Táboa Redonda: soledad
Solo en casa
"Esta semana, mi estructuralmente atípica
familia estuvo más dispersa de lo normal y me dejó solo. Los niños, con su
madre de camping, y mi novia, con su hijo al otro lado del Atlántico, de boda.
Esa situación, tan envidiada por absolutamente
todos los padres, madres, maridos y esposas, sin excepción, que me he cruzado
estos días (en algunos casos, hasta provocar risas histéricas), es distinta si
estás separado. Tus tiempos son diferentes, como casi todo lo es. Pero de todas
formas me apetecían esas tardes libres que, por no tener trabajo pendiente del doctorado,
lo iban a ser de verdad: siete tardes para hacer única y exclusivamente lo que
me diese la gana. Lástima que esa semana de dolce
far niente haya durado exactamente 24 horas; hasta que mi directora de
tesis me mandó sus correcciones. Al final, me he pasado todo el tiempo
trabajando en casa, sudando.
Aun así, hubo una mañana de playa
que duró justo lo que a mí me gusta, una noche vi la película “Ida” (polaca, en
blanco y negro y con una monja de protagonista: de mucha mucha acción no era),
y una tarde conduje a Pontedeume solamente para leer tomando un café frente a
un parque. Esa situación de levantar de vez en cuando la cabeza de la lectura –
“El café de la juventud perdida”, de Modiano- y mirar alrededor, los edificios,
la gente que pasa, qué familias se divierten y cuáles se aburren, imaginarme
las conversaciones, me encanta.
Me gusta mucho estar solo. Cuando
quiero. Y la soledad es voluntaria si uno puede decidir no solo cuándo empieza
sino también cuándo acaba. Que no ha sido el caso. Pero al menos tenía fecha de
finalización, y así todo es más fácil.
He pasado la semana observándome, pensando
en qué me da y qué me quita. No poder hablar, por ejemplo, es un problema, pero
no tener que hacerlo está bien. A veces pesa más una cosa, y otras, la otra. Y
sin duda es atractivo poder decidir siempre, poder decidirlo todo. Pero
descubro que casi no quiero hacer nada que no pueda hacer con ella, y en cambio
hay muchas cosas que sin ella no pueden ser o son peores. Y acabo contento,
porque compruebo que no surgen deseos insatisfechos, que donde estoy se parece
bastante a donde quiero estar. Y porque hoy, que la voy a buscar, estoy
deseando que llegue."
* * *