26.6.13

Vida escrita


Lo que quiero lograr es expresar en mi libro una sensación de extrañeza ante la vida diaria que gradualmente, desde que era un muchacho, se ha ido apoderando de mí.

O:

Si pudiera captar exactamente el sentimiento de aquella tarde de mi niñez, podría darle al lector la clave de mi carácter.

Ciertas cosas perduran, Sherwood Anderson



La posibilidad de decir algo con significado. Algo que forme parte de la vida, que la cambie.

Contar un hombre, por ejemplo. Y verlo, y vernos.


(Claro que antes hay que estar vivo, y no es tan fácil.)




30 comentarios:

  1. Es difícil no pasar por la vida como un zombie. Prestar atención.

    Los artistas, por suerte, nos enseñan a hacerlo.

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  2. Estar vivo no es tan difícil. Lo difícil es vivir.

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  3. Sí. Sí, a veces.

    Todo depende de la definición, Micro. Supongo que la idea es la misma.

    Abrazos a ambos.

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  4. Bueno , me parece que para poder contar algo tan complejo como la vida de un hombre ( su alma , su carácter , sus sentimientos ) un paso previo es sentarse y pararse a observar , hacerse preguntas , quedarse perplejo , expectante...
    Así que Porto ,te veo vivísimo.
    B.

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  5. La primera sensación de extrañeza ante la creación la tuvo Luzbel, antes de caer precipitado al abismo. Esa sensación de extrañeza le hacía sentir que algo no encajaba en el plan de dios, y se rebeló.

    En el contexto en que situas el asunto (a través de las citas), escribir es una forma de rebeldía contra la identidad a la que se nos induce, presionándonos desde arriba (un arriba social e intrapsíquico).
    Este último pensamiento está en sintonia con Camus que considera la novela la forma más alta de rebeldía.
    http://es.wikipedia.org/wiki/El_hombre_rebelde

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  6. El atropellado comentario anterior (cosas del trabajo) quizás necesite que se le añada que las sensaciones de extrañeza de las que habla Sherwood Anderson son las típicas crisis de identidad por las que pasamos todos en nuestro proceso de socialización.

    Mantenerse en la crisis permanentemente es el signo de una rebeldía que cuestiona la necesidad de una identidad social.Ese es el signo, desde mi punto de vista, que desencadena la necesidad del arte y convierte a quien lo porta en artista (al menos potencial).

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  7. Bueno, estar vivo, en todos los sentidos, es la condición indispensable para todo lo demás. Un abrazo.

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  8. Anónimo8/7/13 13:05

    ay! la burla que de la "personalidad" hace Oliverio Girondo en su Espantapájaros nº 8.
    Morelli

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  9. Morelli, esa burla, como las de Woody Allen,es un recurso para ir tirando, sí. Y muy saludable!
    Pero decidme: ¿por qué me asalta la imagen del cráneo del probre Yorick, el bufón real,en la mano de Hamlet?

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  10. Anónimo9/7/13 08:33

    estoy de acuerdo que la necesidad del arte viene de la búsqueda de la comunicación, del reconocimiento del mensaje en los demás (por eso los artistas sin éxito se frustran). Pero son nuestras circunstancias históricas las que dictan esa necesidad. No es propia del ser humano. La obsesión por la personalidad, por el propio caracter, por el perfil de uno, es propia de la situación de un pequeño conjunto de individuos priviligiados (y ociosos) en este mundo y en este momento: un minero del XIX no tenía tiempo de sentir extrañeza por su vida diaria. Un nigeriano que roba petroleo en un oleoducto a cambio de un plato de arroz tampoco puede dedicarle sus ratos libres a estos menesteres.
    La extrañeza es sorpresa o admiración por la vida, pero S. Anderson escribe eso para llamar la atención de sus semejantes sobre un sentimiento que él tiene. Para que digan (o digamos): ¡qué sensible es este Anderson!, o para provocar la empatía de cada uno de sus lectores, que sientan lo mismo que él siente. O para que hablen de él (es el caso). El contenido del sentimiento es lo de menos. Podría ser alegría por un gol de Cristiano Ronaldo: sólo cambiarían los individuos empáticos. Por que, estamos hablando de escribir, o no?
    Morelli

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  11. Morelli, dices que la extrañeza es sorpresa o admiración por la vida y a la vez que S. Anderson escribe para llamar la atención de los demás.

    Como seres sociales funcionamos de acuerdo a pautas normativizadas y roles asumidos según la posición ocupada en la estructura social, de modo que la extrañeza y la admiración por la vida debe ocurrir justo al margen del cálculo de nuestra personalidad social. Lo cual quiere decir que hay necesidades que surgen desde fuera de lo social o que hay una parte de nuestra personalidad no condicionada por lo social. A esa parte es a la que la psicología profunda llama “lo inconsciente”.

    Encontrarse con lo inconsciente es lo que produce extrañeza. Frente a ello, uno puede, como supones que hace S. Anderson, reducirlo a lo conocido, al pensamiento social, mediante un acto social de escribir. Pero también, uno puede penetrar lo desconocido, expresándolo con una obra de arte que sirva de puente, a él y a todos, para abandadonar la orilla de lo condicionado por lo social hacia la otra orilla.

    Lo que quiero decir es justo lo contrario de lo que tu dices. No son las circunstancias históricas las que dictan esa necesidad (de arte), sino que esa necesidad no es otra cosa que el anhelo de liberarnos de las circunstancias históricas.

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  12. Sin ascender a la profundidad (valga la paradoja) de Taliesín, yo tampoco estoy de acuerdo.

    ¿No es propia del ser humano la necesidad de arte? ¿De quién, entonces? Además, desgajar las circunstancias históricas del hombre, como si fuesen algo independiente...

    El hecho de poder cuestionarte tu identidad no está demasiado alejado de poder preocuparte por el nigeriano que roba petróleo para comer; y es también bastante exclusivo de un cierto nivel de satisfacción de las propias necesidades básicas. Si pasásemos hambre ninguno de nosotros estaría debatiendo aquí. Pero tanto una cosa como la otra son buenas señales, creo yo. Son señales de una mejoría, de una evolución de nuestra situación personal sin duda a mejor al menos en ciertos aspectos. Del mismo modo que, por ejemplo, tratar de trabajar en algo que además de permitirte vivir te haga sentirte "realizado" es propio de una situación más favorable y una suerte.

    Reducir el escribir, o el arte, a un intento de epatar a mí me parece simplificar todo muchísimo.

    También podríamos decir que Shakespeare u Homero escribieron para que hablasen de ellos... Y ni siquiera es necesario negarlo, pues podría haber algo de eso entre sus motivaciones. Pero por suerte o por desgracia somos tan complejos que podemos hacer algo por muchas razones a la vez; e incluso podemos hacer cosas maravillosas por razones equivocadas. Pero el caso es que lo que nos dejaron, que es arte, es valioso.
    Y bueno, no digo yo que el fútbol no tenga su arte, pero no creo que Hamlet aporte lo mismo que una chilena. Así que no creo que el sentimiento trasmitido dé lo mismo. A mí no me da, desde luego.

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  13. Anónimo9/7/13 15:47

    Taliesin:
    -no lo digo yo, lo dice la RAE.
    -escribir que sientes extrañeza no es lo mismo que sentirla.
    -no creo que haya inconsciente al margen de la sociedad, ni de tus vivencias, ni de tus miedos (quizás sólo el instinto heredado como animales que somos, un inconsciente pre-social, olfato...). Ponme un ejemplo de inconsciente al margen. La importancia del inconsciente está en sus consecencias reales para el individuo y sus congéneres.
    -Puedo estar de acuerdo en la sublimación por el arte. Desde luego tiene que haber una pulsión detrás. Ahora, también hai "arte" muy consciente, cuya única pulsión es el dolar
    Porto:
    -Un artista sin público no existe. Se realiza mostrando o comunicando lo que hace. Y teniendo éxito. Si no, cae en la depresión y se suicida o se autolesiona (abundan los casos).
    -Las circunstancias de los artistas han cambiado a lo largo de la historia. Lo que buscaban también. Y su modo de expresión. Y han cambiado con la sociedad, con raras excepciones, rebeldes de su momento social. El arte no es propio del individuo, sino de la sociedad. Otra cosa es que creamos que el arte más contemporáneo (la literatura, en este caso) es intemporal. Quizás no podemos admitir que existe sólo por que existe nuestro tiempo. Por que toca temas que nos interesan, o nos entretienen,
    -en el s. XX (sobre todo en la segunda mitad) el arte es un negocio global. (de nuevo La Palabra Pintada" de Tom Wolf. La literatura también. Buscar algo más que entretenimiento y ventas en este contexto creo que es mucho buscar.
    Yo no considero la arquitectura un arte, por que soluciona problemas objetivos, racionales, con habilidad técnica. Un profesor arquitecto decía que la arquitectura es eso que queda después de entrar con un lanzallamas en el edificio y quemarlo todo: ¿qué queda detrás de la página escrita, del cuadro, del poema una vez le pasamos el lanzallamas?. Lo que queda no tiene nada que ver con un canon, con una recomendación, con una convención, con la decisión de un editor (tú sí y tú no).

    No me he explicado con eso del futbol. Alguién que escriba sobre la emoción de una chilena está haciendo lo mismo que alguien que escribe sobre la extrañeza de la vida diaria. Escribe, para ganarse la vida, seguramente, entreteniendo a los demás. Que lo que dicen no es lo mismo? Ya lo sé.
    Estoy haciendo un marmitako. ¿Por qué creeis que lo hago? Podría hacerme un bocata de chorizo. ¿Es eso arte gastronómico, producto de una pulsión liberadora (me gusta cocinar) o es que quiero quedar bien con los amigos? Pues, seguramente, las dos cosas. Pero la primera vez que lo hice fué para quedar bien, probablemente. Y quedé mal.

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  14. Por supuesto que el arte es comunicación. Lo cual no significa que no sea (o pueda ser) algo personal, íntimo, necesario y sincero.

    El resto, lo del final, te juro que no sé qué relación tiene con el post. Da igual el negocio del arte o el editorial. Eso es un daño colateral.

    Besos y abrazos.

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  15. Anónimo9/7/13 17:34

    no es un daño colateral. Es la condición para que tú lo conozcas. O como ibas tú a leer a Sherwood Anderson si algunas personas, incluido él mismo, o sus herederos, no se lucrasen de lo que él escribió.
    Pues tiene mucho que ver. ¿Por qué hacemos las cosas que nos cuestan esfuerzo, a las que no estamos obligados, y que no nos benefician directamente? Por recoger frutos (la vida eterna, ser "popular", que nos ayuden en algo... Es normal, es consustancial a las sociedades humanas el dar para recibir. Pues el arte, seguramente, es un extremo de la expresión de esta necesidad. Y la cultura, en el fondo, se basa en eso, bajo la optica del poder. Pero ese es otro debate.
    Morelli

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  16. Estás fatal de tu paranoia económica... :-)

    ¿El uso de la cultura por el poder?!!

    ¿Quién habla de eso? Tú, obviamente, pero no yo, ni creo que Taliesín.

    Un hombre frente a un papel, tratando de contar algo con sentido. Punto. No puedo hablar de eso de primera mano pero no me cuesta concebirlo.
    Alrededor, al lado, hay otras cosas. Complementos, parásitos, sucedáneos y negocio. Claro. Pero alrededor.

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  17. Una simple reflexión después de leer los comentarios : ¿ Por qué surge esa NECESIDAD de crear , de hacer arte? ¿ Por qué unas personas la sienten y otras no ?
    Desde luego tiene que ir unido a una habilidad que se puede trabajar y una vez creado es lógico que guste que agrade a los demás pero ese no creo que sea el origen.Tampoco creo que sea una cuestión económica , el que lo haga sólo por eso no me parece un verdadero artista y el que lo haga porque tiene que comer y por ver de alguna forma su trabajo valorado está más que justificado.
    Lo que me intriga a mí es ese origen , esa NECESIDAD.
    B.

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  18. No están alrededor, Porto. Son la base, incluso para vivir de algo, para huir de ellas.
    Ah! y la realidad no es una paranoia: es real, simplemente.
    Precisamente el material en el que basa Sherwood Anderson sus relatos.
    Morelli

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  19. No estoy de acuerdo. Eso no tiene que ver con el arte (por ponerle un nombre que resuma; podríamos matizar) como búsqueda personal, como respuesta a una necesidad de comunicación, a una necesidad de entender, o como resultado de un sentimiento inasible y a veces incluso angustioso, de miedo al vacío, de vértigo vital, por supuesto de soledad...

    Eso es la base. Porque eso es lo que es.

    Aunque haya sucedáneos, eso sigue siendo cierto.

    Lo otro, las circunstancias, el medio de vida, el marketing, la fábrica, la galería, la editorial, etc., son la forma de colocarse en el mundo, de encajarlo en la práctica.

    Juzgar lo elemental a la luz de todo lo demás, e incluso descalificarlo, me parece equivocado.

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  20. B. en este último comentario, en el primer párrafo, está mi respuesta rápida a lo de la necesidad.

    Un beso.

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  21. Ya. El miedo ¿a qué vacío? ¿qué lo provoca? ¿y la soledad? Circunstancias reales. Si sólo se entiende y no se comunica, ¿existe como arte? Precisamente el arte creo que es asir ese sentimiento, ahí nace. Si es inasible, no se comprende, ni se comunica de forma comprensible. Los que tienen esa habilidad, o los que tienen la habilidad de venderla son los artistas, reales o presuntos.
    Basta pensar en el papel del crítico para entender de qué depende que unos artistas sean conocidos, o "mejores" o famosos. El arte "puro" no existe, a no ser que un amigo te muestre un relato, o un dibujo. Y luego lo tire a la papelera o lo guarde en un cajón.
    Las creaciones artísticas llegan a nosotros tan filtradas por multitud de factores que hablar de arte "en puro" me parece una bonita convención que no tiene nada que ver con la realidad.
    Claro que a mí me emociona la literatura, aprendo cosas de mí mismo leyendo novelas y poesía, pero eso es una cosa, y creer que lo que yo leo es producto tan solo de la soledad del escritor frente al papel en blanco es otra cosa muy diferente. Siguiendo con la materialidad del trabajo artístico. ¿Por qué razón un escritor cambia la redacción de un relato o un capítulo antes de que este se publique? Lo cambia libremente o le sugieren amigos, editores, un suceso imprevisto, leer a otro autor...el cambio. ¿qué hay de pureza individual en eso?
    Según tu modelo, Porto, el escritor trabaja solo y encerrado, alejado del mundo, escribiendo lo que le da la gana, que puede no tener nada que ver con sus circunstancias ni con su entorno, ni con su época histórica, ni con un fin predeterminado. Termina su obra, encarpeta los folios o comprime el archivo, se lo manda a una editorial, esta lo publica, lo manda a las librerías, tú lo compras y lo lees. ¿no nos faltan pasos en el proceso?
    Morelli

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  22. Claro que nos faltan. Son todo esos necesarios para bajar ese "arte" (en fin) a la tierra y encajarlo en nuestra realidad a pie de calle.

    Pero esos pasos, aun cuando corran en parte a cargo del artista, no sustituyen ni invalidan lo que yo identifico como arte. No hace falta llamarlo puro: arte como respuesta humana, muy humana, a ciertos sentimientos que nos despierta la vida.

    Una adolescente escribiendo un poema de amor o un niño enfadado dibujando a su padre y tachándolo luego son otros ejemplos. Como tantos otros. Por mucho que después, unos más y otros menos, tengan que entrar a jugar según algunas reglas más prosaicas.

    Tu primer párrafo no lo entiendo. Da la sensación de que yo estuviera diciendo que el arte está al margen de la realidad, o algo así. Lo cual no tendría ningún sentido.

    Chau.

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  23. no todo lo que escribo es para contestar a lo que tu comentas...

    nos faltan los pasos que implican que el arte es un hecho social, colectivo. Además de estar determinado por las circunstancias históricas (el romanticismo solo puede existir como respuesta al "nuevo régimen", el Decameron como expresión de la decadencia del mundo medieval, Mozart como respuesta al encargo...), también una colección de decisiones que no son del autor, y que influyen, no ya solo en el objeto, sino en cómo tú lo percibes. ¿pregúntate cómo llegaste a leer a Sherwood Anderson y sabrás a qué me refiero. Seguro que no lo escogiste por azar (aunque a veces pasa).
    El poema de amor de un adolescente es arte si su amada lo lee, entiendo yo. El enamorado lo escribe para eso, no por que esté enamorado.
    Morelli
    Otra cosa es que despues se atreva a mostrarlo.

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  24. Por descontado que el arte, como todo mensaje, precisa de un receptor. Aunque sea imaginario y los papeles queden en un cajón. El arte es comunicación, entre otras cosas.

    La sociedad y las circunstancias históricas han moldeado la forma, han marcado corrientes, han suscitado interrogantes y respuestas... Claro. Todo eso lo han hecho sobre los hombres.
    No sé qué estamos discutiendo, ya. Creo que hablas de arte como algo social contraponiéndolo al acto individual y negando la necesidad y el impulso íntimo. Si no es así, pues nada.

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  25. No, si el perceptor es imaginario no es arte. No hay comunicación imaginaria. No existe.
    Pero la comunicación es una condición, no una garantía. No creo que sea muy diferente dibujar a "papá" y luego tacharlo que decir "te odio, papá". No creo que haya nada de arte en algo íntimo como un poema con destinatario, a no ser que está hablando del amor, no del amor por una persona determinada. Ni tampoco hay literatura en una reflexión íntima que nadie más comprende. La cuestión es cómo se llega a compartir esa reflexión íntima, esa preocupación...Y ahí entra la comunidad, la sociedad, la cultura propia. Como ese compartir depende de la proximidad (ideológica, cultural, lingüística...económica...) el arte también depende de ello. Lo que para un sufí es arte a un malayo le puede parecer un rollo la mar de repetitivo. Creo que estamos muy lejos de que se den las circunstancias para la validez universal del arte, ni Hamlet ni Homero: son convenciones occidentales, no universales. Bueno, con las chilenas quizás estemos un poco más cerca.
    El artista romántico del que tú hablas, para bien o para mal, existió durante un breve periodo de la historia, en un lugar muy limitado, y destinado a un grupo social muy pequeño. Pero nunca más. Otra cosa es que sea la idea dominante que se mantiene de los artistas, incluso alimentada por los propios artistas.
    Claro que en última instancia si un escritor no coge el boli y se pone a escribir, pues no hay novela. Y si lo hace será por que se siente mejor o lo necesita, o le gusta pasar el rato escribiendo...Eso es una cosa, y la otra es que lo que cuente no provenga de una construcción colectiva, pues esa es la condición para poder compartirlo.
    Y no digo más.

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  26. La séptima elegía a Duino
    Rainer María Rilke

    Ya no cortejar, no hacer la corte; voz emancipada
    sea la naturaleza de tu grito; aunque gritaste
    con la pureza del ave, cuando la nueva estación lo alza,
    casi olvidando que es un inquieto animal y no solamente
    un corazón único lo que ella lanza a las alturas,
    a los cielos íntimos. Como él, así, nada menos,
    seguramente también cortejarías una amiga,
    todavía invisible, la silenciosa, que supiera de ti;
    en la que lentamente una respuesta despierta,
    se calienta al ser escuchada: para tu osado
    sentimiento, la que siente, encendida.
    Oh y la primavera comprendería, no hay lugar donde
    no se oyera la tonada de la anunciación. Primero
    esa pequeña algarabía interrogativa,
    a la que con creciente calma rodea, desde la lejanía,
    con su silencio, un día afirmativo, puro.
    Luego los escalones ascendentes, escalones sonoros,
    hacia el soñado templo del futuro; luego el gorjeo,
    el surtidor, que en su chorro impetuoso ya anticipa
    la caída en juego promisorio... Y delante, el verano.
    No solamente todas las mañanas del verano, no solamente
    cómo ellas se transforman en día e irradian
    comienzo. No solamente los días que son suaves, alrededor
    de flores, y arriba, de árboles bien conformados,
    fuertes y poderosos. No sólo el fervor de estas fuerzas
    desplegadas, no sólo los caminos, no sólo los prados
    en la tarde, no sólo, después de la tormenta tardía,
    la claridad respirada. No sólo el sueño próximo y un
    presentimiento, al atardecer... ¡Sino las noches!,
    sino las noches altas, las noches de verano.
    Sino las estrellas, las estrellas de la tierra.
    ¡Oh, ya estar muerto, y conocerlas interminablemente,
    todas las estrellas: pues cómo, cómo, cómo olvidarlas!
    Mira, he llamado a la amante. Pero no vendría sólo
    ella... De tumbas endebles saldrían muchachas
    y estarían aquí... ¿Pues cómo restringiría,
    cómo, la llamada de mi llamado? Los hundidos siempre
    buscan aún la tierra. Ustedes, niños: una cosa
    aquí aprendida de una buena vez valdría por muchas.
    No crean ustedes que el destino es más de lo que cupo
    en la infancia; con qué frecuencia ustedes rebasarían
    al amado, jadeando, jadeando por la carrera bendita,
    en pos de nada, en campo abierto. Estar aquí
    es magnífico. Ustedes lo sabían, chicas, también
    ustedes, las al parecer incapaces de hundirse, ustedes,
    en las callejuelas más odiosas de las ciudades,
    supurantes, o abiertas a la inmundicia. Pues para cada
    una de ustedes hubo una hora, quizás ni una hora
    completa, apenas medible en medidas de tiempo, entre
    dos momentos, donde tuvieran realmente existencia.
    Toda. Las venas llenas de existencia.
    Sólo que olvidamos tan fácilmente lo que el vecino,
    riendo, ni nos confirma ni nos envidia. Visiblemente
    queremos alzarlo, mientras que la dicha más visible,
    en realidad, sólo se nos da a conocer cuando
    la transformamos interiormente.
    En ningún lugar, amada, existirá el mundo sino adentro.
    Nuestra vida avanza transformando. Y decrece cada vez
    más lo de afuera, hasta la insignificancia. Donde hubo
    una casa permanente, se nos propone ahora, de través,
    una figura mental, completamente perteneciente
    a la imaginación, como si estuviera del todo aún
    en el cerebro. Amplios graneros de fuerza se crea
    el espíritu del tiempo, amorfos como el tenso impulso
    que obtiene de todo. Ya no conoce templos. Este derroche
    del corazón lo ahorramos en secreto. Sí, donde sobrevive
    todavía una cosa, una sola cosa a la que en otro tiempo
    se rezaba, se veneraba, o frente a la cual arrodillarse,
    ya se remonta, tal como es, a lo invisible. Muchos
    ya no la advierten; carecen de la ventaja de construirla
    ahora, internamente, con columnas y estatuas,
    ¡más grande!
    (continúa)

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  27. Cada sorda vuelta del mundo tiene tales desheredados,
    a quienes no pertenece ni lo anterior ni, todavía,
    lo venidero. Pues aun lo venidero más cercano está lejos
    de los hombres. Y esto no debe desconcertarnos, sino
    fortalecernos en la conservación de la forma aun
    reconocida. Esto estuvo en pie alguna vez entre
    los hombres, estuvo en mitad del destino; estuvo
    en el aniquilador desconocido, en mitad del hacia dónde,
    como si existiera; y dobló hacia sí las estrellas
    de los cielos garantizados. Angel, a ti también
    te lo muestro, ¡ahí! Que en tu mirada se ponga en pie,
    finalmente salvado, ahora finalmente erguido. Columnas,
    pilonos, la esfinge, la ambiciosa resistencia gris,
    en la ciudad que se desvanece, o en la extranjera, de la catedral.
    ¿No fue esto un milagro? ¡Maravíllate, oh Angel, pues eso
    somos nosotros, nosotros! ¡Oh tú, el grande, cuéntalo!:
    que nosotros fuimos capaces de algo así, mi aliento
    no alcanza para celebrarlo. De modo que, a pesar de todo,
    no hemos desperdiciado los espacios, estos generosos
    espacios nuestros. (Qué terriblemente grandes deben ser,
    para que en milenios nuestro sentimiento no los colmara.)
    Pero una torre fue grande, ¿no es cierto? Oh ángel,
    lo fue. ¿Fue grande, aun junto a ti? Chartres fue
    grande, y la música llegó más lejos aun y nos sobrepasó.
    Sin embargo, incluso solamente una amante, oh, sola
    en la ventana nocturna... ¿te llegaba siquiera
    a la rodilla? No creas que estoy cortejando, ángel,
    ¡y aun si te cortejara! No vienes. De modo que mi
    llamada es siempre totalmente de ida; contra corriente
    tan vigorosa no puedes andar. Como un brazo extendido
    es mi llamada. Y su mano, abierta hacia arriba
    para alcanzar, permanece ante ti, abierta,
    como defensa y como advertencia,
    inasible, lejos allá arriba.

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  28. (Ya veremos, Morelli...)

    He repasado tus comentarios, porque, como tantas otras veces, veo que, estando de acuerdo con gran parte de las cosas que dices si las leo aisladamente, no lo estoy con las conclusiones que yo creo que vas extrayendo.

    Para empezar, tendría que hacer lo que no hice antes: explicar de qué hablo cuando hablo de arte. Seguramente es poco estricto, pero si uno relee el post verá que poco o nada tiene que ver con el mercado del arte, con el éxito de ventas, con las editoriales, con el "producto" libro; y en cambio se centra, en ambos ejemplos, en la intención del autor, en su intento de satisfacer un deseo, una necesidad para consigo mismo y (claro) con el lector; un lector genérico. No me importa tanto que quiera dar una idea de su carácter o contar aquella tarde, sino la intención de llegar a contarlo bien, de entenderlo él mismo y hacerlo entender, o de hacerlo entender para entenderlo él mismo. Ese contarlo bien, ese llegar a significar algo, más que el algo, es lo que en mi opinión vale como respuesta, o como alivio al menos.
    Ese proceso, comparable con pintar un cuadro o componer, es en mi opinión un acto íntimo que surge de un sentimiento personal y un acto comunicativo, pues el autor siente la necesidad de expresarlo, de confrontarlo con el otro, en lo que yo creo es una pregunta, un intento de encontrar respuestas/ayudas.

    Y esto no es arte puro, creo yo; probablemente ni sea arte, desde un punto de vista convencional. Pero para mí está sin duda en la raíz de todo lo que ha llegado a formar parte de él. Y el "artista" no tiene por qué ajustarse al estereotipo romántico del escritor de buhardilla arrugando borradores; las formas de salir pueden ser muchas, infinitas.

    ¿Con qué no estoy de acuerdo, puntualmente?
    Con que digas que esa necesidad no es propia del ser humano (y además hables de las circunstancias históricas como si fueran un dato a priori dado por una civilización extraterrestre). Con que de las condiciones que posibilitan el cuestionamiento de la identidad y la personalidad deduzcas que esa obsesión es algo ficticio y excesivo. Con que al atribuir ciertas intenciones a Anderson niegues (o eso me parece) otras. Con que reduzcas el tema al arte como producto. Y también con que consideres que la falta de un perceptor real sea un factor excluyente, con que limites tanto el concepto.

    Estoy de acuerdo contigo en la faceta social del arte, en cómo varía con la sociedad y las circunstancias históricas, en las motivaciones sociales/interpersonales que pueden coincidir en cualquier artista (hasta ahogar todas las demás), etc., etc. Pero el problema (y vuelvo al principio), creo yo, es que me parece que planteas la discusión en términos de blanco o negro, como de costumbre: en lugar de aportar un nuevo punto de vista pareces considerarlos incompatibles entre sí; o eso me parece, insisto. Porque, pregunto yo, ¿y qué si todo este poema es además parte de la vida en sociedad, de las relaciones y de la cultura de una época?, ¿por qué niega las motivaciones, inquietudes, ansias, miedos y anhelos más sinceros de Rilke?

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  29. ¿Quién nos ha hecho girar de esta manera
    que, hagamos lo que hagamos, siempre estamos
    en la actitud del que se va? Y como éste,
    sobre el último cerro que le muestra
    una vez más aún todo su valle,
    se da vuelta, se para y titubea,
    tal vivimos nosotros, despidiéndonos.
    Morelli

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  30. Me animo ahora, ¡con su permiso!

    Ciertas cosas perduran, sí, y lo transforman todo. Como esa sorpresa que produce extrañeza, que quizás pasó, que quizás pasa. Es una gran verdad que no todos viven. Y los que no lo viven ¡quizás no están vivos!

    Me ha gustado mucho, y pensar un ratico también. Y los “Me acuerdos” también.

    Abrazote

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