A medida que pasan los años, la vida se acelera y el paso del tiempo adquiere tal velocidad que da la impresión de que supera tu capacidad para capturar los momentos que estás viviendo. Llega un momento en el que debes pararte.
Marina Geli, Endreçar l'ànima
No es la primera vez que se dice algo así, aquí; y en blogs como el de
Jesús es un pensamiento recurrente, maravillosamente explicado.
A veces uno debe detenerse unos minutos, unos minutos al día, en ocasiones incluso físicamente: dejas de caminar, o te echas a un lado en la carretera, y miras, y piensas y tratas de situarte. No hace falta estar mal, no siempre se trata de tomar aire, sino de desconectar el piloto automático.
Otras, el mayor lujo sería hacer un alto, apartarse durante un tiempo mayor. No para prepararse para la conquista de grandes objetivos, sino hasta estar seguros de que no se nos está olvidando nada, que no estamos dando demasiadas cosas por sentadas.