Táboa Redonda: entierro
Volví a la aldea, a lo que esperábamos. Fue triste, pero también tranquilizador.
Bar Chopenhauer
Hace años fui por primera vez a un entierro en la cabeza de municipio de mi aldea. Al bajar del coche crucé el puente sobre el Mandeo y, antes meterme por la corredoira que lleva hasta la ermita de San Paio, me encontré de frente con el toldo verde del único bar. Decía “Bar Chopenhauer”.El domingo pasado volví a aquel cementerio. El “Blacky”, el perro de Carmen, está tirado en el sofá y no hace caso cuando le ofrecen comida, y cerca de casa hay una esquela clavada en un árbol al borde de la carretera.El “Chopenhauer” ya no se llama así. Será la reducción de horas de Filosofía en los planes de estudio. La iglesia, en cambio, a la orilla del río, con suelo de granito y verdín en las ventanas, seguía estando helada. La humedad subía desde la planta de los pies, y al contestarle al cura se veían nubes de vapor salir de las bocas. Dos señoras cantaban de manera tan espeluznante que parecía a propósito, y la homilía fue tal vez la más fuera de lugar que he escuchado nunca: se habló de las influencias helenística y judaica en la escritura de San Lucas, de la progresividad de la conversión y la resurrección, y de las diferencias entre el pretérito perfecto simple y el pretérito perfecto compuesto.Luego, los pasos sobre el barro, el cuidado de no resbalar con el peso de la caja, los apellidos repetidos en las lápidas, el andamio, la pistola de silicona, hombres con cazadoras oscuras, apretones de manos de hierro y besos en silencio, golpeando las mejillas. Alrededor, una casa en ruinas, una palleira de madera preciosa y carballos resistiendo. Y agua, agua en el cielo gris, agua sobre nosotros y en cada rama, en el río crecido, en cada hierba y mojando cada piedra.Schopenhauer dijo en su obra capital, “El mundo como voluntad y representación”, que toda vida es esencialmente sufrimiento, que nos movemos entre el dolor y el tedio. En el cementerio de Ferrol, cuando uno ya va hacia la salida puede leer unos versos de Rosalía -“Del polvo y fango nacidos, polvo y fango nos tornamos. ¿Por qué, pues, tanto luchamos si hemos de caer vencidos?”- que se encargan de quitarle el poco ánimo que le pudiera quedar. A lo mejor también el nombre del bar era un mensaje de resignación.Sin embargo, como tantas otras veces, el entierro del domingo fue un momento para el cariño, una oportunidad para no dejar morir relaciones en las que, a pesar de la distancia y el tiempo, hay algo profundo que a lo mejor son los lazos de las raíces. Como con algunos sitios. Como con Carmen. Y cuando volvía solo en el coche sentía cierto consuelo por todo aquello, cierta calma.
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Efectivamente tiene Ud. razón:
ResponderEliminarEl paisaje de LA ALDEA, es el origen, nuestros ancestros, trasmite una nostalgia, un transcurrir del tiempo de la vida en el campo, distinto al de la ciudad.
Su narración, nos muestra ese transcurrir, ese sentimiento y, ese vacío, cuando nos alejamos de nuestra ALDEA, que sin embargo está ahí, incluso en nuestra ausencia, la sabemos el origen de todo, y de que gracias a ella vivimos el hoy, en otro lugar, ellos nuestros ascendientes, fieles a su origen, vivieron y murieron allí.
En la lejanía, la echamos de menos, y alguna vez volvemos y reconocemos el paso del tiempo, en el campo, en LA ALDEA... y vemos que también pasa el tiempo, igual que en nuestra ciudad, o en nuestra vida actual...
Unos vínculos en youtube nos trasladan a esas vidas, esos reflejos de algo tan lejos, y tan cerca...
02:29 https://www.youtube.com/watch?v=3CsN8GIX34o IGLESIA DE SAN PAIO ARANGA
16:32 https://www.youtube.com/watch?v=6-kFP51nkms ARANGA - TODOS SOMOS IMPORTANTES
13:37 https://www.youtube.com/watch?v=AUVS2hdFLxs Concello de Aranga - MEMORIAS DUN NENO LABREGO
03_40 https://www.youtube.com/watch?v=skbPom0iMes Alcalde de Aranga, internet.
Muchas gracias por esa muestra tan vívida en su relato de su reciente experiencia, que nos recuerda vivencias similares en su maravilloso relato, "Y cuando volvía solo..."
Magnífico relato de algo que todos hemos vivido varias veces.
ResponderEliminarGracias, Manolo.
ResponderEliminarY gracias, NáN. Más que varias, muchas. Creo que lo hemos hablado algunas veces: aquí la asistencia a entierros me parece que es mayor que en otros sitios; sobre todo en el entorno rural.
Es mayor, mucho mayor. Como referencia cualquiera de los estudios al respecto de Marcial Gondar Portasany.
ResponderEliminarL.
Ah, muchas gracias.
ResponderEliminar¿Eres LLS?
sipi!
EliminarSiempre me ha llamado la atención que algo tan del día a día (la muerte) nos resulte tan extraordinario.
ResponderEliminarLo siento mucho, Portorosa. Un beso muy muy fuerte.
C.
Un beso, Cal. Y muchas gracias.
ResponderEliminarMe recomendó mi madre que te leyera porque me iba a gustar, y tiene toda la razón.
ResponderEliminarMuchas gracias. Bonito nombre.
ResponderEliminarMe alegro mucho. Aunque me impresiona tener lectoras que recomiendan el blog a sus hijos...
Bienvenido.
PlatiTos "siente defraudarte pero me "ha sucedido gual a mi "hermanastro:todo lo que"te escribi se ha borrado Por Arte de Magia. ( debe ser que no "me g ustan Los Funerals incluso "siendo EXCELENTES!!
ResponderEliminarQue Pena!! Quiza en Otra Vez Sera...
FELIZ I NVIERNO!!
Muy bueno, Porto.
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