Táboa Redonda: Doc
Publicado en el suplemento Táboa Redonda del 29.01.2017 |
- ¿Y a usted, si le concediesen todo cuanto deseara, qué le gustaría hacer en sus vacaciones? - ¿A mí? Estar sentado en una silla.
Publicado en el suplemento Táboa Redonda del 29.01.2017 |
Escrito por Portarosa , 20:42 5 comentarios
- Táboa Redonda, Venturas y desventuras del señor de Portorosa
No sé por qué, después de haber contado aquí cosas tan importantes, tan íntimas que me exponía casi del todo ante cualquiera, esto me da cierto pudor. Pero creo que es una tontería: sin duda es algo que compartir aquí, como he compartido tantos y tantos momentos señalados.
Hace unos ocho años -no estoy seguro y no tengo aquí los papeles- decidí hacer un doctorado. Y comencé. Los cursos de doctorado me llevaron los dos primeros años, y luego dediqué otro al trabajo que completa esa fase, y que te faculta para comenzar una tesis. Tras eso, paré dos años por completo y, después, al fin me puse con ella. Entre unas cosas y otras, y en gran parte por culpa de infinidad de exasperantes complicaciones burocráticas, he tardado estos últimos tres años en acabarla.
Y el pasado miércoles, día 18, la defendí. Y terminé. Y soy doctor.
Y no se imaginan lo contento que estoy. Y mucho menos pueden imaginar lo liberado, lo aliviado, lo relajado que me siento. Como nunca en mi vida académica, y como pocas veces me he sentido, fuese por lo que fuese.
Hubo varias razones por las que quise hacer un doctorado: llegar a saber de un tema que me gustaba y me interesaba (y la posibilidad de leer sobre él según me apeteciera iba -lo sabía- a acabar en nada); sacarme la espina de la titulación universitaria hecha y derecha (límites que tiene uno); sentirme intelectualmente activo, aprovechado y realizado (sí, así como suena), y, por último, tratar de abrir alguna puerta, si no a otro trabajo, sí a ocupaciones complementarias que supusiesen un aliciente. De todas ellas, las tres primeras se han cumplido ya. La cuarta, tendré que explorarla a partir de ahora.
Pero el coste ha sido tremendo. Me ha costado mucho, ha supuesto muchísimo esfuerzo; más del que imaginaba.
No dudo de lo cansado que debe de ser hacer una tesis dedicándose a ella en exclusiva; lo asfixiante que será. Pero, la verdad, hacerla a base de ratos libres es agotador, agotador. Fines de semana sin niños, mañanas de vacaciones antes de que se levantasen los demás, meses de verano sin ellos, madrugadas antes de ir a trabajar, festivos: siempre había que estudiar. Siempre. Y, aunque no lo hiciera, la carga de saber que debía hacerlo era constante. He pasado ocho años pensando que tenía algo pendiente. Por eso la losa que he soltado es tan apabullante.
Académicamente, siempre me ha ido bien. Los resultados siempre han sido buenos y, sobre todo, lo han sido en relación con el esfuerzo, que nunca ha sido mucho. Pero por primera vez en mi vida estoy orgulloso de mi trabajo. Por primera vez la nota era lo de menos, porque esto ha supuesto un ejercicio de voluntad, de tesón, terrible, y ese ha sido el verdadero logro.
Y estoy muy orgulloso, mucho, de mí mismo.
Soy doctor. ¡Doctor, joder! Y ahora, aun encima, puedo hacer lo que me dé la gana. ¡Y tengo tantas alternativas a mi alrededor! Incluida la de cerrar este ordenador y quedarme todo el día mirando para la pared de enfrente; y sin remordimientos, tranquilo.
Aunque me da que no va a ser eso lo que elija...
Escrito por Portarosa , 10:54 13 comentarios
Escrito por Portarosa , 12:10 1 comentarios
- Cine, Hijos, Táboa Redonda, Un viaje sentimental, Venturas y desventuras del señor de Portorosa
Feliz noche de Reyes, la noche, todavía (y que así siga), más mágica e ilusionante del año.
Escrito por Portarosa , 2:04 1 comentarios