Táboa Redonda: Remordimiento
Publicado en el suplemento Táboa Redonda del domingo 2 de abril de 2017 |
Remordimiento
"El
sábado de noche, mientras los demás bailaban, un amigo me decía algo tan
simple, sabido y sin embargo obviado como que de aquí solo nos llevaremos el
amor. El amor recibido y el dado. Lo que nos quieren, que nos sostiene día a
día, año tras año, y lo que nosotros queremos, que es lo más parecido que
tenemos a una ilusión, a un motivo.
Y
tal vez por eso pocas cosas se convierten en un lastre tan pesado como no haber
querido cuando debíamos. A veces cometemos graves errores que nos persiguen
toda la vida. Errores que hasta el final -al final más que nunca- lamentaremos
no poder corregir. Decisiones cortas de miras que con el tiempo se mostrarán en
toda su ruindad. En cambio, otras –la mayoría-, el daño nace de algo tan sutil como dejarse
llevar. Dejarse llevar por la inercia, la corriente, la comodidad o la
estupidez, sin pensar ni volver a mirar atrás. A veces es una traición; muchas,
desagradecimiento u olvido.
Me
obsesiona el abandono a nuestros mayores. Que vivieron en casas que eran
nuestras pero que pasaron a no significar nada para nosotros; lugares que han
seguido en su sitio todo el tiempo y continúan siendo los mismos donde
estuvimos, aunque nosotros no nos hayamos acordado más de ellos. Personas para
las que fuimos un motivo de alegría, que preguntaron por nosotros y nos
esperaron, aunque nunca aparecimos, no tuvimos tiempo para ellas porque estábamos
ocupados. Teníamos prisa, creíamos que nuestra vida sería excepcional, y mientras
nos apartábamos nos preguntábamos cómo era posible que en las suyas –que nos
parecían tristes y anodinas- no pasase nada excepto los años. Y los dejamos
atrás, solos.
Y
me obsesiona haberle fallado a quien me quiso. El sentimiento de culpa tiene
algo que ver con la rabia que nos inunda cuando vemos que unos niños no dejan jugar
con ellos a nuestro hijo pequeño. Solo que en esta ocasión no podemos
aliviarlo, porque somos esos niños, porque fuimos los malos.
Será
el amor, lo que nos llevaremos de aquí. El recibido y el dado. Y pocas cosas nos
pesarán más que no haber querido a quien se lo merecía."
* * *
Eso siempre ocurre.
ResponderEliminarBesos.
Me ha encantado este articulo y m he visto reflejada porque he querido mucho a personas que me han traicionado sin remordimiento porque no querían de verdad pero creo que el tiempo pone todo en su sitio y cada uno acaba recibiendo lo que da.Yo m siento feliz por haber dado aunque me hayan ignorado
ResponderEliminarCreo que sería bonito un artículo sobre las apariencias.Las apariencias engañan
ResponderEliminarPor otro lado saber la opinión de un traidor de los que hablas en el artículo puede darte otra visión que a lo mejor no habías pensado para escribir su punto de vista.Sería un interesante artículo
EliminarNo te creas la palabreria.Siempre hay varias versiones pero la única verdad es la que cada uno sabe
EliminarGraci, supongo que estas opiniones tienen que ver con un asunto personal del que nada sé.
EliminarPero, precisamente por eso, he preferido quitar (como he hecho siempre aquí, desde hace doce años) los comentarios que responden a cuestiones privadas o son alusiones meramente personales. Perdona :)
No problem Fernando.Por supuesto,nada sabes pero tu artículo me ha tocado profundamentw el corazón de ahí tantos comentarios.Perdona tú por invadirte tu Blog con mi historia;)
EliminarBesos.
EliminarNo sé elige a quien queremos, por no elegir ni siquiera elegimos a nuestros padres o a nuestros hijos.
ResponderEliminarCierto, no se elige a quien queremos pero si queremos a alguien no esperamos traición o dolor y si en algún momento eso pasa por determinadas circunstancias esperamos que la otra persona mitigue el dolor y pida perdón.Es la esencia de la vida amar y perdonar.
EliminarMe ha parecido el artículo más acertado de los que he leído últimamente.Gracias por escribirlo:)
EliminarMe alegro. Gracias a ti.
EliminarEfectivamente, no se elige a quien querer pero sí que hay que saber ser agradecido con los que te quieren o te quisieron alguna vez.Y si hay alguien que no te quiere debe decírtelo para que tú actues en consecuencia y puedas proteger tu corazón.De todas formas el desagradecimiento,el egoísmo y la hipocresía están de actualidad desgraciadamente.Los que piensan en querer o respetar a los que los quisieron alguna vez están en vías de extinción.
ResponderEliminar¿Y conseguiste lo que
ResponderEliminarquerías de esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado,
sentirme amado en la tierra.
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Este poema se titula "Último fragmento" y es de Raymond Carver, uno de mis escritores norteamericanos favoritos. Lo leí por primera vez hace mil años, en su libro "Un sendero nuevo a la cascada". Cuando lo escribió ya sabía que se estaba muriendo de cáncer. Me acompañará hasta el último día de mi vida, junto a algunas otras pocas cosas.
Un abrazo.
Qué bonito, Jesús.
ResponderEliminarAmor, todos tenemos como mínimo uno, -igual que el órgano cardíaco: corazón- que siempre nos acompaña durante nuestra vida y cuando deja de latir: fallece el individuo… y ese amor se diluye, muere con él, se traslada al mundo de las sombras personales o inexistes que deja la muerte del amor que trae al olvido.
ResponderEliminarEn el caso de amor con unión jurídica y eclesial, en la separación, divorcio, ruptura, puede traer consecuencias funestas personales, que se magnifican si hay descendencia.
Provoca también múltiples desazones o desdichas, incluso llegar al maltrato o muerte cuando no es correspondido, se olvida, o es infiel.
Es muy triste la existencia de divorciados o separados, con descendencia o sin ella, ancianos, viejos y solos, olvidados de esos hijos o pareja que un día lejano les acompañó…
Un ateo para el amor está “casi” totalmente protegido del daño que provoca cuando es imperfecto, dañino o enfermizo, Infiel.
En el entorno familiar puede ser materno, paterno, fraterno, estos no suelen provocar, casi nunca, sinsabores personales, que pueden provocar los de unión de pareja.
Pues yo creo que la vida es arriesgar y el que quiere de verdad nunca pierde porque aunque le destrocen el corazón le quedará la satisfacción de haber hecho lo correcto, sin embargo el que nunca quiso porque no supo o no quiso querer tendrá lo que da nombre al artículo y la verdad es que al final de su vida sólo inspirará lastima.Yo prefiero arriesgar y por supuesto querer a los que me quieren o me quisieron alguna vez aunque ellos no lo hagan.Jamás querría ser así
ResponderEliminarLeo este artículo por casualidad y me parece de lo más acertado y me siento identificado, siento remordimiento por haber hecho daño a una persona que me quiso, se merecía amor y recibió traición pero no fuí ni soy capaz de pedirle perdón...me he identificado mucho con este artículo, si algún día soy capaz podré morir tranquilo.Gracias por describir todo tan bien.
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