que ver con eso, pero hacen unos comentarios, unas valoraciones sobre lo que hacen y lo que ven, sorprendentes, para mí. Recuerdo una vez que fueron pintando manchas con todas las pinturas de una caja enorme, agrupadas por tonos, e iban comparando y diciendo cosas del tipo de Este parecía un poco feo, pero en el papel queda genial, ¿verdad? Les interesa, claramente; es lo que me maravilla.
Ayer, comiendo, empezamos a hablar de lo que haría en la casa si fuese nuestra, y resulta alucinante que tengan opinión al respecto; y no solo referida a si habría que traer más juguetes, sino a cosas como A mí la pared me gustaría más en amarillo, ¿Y no sería todo muy blanco, entre la pared y esos muebles de la cocina?, ¿Y dejarías este techo de madera?, etc. Y tanto Paula como Carlos.
Fue precisamente Carlos quien, volviendo ya, me señaló un grupito de casas:
- Qué pueblecito tan bonito.
- ¿Cuál?
- Ese de ahí.
- ¿Y por qué te parece bonito?
- Pues por las casas, con esos colores, y todo el campo...
Y no sé, soy consciente de que decir algo no es lo mismo que entenderlo, pero me deja estupefacto. Tiene 4 años. Yo creo que no conseguí concebir a qué se referían mis padres cuando me señalaban un paisaje bonito desde el coche hasta los 9 o 10 años, como muy pronto. Por no hablar de lo que tardé en tener mi propia opinión...