Sincronicity
Sigo con los Diarios de Uriarte. Ayer me estaban gustando bastante, y hoy mucho.
Escribe Uriarte un par de veces sobre cómo en los buenos libros siempre encontramos algo sobre nosotros, porque siempre hablan de las pocas cosas importantes para cualquiera en la vida. Si llevamos la afirmación un poco (o bastante) más allá, supongo que podríamos decir que en todo cuanto nos rodea encontramos siempre algo sobre nosotros y lo que nos ocurre. Y ya nos metemos en camisas psicológicas de once varas.
El caso es que nos hablaba ayer Taliesín sobre sincronicidad, y hete aquí que poco después leo en el libro cómo el autor, en un viaje, se pregunta para qué sirven unas pequeñas construcciones que ve en unos naranjales, y elucubra al respecto; y esa noche comienza una novela que transcurre en Nueva York, en la que un señor de Florida, que tiene allí unos naranjales, cuenta exactamente qué son esas cosas que él ha visto.
Esto pasa mucho cuando lees, y es bastante asombroso. Lo explicarán las leyes de la estadística, pero da la impresión de que se ha producido un efecto telepático que otorga a la lectura un aura casi mágica.
Y yo me quedo con el doble rizo de la sincronicidad sobre la sincronicidad, o algo así.
En otro orden de cosas, como diría un periódico, me gustó leerle esto:
¡He estado en tantos museos donde lo más excitante que he visto ha sido el culo de alguna visitante!
Porque me acordé de mí en el Prado:
Con ambos en línea, tiene mayor poder de atracción un buen culo que Las meninas.
Somos un ensamblaje en el que cada pieza es una parte de todo lo que nos rodea. Por eso encontramos en todo algo sobre nosotros. Y digo en todo, porque el hecho de no encontrarlo (o creer no encontrarlo) también es significativo.
ResponderEliminarDicen que la realidad es un constante suceder de sicronisacion...Es por eso que hay que desarrolar "LA ATENCION"...Donde uno fija la atencion, sucede el milagro!
ResponderEliminarEl palabro, como dice NáN es: Mutoadi
Como me da cierto yuyu (en este momento, que a lo mejor a las 11 de la mañana ya no) hablar sobre la sincronicidad. Paso directmente al culo y las artes.
ResponderEliminarNo estoy muy de acuerdo en la razón que da en la referencia para ver el culo y no Las meninas (que el culo se va y el cuadro queda ahí).
Miramos el culo y las tetas (los chicuelos, que las chicuelas mirarán otra cosa; o no), por un instintio básico y prioritario. Debe tener que ver con el instinto de reproducción, pero le hemos cogido el gusto y nos alegra la vida, nos resulta hermoso. Habrá quienes, hambrientos, imagines rápidas historias sexuales. A mí no me pasa: un cuerpo bello de mujer me parece eso, que es muy grande, bello. No lo podemos reprimir, al menos aquí en España, donde no nos hemos habituado a reprimirlo en nombre de la educación, como los anglosajnes, ni corremos el peligro de que aparezca el maromo y nos dé dos tiros.
Bueno, bueno, yo no dije que lo prefiriésemos POR eso; sino que eso influía. Y yo creo que sí; que sabemos que cuando se vaya la chica el cuadro va a seguir ahí en la pared, para mirarlo todo lo que queramos, y que eso facilita la elección.
ResponderEliminarSaludos.
Ya lo escribió Borges:
ResponderEliminar"Después reflexioné que todas las cosas le suceden a uno precisamente, precisamente ahora. Siglos de siglos y sólo en el presente ocurren los hechos; innumerables hombres en el aire, en la tierra y el mar, y todo lo que realmente pasa me pasa a mí"
Pues sí, eso parece.
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