12.12.08

Otra vida

Sigo con Berger y Un hombre afortunado:

En términos subjetivos, podría suceder que una infancia determinada fuera al menos tan larga como el resto de la vida.
Confío en que, a mis 38 años, a mi resto de la vida aún le quede bastante, pero por el momento (y no creo que esa sensación dependa gran cosa de los años que pasen) me doy cuenta de que ése es mi caso: para mí la infancia (entendida hasta, aproximadamente, los 11 años, que fue a la edad en que nos mudamos a otra ciudad y -ahora lo veo- hubo una ruptura) duró tanto como todo lo que ha venido después.

Como dice Berger, todo se basa en nuestra percepción subjetiva, por supuesto. Pero en mi caso esa diferencia cualitativa es tal que no sólo parece alargar aquellos años, sino que hace que mi infancia me parezca una vida distinta, una vida aparte de esta otra que empezó con la adolescencia y aún continúa.

Sé que el niño que fui está dentro de mí, pero me parece que a partir de cierto momento fue siendo rodeado de capas, de muchas capas, algunas buenas y otras peores, algunas positivas y otras no: conocimientos, actitudes, miedos, cesiones, conveniencias, deseos, objetivos, intenciones, etc. Tantas, que se convirtió en otra persona: yo.

Me parece que mi infancia fue otra vida. Y tan larga como será ésta. Y feliz. Así la recuerdo.

Y ahora pensaba meterme en psicoanalidades y hablarles de si aquel niño está contento con su adulto o no, y de procesos de reconciliación, pero casi mejor me callo, que el hilo del que tiraría es muy largo y supongo que tiene bastantes nudos.

19 comentarios:

  1. Dale, dale, Portorosa :-) que hoy andamos con el análisis transacional ( en adicto a la gente): el padre, el niño, el adulto y hoy ...queremos más! por lo menos yo :-)
    Un abrazo

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  2. Que los años pasan cada vez más deprisa, es algo más que una percepción, es algo que le pasa a todo el mundo y que, en mi opinión, tiene una base fisiológica.

    Un periodo de 1 año representa la mitad de su vida para un niño de 2 años, un 10% de la suya para uno de 10 años, y sólo un 2,6% de la suya para un adulto de la edad de Portorosa. Esto explica el porqué un año es mucho más tiempo para un niño que para un adulto.

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  3. Acababa de comentar con la Sra Zafón que viniera aquí...¡¡¡y se me ha adelantado¡¡¡¡, jajajajaja.

    Para mí la infancia no fue. Prefiero contemplarla desde el punto de vista, no de lo que sucedió o del niño que fui, si no desde el prisma del niño QUE SOY.

    Tengo que embadurnarme de Berne, que, por lo que me ha comentado la Sra Zafón, me parece de lo más interesante su enfoque, pero mientras consigo ese libro expreso lo que pienso/siento.

    Mi vida la tomo como un camino sin fin, con sus baches, curvas, vueltas, revueltas y rectas. Soy un niño en crecimiento y quiero seguir siendo un niño siempre, dispuesto a la sorpresa, aprendizaje y creatividad. Me alimento por el camino con lo que me ofrecen otros viajeros y lo que yo mismo voy encontrando que, a la vez, lo comparto con otros viandantes.

    En mis primero años, mis padres me llevaron de la mano por su camino, pero supieron enseñarme a ser independiente y a tomar otros caminos distintos, si lo deseaba. Tuve suerte. Otros padres intentan obligar a sus hijos a tomar el camino marcado por sus propias experiencias, comodidades o prejuicios. A veces lo consiguen y, en otras ocasiones, el niño se da cuenta que va por el camino marcado por otros y no por el que sus capacidades le hubieran llevado. Puede cambiar de dirección, o se puede sentar a llorar y quejarse para, a continuación, seguir la senda prefijada.

    De vez en cuando hay que sentarse en la fonda del borde del camino, con una buena chimenea y un buen sofá, para analizar si estamos respetando al niño que somos, o si lo estamos malcriando. Si seguimos nuestra senda o la de otros.

    Siempre somos ese niño y, contra más desnudos circulemos, más libres nos sentiremos. Las capas y barnices deben desaparecer y comprar una mochila inteligente: la mochila de la madurez, para guardar todas nuestras experiencias y nuestros pensamientos. Esa mochila irá engordando con el devenir del tiempo y, de vez en cuando, la abrimos para intercambiar regalos con otros compañeros de viaje.

    Vaya, me he pasado.

    Un abrazo

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  4. Mi infancia fue un cuento de hadas. La alargué todo lo que pude. Luego, durante unos años, tuve que ejercer de señora seria y responsable para sacar adelante a mi nena, soportando estoicamente los tirones de falda que me pegaba la niña que había en mí.

    Y un buen día, mi propia hija me regaló un mágico objeto que estaba intrínsecamente relacionado con mi infancia, y lo hizo con intención.

    En ese momento regresé a mi infancia. Desde entonces vivo allí.

    La infancia siempre está ahí. Siempre se puede regresar.

    Un abrazo.

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  5. Chusa, es que no sé... Es un tema aún en proceso de comprensión, para mí, y meterme en él supone bucear un poco sin ton ni son, por ahora. Por eso lo dejé (aquí, en este post), porque era demasiado divagación.

    De todos modos, el comentario de Juan (que me ha encantado; no te has pasado nada) me permite hacer un resumen: creo que no he respetado a ese niño lo suficiente; en parte porque (y esto es muy difícil de asegurar, y puede ser una burda excusa muchas veces, y por tanto una gran injusticia) seguí la senda que marcaron otros, o yo creí que marcaban, o yo me hice creer que marcaban, que vaya usted a saber qué trucos empleamos para engañarnos a nosotros mismos, y cuántas culpas repartimos a nuestro alrededor con un descaro total.

    Lo de la mochila me ha gustado. Lo de que el niño sigue ahí, pero no sepultado por la carga, también, mucho. Gracias.

    Un saludo a los cuatro, y buen fin de semana.
    Y buenos días a todos.

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  6. Hace unos 15 años, casi por azar, descubrí que podía verme a mi misma desde otro ángulo.
    Me visualicé a mi misma con cinco años, mirándonos a los ojos en silencio. Esa niña que ví, de la que tanto sabía y tanto había ignorado, me inspiró la misma ternura y casi el mismo amor que siento por mis hijos.
    Le prometí que nunca más iba a estar sola. Que me hacía responsable de ella.
    Desde entonces no he dejado de crecer.
    Un bes.

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  7. Esto...me he quedado pelín pillada...nadie dice nada...ejem...
    Soy yo o es el finde?
    Graciassss, nas noches a todos..

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  8. : )

    Era el fin de semana, Kaken.
    Buenos días.

    Pues algo de eso he pensado yo, aunque la imagen no haya sido la misma exactamente.
    Tengo, de todos modos, cierto temor a ese camino; me parece que corro el riesgo de darle un papel protagonista a precisamente eso, a una imagen subjetiva, infantil (por definición), distorsionada por la distancia, idealizada... que, en suma, me parece que conlleva cierto peligro de "desubicación", de irrealismo; que podría tener algún efecto pernicioso.

    Lo que quería decir y no dije en el post es que, como tú, me he girado hacia el niño que fui y he descubierto que le había fallado; pero eso no es más que otra forma (un poco melodramática a primera vista, pero muy gráfica a la hora de describir mis sentimientos) de decir que no estaba satisfecho, y sí frustrado. Ahora ese niño, que no es más que la representación de mis deseos más profundos (muchos de los cuales serán posteriores a la infancia) y de mis ilusiones (no concretas, no determinadas, sino casi casi sentimentales exclusivamente), me sirve de referencia, resulta una buena herramienta para reconocer qué es lo que deseo de verdad, y qué cosas de las que voy aceptando (por razones diversas, de conveniencia, de inercias, etc.) me alejan de lo que quiero.

    Todo eso es así. Mi matización pretende solamente dejar claro que eso hay que tomárselo con cierta distancia, con equilibrio, sin neurosis, y sin convertirnos en rehenes de nadie, incluida una imagen mitificada de lo que fuimos, de lo que creemos haber sido.

    Un bico, Kaken.

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  9. Yo a veces me siento aun una niña, por lo de sentirme perdida y con miedo (no se por que razon asocio una cosa con la otra, asi de entrada...) y es curioso que apenas me acuerdo de la niña que fui, no se que paso...
    curioso o normal?
    o seran los aires asiaticos?
    un abrazo y buenos dias.

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  10. Antes de leer tu último comentario de aquí, había escrito algo en mi blog, que viene como anillo al dedo. Está en lo de la comprensión.

    Un abrazo.

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  11. Pues ya te he contestado, allí, mi último ladrillo.

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  12. Una pequeña primicia
    En abril, en el centro de arte santa mónica (Barcelona) Isabel Coixet montará una especie de "acción" o "montaje" en la que homenajeará al escritor John Berger. Varias atrices de renombre internacional leerán pasajes de la obra del escritor en medio del montaje.
    y hasta aquí puedo leer.

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  13. Pues hasta en la sopa, entonces.

    Berger, no usted, querida.

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  14. Pues yo enlazaría su último post con éste.
    Yo me mudé por primera vez a punto de cumplir los 12 años, después de ese cambio han venido muchos, pero sin duda fue el peor no sé si por la edad o porque fue el primero y me marcó. Aún recuerdo el día en que mi padre después de mucnos años anunciando ese posible, cambio de ciudad, lo confirmó y derrumbó todas mis expectativas.
    Desde entonces, procuro que las expectativas en mis actos, en mis relaciones, en mis objetivos, en definitiva, en mi futuro no sean demasiado grandes para que sea más fácil satisfacerlas y no defraudarme si no las alcanzo.

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  15. Sí, tiene todo que ver, desde luego.

    Corre uno el riesgo, con esa actitud, de defraudarse antes de que pasen las cosas, ¿no crees?

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  16. Puede ser. Pero también es verdad que cualquier cosa, por pequeña que sea, que supere las expectativas se pueden llegar a considerar un triunfo y reportar una gran alegría...

    Todo depende del momento.

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