El sueño más triste
El domingo por la mañana, en la cama de M, en uno de esos ratos en que uno vuelve a quedarse dormido los días sin prisa, tuve un sueño. Un sueño tan triste que me desperté angustiado, tuve que levantarme inmediatamente, me fui a sentar a la sala y me eché a llorar.
En él, yo vivía solo en el piso de mis abuelos paternos, como los dos últimos años antes de casarme; pero ahora el piso estaba casi vacío, muy dejado, con habitaciones cerradas y hasta algunos tableros tapando varias paredes con humedad. Colgada de las puertas había ropa en perchas. Yo lo recorría pensando si alguna vez podría volver a salir a tomar un café o a ver gente, como antes.
Porque en el sueño mi hijo Carlos estaba muerto. No sé si yo era consciente desde el principio, pero sí resultaba evidente que la mía era una vida absolutamente falta de sentido o de esperanza.
Al entrar en una de las habitaciones abrí un armario y vi dentro una gabardina pequeña, de niño. Y recordé que Carlos me había pedido probarla, y yo, algunos días después, se lo había recordado y se la había puesto. Y que él, como a menudo hace en realidad, me había dicho "Gracias por acordarte, papi". Entonces yo le había contestado "De nada, Carlos"; pero en el sueño, al recordarlo, en lugar de su nombre me había salido el de C, el hijo de M. Solo la primera sílaba; al recordarlo yo, había pronunciado la primera sílaba, y enseguida había rectificado. Pero fue esa confusión, ese lapsus con el nombre de Carlos, lo que me despertó e hizo salir de golpe toda la pena.
No por haberlo suplantado; el sueño no me produjo ningún rechazo hacia C, ni mientras soñaba ni después. No me pareció ese el problema.
Lo que me derrumbó, lo que me hizo asomarme al abismo y me vuelve a hacer llorar ahora, fue concebir una situación en la que el recuerdo de Carlos pudiera haberse difuminado; pensar que pudiese llegar a haber una realidad en la que poco a poco ese recuerdo fuese perdiendo peso. Fue como mirar más allá del terror ya inimaginable de su muerte y ver el estado siguiente: que él, que para mí es la cara de la alegría, la personificación de la vida, hubiese dejado de existir. Y que el mundo pudiese seguir siendo el mundo. Que no solo su muerte pudiese ser verdad, sino que el tiempo sin él (un tiempo que incluso llegó a hacerme confundir, por un segundo, su nombre) pudiese seguir pasando.
pufff...yo también he soñado algo parecido hace poco.
ResponderEliminarEsa sensación que sentiste..es el luto hacia delante. Y es atroz.
Un beso
desde luego...el peor de los sueños, y no me refiero a la muerte de un hijo, que es lo peor q le puede pasar a alguien en la vida, es esa sensación de que la vida sigue, de q hay otras personas, hijos, parejas, amigos, q siguen viviendo, y q t dicen q tú tb sigues vivo...lo peor...
ResponderEliminar" cosas buenas: sólo era un sueño, y como buena mujer gallega y medio bruja, un "decir" sin fundamento científico alguno: cuando sueñas con la muerte de alguien, le alargas la vida...mi interpretación, "o de cómo consolarte de ese momento de angustia".
http://www.youtube.com/watch?v=OP7t0OqJ4-I
ResponderEliminarYo no amo el miedo, ni lo quiero para el mañana,
no lo quiero para hoy, ni tampoco como recuerdo;
me gusta la sonrisa
de un niño junto al mar
i sus ojos como un ramo de ilusiones estallando.
Y si canto triste
es porque no puedo
borrar el miedo
de mis pobres ojos.
Yo no amo la muerte
ni su paso tan helado,
no la quiero para hoy, ni tampoco como recuerdo;
que me gusta el latir de ese corazón que, luchando,
da vida a la muerte a la que lo han condenado.
Y si canto triste
es porque no puedo
borrar el miedo
de mis pobres ojos.
Yo no amo mi canto, porque sé que han callado
tantas bocas, tantos clamores, diciendo la verdad;
que yo amo el canto de la gente de la calle
con la fuerza de las palabras
enraizadas en la razón.
Y si canto triste
es porque no puedo
borrar el miedo
de mis pobres ojos.
En 1974 el estado franquista asesina, mediante garrote vil, al joven anarquista Salvador Puig Antich. La pelicula “Salvador” del 2006 es un homenaje a este joven libertario, musicada por Lluis Llach.
I si canto trist habla de esta muerte pero habla de mucho más. Habla del miedo de lo de arriba (estado, yo) a la razón y a la vida que viene de abajo: del pueblo, de los locos bajitos. Y habla de un corazón que lucha para volver a la vida aquello que fue condenado a muerte, renunciando al proprio canto para escuchar el de la gente de la calle, con la fuerza de la razón que dice la verdad.
I si canto trist nos muestra como nos paraliza el miedo y que tipo de movimiento necesitamos: el del Logos o razón común, ese sentido de la experiencia que integra lo que el inconsciente nos trae desde abajo, sin control: natural y espontaneamente.
Apertas, Porto.
el del Logos o razón común, ese sentido de la experiencia que integra lo que el inconsciente nos trae desde abajo
ResponderEliminar¿En qué consiste eso, Taliesín? (Del sueño, me gustaría poder saber qué piensas. Pero quizá no aquí)
Gracias, Alma.
Moli, lógicamente, hay lutos para delante que parecen previsibles. De este... qué te voy a contar.
Buenos días.
La razón común, así traduce Agustín García Calvo el Logos de Heráclito que reune los contrarios, quizás porque él se centra más en lo político.
EliminarPsicológicamente sería como la unificación de la multiplicidad de las partes que nos constituyen. Las partes que vienen de abajo se pueden manifestar como sensaciones corporales sentidas, emociones, sentimientos, imaginaciones, todas ellas no-controladas por la parte superior. En el sueño están representadas por el niño. El logos sería la significación de esas partes, su integración a la conciencia para darle orientación y Sentido al Camino (así también se puede traducir, como al Tao). Pero primero éstas tienen que tener la posibilidad de manifestarse y no ser reprimidas. ¡Que bueno que hayas recordado el sueño: ahí están las partes a integrar!
Y sí, hay cosas muy importantes en el sueño a las que no he aludido con mi asociaciación metafórica de la canción. Si quieres hablamos por teléfono. Es que hoy me incorporo al trabajo después de estar “rebajado” por lumbalgia y aún no estoy bien del todo.
Gracias.
ResponderEliminarEs curioso, sí, que recordé y recuerdo perfectamente el sueño. Algo que, como sabes, rara vez me pasa.
Te llamaré.
Qué sueño tristísimo... y, sin embargo, incluso cuando despierto a veces llorando, o temblando, siempre doy gracias por este regalo de sabiduría, de punto para reflexionar, de vivencia que puedo integrar como habiéndola vivido.
ResponderEliminarMe has recordado que no hace mucho soñé con la misma sensación pero desde mi propia muerte, sintiendo el paso del tiempo en las caras de mis hijos, la terriblemente triste distancia igual en ambos lados...
No estes triste, son cosas del cerebro y el tema de las etapas del sueño que a veces juegan malas pasadas, pero dejame contarte que yo soñe algo parecido sabiendo en el sueño que Santi ya estaba muerto y tambien desperte llorando cuando en el mismo sueño me di cuenta que me habia olvidado de su nombre y la fecha y el mes que el murio, y yo hacia esfuerzos por recordar y no recordaba ni su apellido, pero sabia quien era y lo llama por nombre como mi padre...Acabe llorando todo un dia y sintiendome culpable, que creo que es mi tema y tu comprendes la razon,¿ verdad?, mas como ya lo mencione en algun post mio, esta realidad vive en mi permanentemente, porque a diferencia de ti, lo tuyo ha sido solo un mal sueño, lo mio es mi realidad y mi peor pesadilla.
ResponderEliminarbesos Fer, te he extrañado un monton, pero entre que Iria esta enferma y mis estudios a los que he abanadonado estas 3 ultimas semanas por la enfermedad de la nena, pues entro aqui para buscar a veces mi palabra magica que me da siempre como un motor, la fuerza para moverme en la vida.
Bicos y solo ha sido un mal sueño.
Rocio
Todo ésto parece que pasa en el plano inconsciente de los sueños.
ResponderEliminar¿Pero qué pasa cuando se materializa?
Hace unos días yo me levanté bastante preocupada, e hice participe de mis preocupaciones a algún allegado (alejado), por la persona con la que hasta no hace mucho compartía mi vida.
Pues ayer por la mañana recién levantada todos mis temores de hace 4 ó 5 días tomaban forma y el miedo, la angustía y sí, también el sentimiento de culpa por su desorden y caos, se apoderaron de mí.
Es demasiada carga para una sola persona.
Portorosa ya me conoces y sabes que no tengo remedio,tengo que darle la vuelta.Verás ,eres afortunado por sentir ese miedo porque sólo lo siente el que tiene algo que perder(yo incluida).Un sentimiento tan grande asusta pero es lo mejor que nos puede pasar.
ResponderEliminarSi algo puedes sacar de ese sueño es no olvidarte de disfrutar de C y de P .DISFRUTAR con mayúsculas .Eres un buen padre simplemente por querer serlo.
Besos,B.
¿Qué le pasa a Iria, Ro?
ResponderEliminarMuchas gracias.
Y besos.
Epolenep, pensar en mi propia muerte y su vida cuando yo no esté también me entristece (por decirlo moderadamente): y lo hace por perderme su vida, por supuesto, pero también porque ellos me pierdan.
ResponderEliminarNo es que yo crea que me van a necesitar siempre, ni muchísimo menos; pero me da muchísima pena que no puedan encontrarme si una vez me buscan. Es casi (y no sé cómo sonará esto, pero a estas alturas...) una tristeza por no poder repetirles siempre, cuando ya sean mayores, tengan sus hijos, envejezcan, vivan su vida, etc., que les quiero.
Un beso.
Yo he soñado muchas veces que mis hijos morían, y me he despertado en medio de la madrugada llorando con lágrimas secas, inexistentes en este otro lado. Pero inmediatamente esos sueños se convertían en un recordatorio feliz: no eran ciertos.
ResponderEliminarHola, Jesús.
ResponderEliminarYa, eso es lo lógico, supongo.
Lo desconcertante y, en cierto modo, más angustiante en este caso fue que la reacción una vez despierto fue mucho peor; que fue entonces cuando sufrí toda la tristeza causada por el sueño. No se fue al despertarme.
Buenos días, everybody.
¿Angustiante? Yo sí que soy angustiante...
ResponderEliminarA mí también me parece angustioso. De todas formas tiene algo de irreal, yo creo que es del todo imposible que el tiempo borre el recuerdo de las personas queridas. De hecho, creo que sucede al contrario, el tiempo te hace valorar o ser más consciente de momentos compartidos con esa persona que en su tiempo pasaron desapercibidos y que con el tiempo se han convertido en valiosos recuerdos que inspiran bienestar y sonrisas.
ResponderEliminarPara mí es mucho más fácil de llevar el supuesto de que yo me muero y se quedan sin mí, que el supuesto contrario. Estoy convencida de que si los llenamos de amor durante el tiempo que estemos aquí, el amor hacia y desde otras personas seguirá muy presente en sus vidas. No nos necesitarán para eso. Nos echarán de menos, claro. Pero echar de menos, también puede llegar a ser un sentimiento dulce.
Beso gordo.
angustiante.
ResponderEliminar1. adj. angustioso (‖ que causa angustia). Una sensación angustiante.
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La diferencia semántica que yo imagino es que angustioso se refiere a una situación objetivada, pareciendo haber una voluntad de separarse mentalmente de la experiencia, calificándola. Y angustiante expresa una situación que está afectando al sujeto, en la que el tono emocional de la experiencia parece seguir reverberando.
Solo son sueños, Portorosa, nuestros hijos también los tienen.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues espero que no los dejen así, José Luis...
ResponderEliminarGracias, T. Me reafirmo, entonces, en lo de que soy angustiante :)
Lo que es angustiante es la situación! Si no te sacas del medio, Porto, la situación seguirá siendo la misma.
EliminarY perdóname, en serio. Siento que me paso, y a la vez que no puedo dejar pasar la oportunidad. Lo siento de verdad!
Abrazo.
No lo sientas en absoluto, T.
EliminarGracias.
A ver si me lo dices en la cara. Te llamo...
Me gusta mucho tu comentario, María, porque esa sensación es la que yo tengo con respecto a los seres queridos que se han muerto. Ese echar de menos casi con alegría, recordando todo lo bueno.
ResponderEliminarEn el caso de un hijo, bueno, supongo que eso resulta imposible de ver desde ese punto. A mí, en mi experiencia personal (no fue un hijo, fue una sobrina), me resulta imposible.
Esperemos.
ResponderEliminarUn abrazo
Ay, no había visto tu comentario, María.
ResponderEliminarYo también espero que esa sea la sensación que les quede, que yo les deje: que siempre se sientan queridos, como si yo estuviera.
Ahora bien, me resulta dificilísimo consolarme con esa idea. Aunque la valoro, sí.
Gracias.
En el caso de un hijo (y qué miedo estar hablando de esto), seguro que es imposible. Supongo que es antinatural, radicalmente.
Yo solo he conocido bien a una persona que hubiera perdido un hijo (con unos 18 años), y por supuesto decía que no se podía olvidar ni un minuto; que su vida ya estaba totalmente empañada por eso; totalmente.
En fin.
Un sueño. Triste, pero un sueño.
Yo creo, y así se lo intento transmitir a mis hijos (y a quien quiera oirlo) que una persona nunca muere del todo; y no me refiero, con todos los respetos, a la interpretación católica de la muerte. Hago una mezcla entre la muerte de Mufasa (el padre de Simba, el Rey León) q nos vigila desde las estrellas, y la realidad que q alguien nunca se muere del todo, mientras quede una persona que lo recuerda y quiere...
ResponderEliminarAy, POrto! Sueña otra cosa y cuéntanoslo...
Bicos dende Lugo